El mundo ha roto. El mundo estalla. Y puede parecer que yo estoy loco, tan solo quiero que te quedes en mi cama.
Después de hablar con Maribel, volví a ponerme en contacto con Isabel que me contó que Maite no deseaba hablar en ese momento con nadie, necesitaba relajarse hasta que se le pasara el enfado. La conozco demasiado bien y sabía que tenía razón, en esos momentos de ebullición es capaz de decir cosas de las que se puede arrepentir más tarde, así que creí conveniente dejarla tranquila durante toda la mañana.
Tras desayunar y limpiar un poco la casa encendí el ordenador para ver un partido de fútbol femenino entre USA y Alemania. Soy gran aficionada de este deporte gracias a mi padre y, desde hace un tiempo, me estoy haciendo cada vez más aficionada al fútbol femenino. Considero que tienen gran nivel y me da pena ver como no le dan tanta importancia a su trabajo en los medios de comunicación y prensa. Ojalá llegue el día en que no sea así. Mientras tanto, me tengo que conformar con ver estos partidos por internet. En esta ocasión, ambas selecciones me gustan, pero soy muy fan de la estadounidense Tobin Heath, es realmente buena, me fascina verla jugar, así que me inclino más hacia su selección solo por verla disfrutar con un triunfo.
Cuando llega la tarde, consigo ponerme en contacto con Maite, que parece más relajada, y le pido quedar en un parque cercano a su casa para charlar tranquilamente sobre lo que ha pasado. Ella al principio no tiene ganas, pero logro convencerla al decirle que además tengo novedades que contarle relacionado con Ezra. Necesitaba informarla sobre lo último ocurrido con ella, mi decisión de ignorarla, y nada mejor como hablarlo en persona.
-No quiero saber nada de Maribel -sentencia Maite.
Hace apenas unos minutos que he llegado al lugar de la quedada. Mi amiga ya me esperaba sentada en un banco y con cara de pocos amigos. Con el cuerpo tenso, cruzada de brazos y la mandíbula apretada, no da su brazo a torcer y continúa en su posición de no recuperar amistad con Maribel. Aunque sé que las intenciones de Maribel son las mismas, seguía teniendo una pequeña esperanza de que quizás con paciencia y tiempo acabarían por hacer las paces aunque cada una al final fueran por caminos distintos.
-No seas tan drástica -le digo.
-No soy drástica, soy firme en mi decisión. Ella ha sido la que ha hecho que llegue esta situación. Llevaba demasiado tiempo aguantando sus tonterías y ya he explotado, ahora no pienso echarme atrás en nada de lo que he dicho.
-¿Desde cuándo os odiáis? Porque da la sensación de que jamás ha habido aprecio entre vosotras.
-Cuando ella empezó a cambiar.
-No ha cambiado, solo ha ido desarrollando su verdadera personalidad.
-Y yo no la comparto. Tengo mi manera de pensar, y si ella piensa totalmente diferente, es normal que entre nosotras nunca nos entendamos. A ella le gusta la buena vida, no quiere preocupaciones, ni trabajos, ni estudios, nada, y la vida no es así de fácil. Y el día que se dé cuenta se acordará de mí.
-¿Y si no? ¿Y si siendo una cabra loca le va bien?
-Pues enhorabuena por tener suerte, pero yo no pienso actuar igual, soy más madura.
-No creo que se trate de madurez, Maite...
-No, si encima la defenderás -me interrumpe empezándose a enfadar conmigo.
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Yo te vi pasar...
RomanceCayetana es una chica normal que lleva una vida normal; tiene a sus padres, a sus hermanos, a sus amigas, le va bien en los estudios y dedica su tiempo libre a hacer lo que más le gusta, tocar su saxofón. Es gracias a su pasatiempo favorito que cono...