Capítulo 16

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-¿A dónde la llevo, señorita?
-A las estrellas


El agua caliente cae sobre mi cabeza, apoyo las manos en la fría pared de la ducha y dejo que resbale por mi espalda. A pesar de que quería aprovechar estos minutos para despejar la mente, no dejo de darle vueltas a lo que me ha ocurrido. Ver ese beso me había gustado, no sé en qué sentido, pero lo había hecho. A mi cabeza no deja de llegar las imágenes que he visto en el vídeo, rememorando cada escena. Sobre todo ese beso, tan lento, tan cálido, tan dulce. Y después pasa a otra escena. La primera del vídeo. Cristina totalmente desnuda. No es la primera vez que veo el cuerpo desnudo de una mujer, en muchas películas o series han salido y no me ha afectado en absoluto, pero tampoco me había... ¿gustado?

Joder, Cayetana, ¿qué te está pasando? Piensa en un chico, venga. Ángel, eso es, piensa en él. Tiene una sonrisa encantadora, y parecía tener buen físico bajo el jersey que llevaba ese día.

Cierro los ojos. El agua sigue cayendo incesante sobre mi cerviz. Guiada por algo que no sabría explicar, llevo una mano hasta mi pecho, acaricio mis senos, temblorosa, notando la rigidez de estos. Si me pongo a pensar, creo que pocas veces en mi corta vida he hecho esto. Poco a poco voy bajando la mano por mi vientre, encogiéndose por inercia. Accedo entre mis piernas para llegar hasta mi vagina. El corazón me golpea el pecho, revolucionado, mientras mi cabeza se pelea contra mis deseos más internos.

Finalmente, tras haber acariciado mi clítoris durante unos incesantes momentos, acabo por penetrarme tan solo un poco con mi dedo corazón. Lo suficiente para dejar escapar un gemido que queda ahogado por el repiqueteo del agua contra el suelo. Al instante, el rostro de Ezra se cuela en mis pensamientos, despertándome de golpe del letargo que me había producido la calidez de la ducha.

Ahogo un grito. Esta vez mi corazón no palpita por la excitación, sino por el susto. ¿Qué demonios hace ella en mi cabeza en un momento como este?





Cuando termino de ducharme, bajo a cenar. Hoy estamos las tres solas, a mi padre le toca guardia en el hospital. Mi madre y mi hermana se pasan toda la cena comentando la película que hemos decidido poner, sin embargo, yo ni le estoy echando cuenta ni tengo apetito para cenar, aunque hago un esfuerzo para que no noten que algo me pasa. No puedo sacarme de la mente lo que me ha ocurrido hace unos minutos, estoy convencida de que estaba pensando en Ángel en ese momento, no entiendo porqué después pasé a pensar en ella. Precisamente en ella. Si hubiera sido otra persona no estaría ahora tan rayada. Es que esta chica es tan pesada que hasta tiene que meterse en mi cabeza para seguir dándome la tabarra.

Una vez termino mi cena, casi a regañadientes conmigo misma, me disculpo diciendo que quiero leer un rato y me voy a mi habitación. Por el camino, saco el móvil para ver si las chicas me habían hablado, pero todo lo contrario, no tengo ni un solo mensaje, ni siquiera de Ezra, cosa que me extraña. Lo que sí veo son los estados que han ido subiendo algunos de mis contactos. Los veo todos. Uno es de Maribel, posando en las vías de tren como si fuera una modelo profesional. Cuerpo tiene para serlo, a decir verdad. Los demás que aparecen son de varios compañeros de clase y de la banda, la mayoría posando entre amigos o subiendo vídeos de los ensayos en casa.

Por último, leo el estado que Ezra ha subido hace escasamente unos minutos.

"Entiendes que la vida es una mierda cuando mueren personas que no lo merecen. Personas jóvenes y luchadoras que se dejaron el alma en acabar contra su enfermedad. Puede que la batalla la haya ganado el maldito cáncer, pero el legado de esa guerrera perdurará por siempre. Gloria a ti, Eleonora Salvatore".

Yo te vi pasar...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora