Capítulo 7

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Chiaro. Per me non c'è nessun problema. –respondió él y luego sonrió.

— Gracias, Hansolie. –dijo Mina y luego me miró.

— Un idioma que se entienda, por favor. –dije y los dos rieron.

— Que sí, que no hay problema. –dijo mi amiga.

Miré a Hansol.

— ¿Seguro que no tienes cosas que hacer y te estoy quitando tiempo solo por mi capricho? Porque puedo esperar a que Mina tenga tiempo, no hay prisa, de verdad.

— No. –me respondió– Por mí está bien, a menos de que no quieras ir conmigo. –rió.

— No, digo, sí. –sacudí la cabeza– Quiero decir, gracias por llevarme.

— A Hansol le gusta ese lugar, seguro que está más que encantado. El te puede dar un tour. –bromeó Mina.

— Y para mí sería todo un placer. –se rió él interpelado y mostró todas las perlas blancas que formaban su sonrisa, en la que por un lacónico segundo, me perdí.

— Gracias. –musité y me giré de nuevo a mirar la televisión.

Me había asustado un poco un inusual hecho, desvié completamente mi atención de mi mejor amiga y su novio a propósito, debido al pensamiento que la reacción había producido y me puse a pensar en eso.

¿Por qué encontraba a Hansol tan atractivo? Sí lo era, pero lo que realmente me preguntaba era, ¿Por qué todo él causa una sensación extraña en mí?

Miré de reojo a la feliz pareja a mis espaldas, y pude ver la sonrisa de Hansol volar hacia Mina.

Entonces llegué a una conclusión fácil. Estaba deslumbrado por él. Por supuesto, era el joven más apuesto con el que me había topado en toda mi vida. Me reí discretamente, que suerte la de Mina.

— ¿Te quedas a cenar? –preguntó ella, luego de un rato– ¿Sabes? Con Kwannie se me ocurrió una idea hoy, ¿Por qué no salimos un día los cuatro? Nosotros tres y Joshua. –explicó ella sin esperar la respuesta de su novio a la primera pregunta.

— No, cielo, no puedo quedarme. Hoy hay cena familiar. –terció el gesto– Y lo de la salida los cuatro suena estupendo, le comentaré a Joshua hoy.

¿Debería preocuparme? Sabía que Mina ocultaba muy adentro de ella emparejarme con alguien, pero al pensar el hecho... ¿Qué tan malo podría ser si se trataba del hermano de Hansol? Seguro también era apuesto.

— Hasta mañana, vendré a desearte buena suerte antes de que te vayas –dijo Hansol .a su novia y luego besó su frente.

— Gracias, amor.

— Seungkwan, mañana tenemos muchas cosas que hacer, espero no te canses. –sonrió.

De pronto sentí una emoción que no pude explicar, un ligero entusiasmo allí, cerca de donde se encontraba la fierecilla enjaulada.

— Hasta mañana. –musité y le devolví la sonrisa.

Mina y Hansol salieron hasta la puerta donde tardaron más de cinco minutos en despedirse, traté de no pensar en ello porque a fin de cuentas, su manera de decirse adiós era algo que a mí no me incumbía.

Luego de que oí la puerta cerrarse, Mina se sentó a mi lado en el sofá y luego suspiró.

— ¿No es perfecto?

— ¿Qué cosa? –inquirí, confundido.

— Mi novio. –musitó, con aire de orgullo.

Yo reí, pero no dije nada. Aún cuando Mina me o había preguntado no podía decirle lo que pensaba.

Si, sí era perfecto, pero por alguna extraña razón, mi boca no podía soltar esas palabras frente a mi amiga.

— ¿A qué hora te irás mañana? –pregunté.

— A las seis.

— ¿De la tarde?

— De la mañana.

Abrí los ojos como platos y la miré. — ¿Seis de la mañana? ¿Y, a qué hora vendrás?

— No lo sé. –musitó y luego torció el gesto– La Isla de Torcello está un poco lejos, quizá venga como a las cinco de la tarde.

— Pero si solo te harán una entrevista, ¿Por qué tardarás tanto?

— Porque si me aceptan, me quedaré para que me capaciten o algo así. –se encogió de hombros.

— Voy a extrañarte. –hice un puchero.

Ella rió.

— Me extrañarás más si consigo el trabajo, porque saldré desde las ocho de la noche. –volvió a reir y esta vez yo no me uní a su risa.

— Mina, estoy cansado, me acostaré ya. –dije.

— ¿Tan pronto? Pero si son las ocho de la noche.

— Ocho cuarenta. –corregí– Y sí, estoy cansado y quiero dormir.

Bueno, de lo que había dicho, solo la primera parte era cierta porque tenía demasiado miedo de volvera soñar la misma pesadilla de la noche anterior.

— Está bien. Buenas noches.

— Buenas noches. –me levanté del sofá y caminé hasta mi habitación.

— ¡Ah! Mañana te tienes que despertar temprano. –le avisó– Hansol vendrá antes de que yo me vaya y luego te llevará al Puente de los Suspiros.

Me detuve antes de entrar a la habitación.

— Genial. –mascullé y sonreí.

Me introduje a la habitación y me arropé para dormir, luego me acosté en la suave cama y me cubrí con las sábanas.

Me quedé mirando el techo en total oscuridad, y alcanzaba a percibir el sonido de la televisión proveniente de la sala.

Sentía el entusiasmo crecer con cada minuto que pasaba. Mañana iría al famoso Puente de los Suspiros, un lugar que he querido visitar desde que Mina se vino a vivir aquí; pero había otra razón para alimentar ese entusiasmo, y era que pasaría un buen rato con Hansol.

Pero aún no sabía porque esa idea me entusiasmaba tanto.

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