Capítulo 8

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"Las tres reglas. Primera: La paradoja. La vida es un misterio no pierdas el tiempo deduciéndola. Segunda: Humor. No pierdas su sentido, sobre todo en ti. Te dará una fuerza colosal. Tercera: Cambio. No hay nada que perdure."
-El guerrero pacífico.


Ya era viernes y estaba completamente feliz, es decir ¿quién no le gustaba los viernes? Ya mañana es fin de semana, toda la semana pensé que moriría de cansancio, no miento.

No sé si se acuerdan, pero tenía un castigo que cumplir, y créanme cuando les digo que tengo las manos con grandes ampollas y arrugadas por lavar tantos trastes, ni cuando viene toda mi familia he tenido que lavar tanto.

Creo que pensaré antes de hacer otra guerra de comida, y si sumamos a eso los entrenamientos, que cada vez aumentan de dificultad, definitivamente no sé cómo no caí muerta, a pesar de que esta semana estuvo cansada también fue una semana divertida.

Cormac y yo nos hemos llevado bien, ya conocemos más de la vida del otro, hay algo de su pasado que lo marcó mucho, y aunque aun no sé qué es, tal vez más adelante lo descubra.

Le encanta el futbol americano, pero antes no jugaba mucho, le encanta leer igual que a mí y antes de pasar horas sentado viendo series como yo, prefiere estar al aire libre dibujando y su color favorito es el verde.

Pues bien, nos encontrábamos almorzando en el lugar de siempre April y yo hablando sobre la vida, Nathaniel se encontraba enfermo y no había podido venir, así que pasaríamos más tarde para llevarle helado y acompañarlo un rato, algo que hacíamos siempre si alguno de nosotros se encontraba enfermo.

- ¿En dónde está Alex que no ha llegado a comer? - pregunta April viendo hacia todos lados, pero de repente fija su vista detrás de mío y su rostro preocupado pasa a uno asombrado.

Me giro para ver qué fue lo que hizo que tuviera esa reacción. ¡Ay no! Error.

- ¡El día que te encontré, me enamoré, tú sabes que yo nunca lo he negado, con saña, me lograste enloquecer! -Grita fuertemente Alex en un intento de cantar porque sí, eso que estaba haciendo no era cantar eran alaridos.

No pude evitar morirme de risa al escucharlo, además que se veía tierno con su guitarra y un ramo de flores.

No me pregunten cómo hacía para sujetar el ramo y venir tocando la guitarra porque no lo sé, yo solo esperaba el momento en el que se le caiga alguna de las dos cosas para reírme más de él.

Creo que el destino escuchó mis pensamientos cuando dije que quería reírme más porque detrás de Alex venía Cormac, con un enorme mostacho pegado en su cara y un acordeón. April pego una ruidosa carcajada al igual que yo.

- No entiendo porque te hice caso en hacer esto - espeta Cormac con fastidio y Alex le da un codazo con su guitarra en el estómago. - ¡Por tu maldiiiiiiiiiiiiiiiito aaaaaaamor! - canta Cormac con todo el corazón.

¡Vaya! ¿Cómo no se quedó sin aire por esa nota alta? La verdad tenía una armoniosa voz, sería bueno para el canto, todo lo contrario a su hermano.

- ¡Por tu maldito amor, no logro acomodar mis sentimientos! - continua Alex.

- ¡Su canto es demasiado lamentable! - chillo hacía April quien sigue riendo.

Nuestras risas de focas desnutridas sin aire se escuchaban a miles de kilómetros, podía ver como los demás estudiantes grababan y se divertían con la situación, creo que escogieron el momento perfecto, o equivocado, ya que todos estaban observándonos.

- Amor, amor déjalo ya - pide April levantándose para cubrir la boca de Alex con su mano.

- ¿Te gustó? - inquiere con un tono cariñoso, April asiente en respuesta y se besan.

El ciclo de la vida de Caeli ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora