Capítulo13

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Por la boca mueren nuestras almas.


 -¿Cómo te ha ido en el trabajo? -le pregunto a mi padre antes de darle un sorbo al zumo de naranja.

Estamos terminando de almorzar, hoy mi padre tiene unas horas libres y quería que comiéramos los cuatro juntos.

 -Pues, aparte de ponerle puntos a una persona por un corte que se había hecho con el cuchillo, recetarle a una mujer un medicamento para la jaqueca y pincharle a una anciana una vacuna, poco más.

 -¿Eso es lo más interesante que has hecho hoy? -dice mi hermana.

Mi padre mira hacia arriba pensando la respuesta.

 -Sí, eso es lo más interesante que he hecho -responde al final sacándonos una carcajada.

 -Bueno, no hablemos de trabajo -interviene mi madre dejando sobre la mesa la tablet-. Mirad quién quiere saludarnos.

Mi hermana y yo intercambiamos una sonrisa y corremos a ponernos a su lado. En la pantalla aparece un chico rubio vestido con un jersey con la bandera de Canadá. Al fondo se ve una casa acogedora, con chimenea y restos de adornos navideños que aún estará guardando para el próximo año. Mi hermano mayor, Alberto, nos saluda al vernos, agitando las manos. Hacía tiempo que no le veíamos, así que siento una alegría inmensa.

 -¿Cómo estáis familia?

 -¡Alberto! -grita Penélope al verlo, claramente emocionada.

Ambos compartieron muchos momentos durante su niñez debido a la poca edad que se llevaban, ella es la que más le echa de menos.

 -¡Te echamos de menos! -le digo pasando un brazo por los hombros de mi hermana.

Por el rabillo del ojo miro a mi madre, que se tapa la boca con una mano, seguro para que no la vea emocionarse.

 -¡Ey, renacuaja! ¿Cómo está la ricitos de la casa?

 -¡No me llames así, idiota! Yo estoy muy bien, ¿y tú?

 -Pasando mucho frío, la verdad. Aquí las temperaturas bajan de una manera tremenda.

 -Abrígate mucho, hijo -dice mi madre al momento-, no vayas a coger una pulmonía.

 -Tranqui, que las cuatro capas de ropa no se me olvidan nunca.

Todos reímos con su comentario y pasa a hablar con papá. Entonces noto mi móvil vibrar, debe ser un mensaje de alguna de las chicas, o de Ezra lo más seguro, pero ahora lo importante es mi hermano.

 -Con mucho trabajo, hijo, para que no cambie la costumbre -responde mi padre a la pregunta de Alberto de cómo le van las cosas.

 -Deberías pensar en no trabajar tanto, tus hijas ya son mayores, así que se pueden buscar un trabajo, y tú ya ganas un buen sueldo como para que te pases horas en el hospital matándote a trabajar.

 -Lo sé, Alberto, pero la vocación me llama, no lo puedo evitar.

Otro mensaje, esta vez no solo noto la vibración, sino también el sonido. Y sin darme tiempo a prestar de nuevo atención a mi hermano, me llega un tercero. Cansada de tanta insistencia decido sacar el móvil de mi bolsillo y saber de quién se trata.

Como no, Ezra. Entro en el chat y leo los tres mensajes que me ha mandado.

 -E: Pon las noticias.
       Quiero que veas una cosa.
       Cayeeeeeee.

 -C: Ya voy, ya voy -le escribo para que no siga escribiendo.

Me disculpo un momento con Alberto y me dirijo al salón. Sin mucho ímpetu, cojo el mando y enciendo la tele. Con la hora que es, todo lo que puedes encontrar son los informativos en todos lados. No sé qué será eso tan importante que quiere que vea.

Yo te vi pasar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora