— ¿Quién es Joshua? –inquirí, medio confundido.— Su hermano.
De pronto recordé la conversación que ella había tenido con Hansol anoche, que había mencionado a un Joshua como su hermano.
— Oh. –musité– Me encantaría. –sonreí amable.
— ¡Le diré a Hansol para que organicemos todo! –me abrazó de nuevo, dando brinquitos como una niña pequeña.
Así es Mina, dulce, tierna, cariñosa, frágil y entusiasta.
— Oye. –musité, cambiando repentinamente el tema– Quiero ir al tan famoso puente de los suspiros, quizá pueda tomar algunas fotografias.
— Il ponte dei Sospiri. ¿Y para qué quieres ir allí? No es es la gran cosa. –dijo– Más bien deberías ir a la plaza de San Marcos, muchos toman sus fotografías allí.
— Lo sé, pero no quiero algo común. Ya me conoces. –me encogí de hombros.
— Bueno, también podrías ir al Palazzo Ducale, le podrías tomar bellas fotos.
— ¿Al qué? Mina, ¿Te molestaría hablarme en un idioma que entienda?
Ella rió.
— Al Palacio del Duque.
— Gracias. ¿Me llevarás al Puente de los Suspiros?
Puso los ojos en blanco ante mi insistencia.
— Está bien, te llevaré mañana.
— Gracias Mina, eres la mejor. –y fui yo quien empezó el abrazo ahora.
Seguimos caminando por las calles de Venecia, mirando casi todas las tiendas de ropa que allí había.
Comimos en un pequeño restaurante y luego llegamos cansadísimos al departamento.
🥀
Eran las siete de la tarde con treinta minutos cuando llamaron a la puerta.
— ¡Es Hansol! –anunció jovialmente Mina y se levantó como rayo dando grandes zancadas hacia la puerta.
Dirigí mi vista hasta allá, desviándola del televisor, anhelando de ver el rostro perfecto.
— ¡Amor! –Mina se lanzó a sus brazos en cuanto la figura de su novio fue palpable, y él la recibió calidamente.
La fierecilla se removió incómoda.
— Ven, pasa.
Desvié mi mirada de nuevo al televisor queriendo aparentar que no la había despegado de allí.
— Seungkwan, hola. –mi nombre en su voz era tan melodioso y diferente al resto de las voces que habían puesto en su sonido mi nombre; lo hacía parecer bello, único.
Me giré para mirarlo.
— Hola, Hansol. –le sonreí.
¿Cómo va tu primer día en Venecia? –preguntó.
— Cansado. –reí al recordar que había usado el mismo adjetivo cuando él me había preguntado acerca del vuelo. Creo que él también se acordó, porque rió de la misma manera que yo.
— Ojalá los demás no sean siempre así. –comentó y sonrió, luego miró a Mina para entablar una conversación con ella.
Entonces yo me giré de nuevo, pero a decir verdad, estaba más pendiente de su conversación que del programa italiano que se proyectaba en la televisión.
— ¿Estás nerviosa, cielo? –le preguntó a Mina.
— ¿Sobre qué? –inquirió ella, confundida.
— Sobre tu entrevista de trabajo, mañana.
— ¿Mañana es siete? –la voz de Mina sonó alarmada– ¡Dios, lo olvidé!
Entonces me giré de nuevo para mirar.
— ¿Tienes una entrevista de trabajo? –pregunté, realmente emocionado.
— Sí y... ¡oh! –se quedó en silencio durante unos segundos– ¡Lo siento! ¡Lo siento, lo siento lo siento! –se acercó a mi– Es que no recordaba lo de la entrevista, perdóname.
Tardé unos segundos en comprender porque me pedía disculpas.
— Oh, Mina, no. No te preocupes. –le sonreí– Iremos otro día a visitar el puente.
— ¿No estas enojado?
— ¿Yo? para nada, al contrario. ¿De qué es el trabajo que solicitas?
— Enfermería en el hospital de la isla de Torcello. ¡Tengo una idea! –dijo de pronto, como si la primera parte no importara demasiado, se giró a mirar a su novio.
— Amor, ¿Podrías tú llevar a Seungkwan a Il Ponte dei Sospiri?
Los ojos se me abrieron de par en par ante la sorpresa y luego miré el rostro de Hansol, tan bello como el de un ángel.
Él también me miraba.
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^___^ ## ★ MANUAL OF THE FORBiDDEN
Romance𖦹 ボイス ˃⤙˂ ₎ა すべては美しい él, algo parecido alpríncipe azul de los cuentos de hadas. ella, la mejor amiga con la que deseaba toparme desde los seis años, única e incondicional. decían que era la chica perfecta para él. yo, situado justo en el medio...