|| Cuando el Peligro está en Casa "II°T" || 《 Fairy_Tail [Fanfic] 》

Capitulo X

Semanas después el trabajo de ser un "Padre responsable" se me hizo menos difícil, pues empezaba a entender el por qué Catalina lloraba de la nada.

- Tu madre no llegará hasta la tarde, por eso yo te bañare y luego te daré tu biberón.

Aliste la toalla y medí la temperatura del agua, estaba muy caliente por lo que la "Equilibre" hasta que quede apta para la niña.

- Bien, ya está lista - Me acerqué a Catalina y comencé a quitar su vestido pequeño.

Bañarla era una de las cosas que más me costaba, no porque Catalina le tema al agua, sino porque tenía miedo de ahogarla.

Le eché el champú de siempre y con cuidado limpie su cuellito y sus manitos, la enjuague con delicadeza y me asegure que no quede rastro de espuma en su cuerpito.

La saqué y envolví en la toalla, ahí fui secando su carita y cabellito.

- ¡Venga, debes quitarte eso! - Me molesté con ella ya que no quería soltar la vendita toalla - ¡Debes cambiarte, joder!

Catalina siempre me daba batalla, quería hacer las cosas a su manera y estaba muy mimada, bueno, eso es mi culpa.

Luego de minutos de batalla la empecé a vestir y fui a traer el biberón que Lucy preparó antes de irse, por suerte no se había enfriado.

- Vamos, acepta el biberón o te quedarás sin comer - Ella apartaba la carita - ¡Hija de tu grandísima madre, qué cojones quieres entonces!

Ella se metió el puñito a la boca, yo terminaría por enloquecer como siga estando con ella, y es que Catalina me rompía las pocas neuronas que me quedaban.

- ¿Tan mala es?

Supongo que si, pues Catalina prefería mil veces chuparse la manita a tomar la leche de su biberón.

Para salir de dudas deje caer algunas gotas del biberón sobre mi boca y analicé el sabor de estas.

¡Dios santo! ¡Qué sabor!

- ¿Natsu? - Me giré y ahí estaba Lucy mirándome incrédula - ¡Idiota no te tomes la leche de mi hija! - Me quitó el biberón de la boca y me golpeó en la cabeza con su bolso.

- ¡Ay!

- ¡Qué crees que estás haciendo! - Levantó a Catalina - ¡La niña aquí con hambre y tú quitandole su biberón!

- ¡Es que ella lo rechaza! - Me defendí.

Ella me dio la espalda y comenzó a alimentar a Catalina personalmente.

Yo esperé de brazos cruzados y con una mueca de enfado.

- ¿No se supone que estabas trabajando? - Pregunté cuando Catalina ya no quiso más pecho - ¿Lucy?

- Zeref me dijo que no abrirían hoy, que tengo el día libre y por eso me devolví.

- Ya la bañé.

- Lo noté, no la secaste bien. 

- Por lo menos me esforcé.

- Además es muy temprano para bañarla, va a enfermarse - Me miró regañadora - ¿Qué no tienes cerebro?

- Por lo menos lo hice.

- Necesito que compres un andador.

- ¿Qué es eso?

- Pues algo que ayudará a la niña para que pueda moverse libremente cuando empiece a caminar - Yo seguía sin comprender -  está a cuatro meses de cumplir un año, en unos meses más ya podrá pararse y querrá caminar de un lado a otro.

- ¿Por qué la prisa entonces?

- ¡Solo quería que lo supieras!

- Que bueno, ahora que estás aquí podrás cuidarla y yo podré ir a mi entrenamiento - cambié de tema al propósito - Hace meses que no voy, espero que no me hayan sacado del equipo.

- De hecho quiero que salgamos - Dijo Lucy seria - A Catalina le hará bien pasar tiempo con sus padres.

- Pero yo quiero ir a entrenar - Ella dejó a Catalina en la cama.

- Entonces, ve - Se enojó - Andate, pero luego no me digas que debo quedarme en la mansión contigo ya que la niña nos necesita juntos.

- Okey, no te enojes.

- Mejor le pido a Larcade que nos acompañe - Sacó su móvil, pero de inmediato se lo arrebate.

- ¿Vamos a la playa?

- Bien, me gusta la idea - Sonrió conforme - Deja que aliste todo.

- Antes - La tomé desprevenidamente de la cintura - ¿Te parece si jugamos un poco?

- ¿Qué te hace creer que voy a decir que si? - Sonrió.

-  Bueno, tú y yo sabemos muy bien que tenemos necesidades - Besé su cuello - Y ha pasado mucho desde la última vez que pudimos estar juntos...

- Lo que me hiciste esa "Ultima vez" puede considerarse una violación - Me separó - Y me extraña que ahora me pidas permiso cuando bien puedes tirarme a la cama y bajarme las bragas como hiciste aquella vez.

- Bueno, es que en esa vez yo no había tenido sexo por un mes.

- ¿Y ahora lo has tenido?

- No, con la niña ocupando todo mi tiempo me es imposible salir con una chica - acerqué su boca a la mía - Y es justamente por esa chiquita que quiero hacertelo con tu consentimiento.

- ¿Eh?

- Tú no eres cualquier mujer, yo no quiero sexo contigo desde que vivimos juntos, yo quiero hacerte el amor...

- ¿El amor? - Dijo ingenua - El amor lo harías con tu ex, porque es a ella a quién amas.

- Yo solo sé que amo a una sola mujer, y se llama Catalina - Una sonrisa divertida se formó en sus labios - Mi princesa - La levanté sosteniendo su trasero - Mi chiquita linda, mi tesoro...

- Me gusta que hables así de nuestra hija...

- Me gustas Lucy, y no sé si realmente esa es la palabra que define lo que siento por ti, porque se queda muy corta.

- ¿Entonces que crees sentir por mi?

- Diría amor, pero yo no conozco otro amor que no sea el paternal...

- ¿Y por qué asegurabas amar a Lisanna?

- Por qué creí que lo hacía hasta que empezamos a convivir. Y lo que siento por ti es mucho más grande que lo que siento por ella.  A ti no solo quiero verte bajo mi cuerpo, quiero verte reír, quiero hacerte feliz, y no te quiero compartir con nadie que no sea mi hija.

- ¿Seguro?

- Yo me quiero casar contigo - Ella suavizó su mirada - Quiero hacerlo porque quiero verte despertar abrazada a mi todas las mañanas...

- ¿Por qué me rechazabas antes?

- Lucy, tenías quince años y yo era un idiota - Reí - Pero debo admitir que mis celos empezaron desde más antes que vinieras a vivir conmigo.

- ¿Desde que le diste aquel pelotazo a Larcade?

- Si, puede ser...

- Te aceptaría porque has demostrado que amas a Catalina, y por todo esto que me dices ahora. Pero... - Yo la bajé, ¿Pero qué? - Yo me di una oportunidad con Larcade hace unos días...

- ¡¿Que qué mierda hiciste?!

- Y no pienso fallarle porque él no se lo merece...

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Continuará***