Este ciclo de vida que os contaré no es que simplemente uno más en un millón.
Una chica conoce un chico, se conocen, realizan retos, pasan tiempo juntos y terminan enamorándose, pero ambos contarán con un tormentoso pasado que han mantenido en secr...
"Dentro de veinte años, estarás más decepcionado por lo que no hiciste que por lo que hiciste. Así que explora, sueña y descubre."
—Mark Twain.
En la hora del almuerzo me senté junto a April como siempre y Nathaniel enfrente de nosotros. Al parecer April seguía enojada con lo que sucedió con Alex.
—Supéralo April, no me digas que no fue divertido —dije mientras masticaba la comida que tenía en mi boca.
—Ew, Caeli no hables con la boca llena —regañó Nathaniel rodando los ojos.
—¿Qué divertido es gritar en todo el pasillo y a él, que hablé sobre su trasero? —Contestó April al borde de la histeria.
—¿Ahora de que me perdí? —Interrogó Nathaniel intrigado, con el codo apoyado en la mesa y sosteniendo la cuchara.
Así que le conté sobre Alex, que a April le gustaba y lo que hice en la mañana. Nathaniel se rio por lo sucedido en los pasillos.
—Caeli, qué mala amiga eres —me reprendió Nathaniel negando con su cabeza al ver la mirada amenazante de April sobre él.
Pensándolo bien, tal vez no fue muy buena idea hacer eso. Básicamente le grité a los vientos que a April le gustaba Alex.
—Lo siento —me disculpé al terminar de tragar lo que tenía en mi boca—. Pero ve el lado bueno, ya no tienes que preocuparte por decirle que te gusta, así él ya lo sabrá y será más fácil invitarte a salir.
—Pero... ¿Y si yo no le gusto? —Dijo April insegura. Se le notaba en la cara que estaba algo triste.
—Cualquier chico tendría la suerte de conocerte o de salir contigo, no lo digo por ser tu mejor amigo, sino porque es cierto —expresó Nathaniel agarrando la mano de April, acto que imité y Nathaniel sonrió agarrando mi mano también.
—Aww, el lado tierno de Nathaniel salió a flote; pero Nathaniel tiene razón, April, si él no puede ver lo que yo veo, lo que Nathaniel ve y un millón de personas ven, pues entonces es un idiota que está ciego —hice sonreír a April como boba y por su rostro deduje que en cualquier momento se pondría a llorar.
—Hola —dice alguien de pronto.
Todos volteamos a ver al dueño de la voz, que no era ni más ni menos que Alex. April inmediatamente quitó sus manos y se las pasó por debajo de los ojos y le sonrió.
—¿No les importa si nos sentamos con ustedes? —Preguntó sonriente. Me extrañó que lo dijera en plural, pero comprendí de qué se trataba cuando al voltear la vista vi cómo se acercaba Cormac hasta quedar al lado de Alex.
Cormac tiene la vista fija en un punto. Me da por seguir su mirada y me percato de que Nathaniel y yo aún tenemos nuestras manos agarradas; al instante suelto su mano y hago como que me acomodo la blusa.
—Claro —contesta April sonriente, empujándome para que Alex se siente a la par de ella mientras Cormac se sienta al frente mío—. Así que ahora los chicos nuevos son amigos. Qué tierno.
Alex ríe y niega con la cabeza.
—Por desgracia somos hermanos —reveló Cormac, obteniendo distintas reacciones. Alex rodó los ojos; yo abrí los ojos como platos impresionada; April se atragantó con el fresco que acababa de tomar... Y a Nathaniel pareció importarle poco.
—¡¿Hermanos?! —Chillé, todavía sin salir de mi asombro, mientras que Alex golpeaba la espalda de April para que dejara de toser.
—Sí, hermanos, o es que no escuchaste la primera vez que lo dije —el fastidio en la voz de Cormac era evidente.
—Cormac no seas grosero —le reprendió Alex volviéndolo a ver y tirándole una papa. Pude visualizar que Nathaniel apretó los puños, claramente molesto, pero al ver que lo observaba puso sus brazos debajo de la mesa.
—Déjalo Alex, es que simplemente no creo que Cormac tenga sentimientos o sea tierno, por eso mi incredulidad cuando dijo que eran hermanos. No se parecen en nada —miré fijo a Cormac, queriendo que de mis ojos salieran rayos para darle con uno.
—Tú ni siquiera me conoces, así que no tienes derecho a opinar sobre mi vida — dijo Cormac con una falsa sonrisa plasmada en su cara.
—Yo puedo opinar sobre lo que me dé la gana, así como tú opinaste sobre mi dibujo sin necesidad de escuchar por qué lo hice así —contesté con altanería, que ahora que lo recuerdo, no pude ver ni siquiera el retrato que hizo de mí.
Todos en la mesa observaban, anonadados, excepto Nathaniel quien simplemente se levantó y se fue de la mesa. Lo seguí con la vista hasta que desapareció por la puerta.
—Así que ahora el reto de tu vida es fastidiarme, ¿no? —Dijo Cormac con ironía, poniendo los cubiertos en el plato. Volví a posar la mirada en él, quien estaba viéndome fijamente.
—Resulta que no tengo ningún interés en tu vida, ni en tu dibujo, ni en nada que tenga que ver contigo. El reto para mí sería el de tener que soportarte.
—Claro, como si pudieras siquiera hacer un reto. Me imagino que cada vez que juegas escoges verdad antes de tener que hacer un reto —dedujo riéndose y pues tenía razón. Casi no escogía reto porque tenía miedo de lo que pudiera tocarme.
—Ja, ahora eres tú el que supone cosas de mí sin siquiera conocerme —le rebatí golpeando la mesa. Estaba a punto de lanzarle la comida.
—Chicos, creo que se está saliendo de control. ¿Por qué no lo dejan pasar y ya? —Sugirió April y Alex asintió como señal de estar de acuerdo con ella.
Miramos a Alex con cara de póker y él se encogió de hombros. —O mejor no, sigan en lo que estaban.
—Te propongo algo —Cormac captó mi atención—. Un tipo de reto.
Lo miré desconfiada. —¿Qué tipo de reto?
—El que se nos ocurra en el momento. Inclusive podemos intercambiar roles, ya sabes, cosas que haces tú que quieras que haga yo y viceversa —alzó las cejas varias veces. Me reí—. ¿O eres una gallina que no aceptará?
—No soy ninguna gallina, acepto —le extendí mi mano, la cual él estrechó de vuelta.
Siento que acabo de hacer un trato con el diablo.
Fuimos interrumpidos por el timbre. Me despedí de todos, me levanté y me fui a clases a paso apresurado.
Y el día concluyó normal, gracias a Dios. Nathaniel, Alex y Cormac se quedaron entrenando, mientras que April iba a ir a comer helado con las demás porristas.
Mi entrenamiento empezará mañana así que debo descansar bien y eso fue lo que hice apenas llegué a casa, después de cenar con mis padres subí a mi habitación a dormir.
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