Secretario ♠MikaYuuMika♥[Concluida]

Capítulo 8 ♦ Ya es hora

Es un lindo atardecer. Que hermosos colores hay en el cielo.

Pobre Shiho. Te había dado una nota para que dejaras a Yuu-Chan en paz, pero no lo hiciste. Te dí otra nota diciéndote que había un chico castaño de ojos oliva (aunque me duela decirlo, es más lindo que Yuu-Chan) que estaba interesado en ti.
Ahora el pobre me está viendo con el cuchillo en manos y tú cadáver frente a mi. Gracias por no venir hoy a la escuela, Shinoa. Me dejaste hacer el trabajo sucio.

—Mikaela-San... —dijo con su vocesita rota y con lágrimas cayendo de sus ojos —. Máteme a mi también —¿Enserio? Que gran oferta —. Kimizuki-Kun me hizo mucho daño. Me hablaba cada vez de ese idiota de nombre Yuichirou: Yuu esto, Yuu lo otro, Yuu es demasiado lindo, ¿Crees que debería ponerle un honorífico a su apodo? No lo sé, ¿qué tal-? —imitó una voz tierna de estúpido pelirosa.

—No hables así de Yuu-Chan —estoy comenzando a enojarme más, Saotome.

—¡Justo ese estúpido apodo me dijo! ¡A Kimizuki-Kun no le queda bien decir ese maldito nombre! -jaló sus cabellos - ¡Apuñalame de una vez! —gritó mirándome con enojo. Caminé hacia él, pasando por encima del cuerpo, y al llegar lo miré.

—Dime en donde quieres la apuñalada, ¿qué tal si te apuñaló en algún vaso sanguíneo y te mueres antes de que te despidas de él? —como siempre, le advertí serio. El tomó mi mano con el cuchillo y la acercó a su estómago.

—Aquí —sonreía como un loco, vaya, si Shiho me hubiera hecho caso ahora estaría vivo y sería mi aliado. Pero prefirió la muerte —. Apuñale me cerca de él —miró el cadáver por mis hombros —. Cómo hubiera deseado que hiciera suyo en su cama.

—Me están dando ganas de no matarte, ¿sabes? Piensas como yo, pero lo más triste es que yo ya lo maté.

—Si yo le hubiese hecho lo mismo a Yuichirou, he hubiera matado para que se fueran juntos ustedes dos.

—Hagamos esto de una vez para que dejes de sufrir —soltó mi mano, me di media vuelta y caminamos hasta el cadáver. Pase por encima de este y el castaño quedó frente a él —. Ya es hora, Saotome —asintió. Con una de mis manos lo tomé del hombro, impulsé mi otro brazo, con el que lo apuñalaría, luego le enterré y saqué el filo del cuchillo, ayude a colocarlo encima de Shiho.

—G-Gracias... —me miró —. Ahora sí... Kimizuki-Kun... Nos iremos juntos al infierno... —besó al cadáver, al separarse, lo abrazó y recostó su cabeza en el pecho del pelirosa, sus ojos estaban cerrados y había una sonrisa en su rostro. Escuché un débil suspiro de su parte.

—Saotome —lo llame, pero no me contestó, me agaché, deje el cuchillo en el suelo y me quite el guante derecho; acerqué tres dedos a las fosas nasales del castaño, no sentí nada. Los acerque a su yugular y no había signos vitales —. ¿Enserio? —reí —. ¿Tú último suspiro fue cuando lo besaste? Vaya, eres demasiado débil.

Volví a colocarme el guante, divisé un pedazo de papel doblado a la mitad en su uniforme, lo tomé, lo desdoblé y leí.

"LO HICE POR AMOR... YO AMO A KIMIZUKI-KUN... Y JUNTOS NOS IREMOS AL INFIERNO...

SAOTOME YOICHI "

Hora de incriminar a un muerto. Dejé el papel aún lado mio.

Tomé el cuchillo y una mano de Saotome, le coloqué el cuchillo en la palma de su mano y la cerré, tomé un poco de la sangre de la apuñalada que le hice y manche un poquito aquel trozo de papel.

Después de haber mejorado la escena de crimen, evité ensuciarme los zapatos con la sangre de Saotome.

Caminé hasta el arbusto donde está mi bolso escondido, me quité los guantes y los guardé en mi bolso.
Saqué mi poleron gris, me lo coloqué y abotone para que no se viera la sangre que me tiraron ambos encima de mi camisa blanca.