Capítulo 10 - parte 2

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"Dos besos son demasiado. Y un beso no bastará."
—"Besos en Guerra" Morat.

La noche había caído, y Cormac llegó a casa de Caeli en su moto, una presencia que rompía la calma de la noche. Con un casco extra en mano y una sonrisa nerviosa, esperó a que Caeli descendiera las escaleras. Al verla, la ansiedad de Cormac se disipó momentáneamente. Caeli bajó con un vestido elegante, y una sonrisa que iluminaba todo su hermoso rostro, después de una breve despedida de su madre y los chicos salieron, se ajustaron los cascos, y ambos subieron a la moto, sintiendo la adrenalina recorrer sus cuerpos mientras la ciudad se deslizaba a su alrededor.

El restaurante elegido para la cita tenía una atmosfera íntima y acogedora. Velas titilaban en las mesas, arrojando sombras suaves sobre las paredes, mientras que una suave melodía los acompañaba al caminar hacia la mesa. Cormac y Caeli se acomodaron en una mesa reservada, sintiendo la tensión inicial de la noche. Sin embargo, una vez que las cartas llegaron, la conversación comenzó a fluir.

— Así que, ¿algún sueño o meta que te obsesione últimamente? — preguntó Cormac, intentando romper el hielo.

Caeli sonrió, llevando su copa de agua a los labios antes de responder. — Bueno, siempre he querido viajar por el mundo, sumergirme en diferentes culturas y aprender de cada experiencia. Me encantaría escribir sobre mis aventuras y compartir ese conocimiento con los demás.

Cormac asintió, admirando la pasión en los ojos de Caeli. — Eso suena increíble. Yo siempre he soñado con crear mi propia empresa, algo que no solo sea un trabajo, sino una forma de hacer lo que amo y tener un impacto positivo en la sociedad.

La conversación fluyó entre plato y plato, compartiendo risas y experiencias. Descubrieron que ambos tenían pasiones similares, como la música y la literatura, y se sumergieron en un intercambio de ideas y sueños. La conexión entre ellos se intensificaba, y las risas se volvían más cómplices.

Después de la cena, decidieron caminar por el bulevar, continuando la conversación animada. Entre risas y anécdotas, el nerviosismo inicial se disolvía, y la complicidad se afianzaba. Caeli compartió historias de sus dos locos amigos, mientras que Cormac relataba anécdotas divertidas de su vida siendo hermano de Alex y del futbol americano.

La feria callejera estaba iluminada y bulliciosa, y decidieron sumergirse en la diversión. Se retaron mutuamente en juegos de destreza, compartieron algodón de azúcar y rieron con entusiasmo mientras exploraban las atracciones. Entre las risas y los juegos, la conexión romántica se volvía cada vez más evidente. Después de disfrutar de algunos juegos, se encontraron frente a una colorida atracción de lanzamiento de dados.

— ¿Qué te parece si intentamos ganar uno de esos enormes osos de peluche? — propuso Cormac, señalando hacia el puesto donde los premios colgaban tentadoramente.

Caeli sonrió, entusiasmada por la idea. — ¡Claro! Pero te advierto que tengo un brazo bastante fuerte cuando se trata de lanzar dados.

Ambos se acercaron al puesto, donde un animado animador les dio la bienvenida. —¡Bienvenidos a "Tira y Gana"! ¿Listos para intentar ganar a nuestro oso de peluche gigante?

— ¡Absolutamente! —respondió Cormac, animado.

Caeli agarró los dados, sintiendo la adrenalina de la competición. Con un lanzamiento hábil, los dados volaron por el aire y aterrizaron en la plataforma. El animador evaluó el resultado y, con una sonrisa, anunció: —¡Buena tirada! ¡Pero no es suficiente para llevarse el oso!

Caeli miró a Cormac con determinación. —Tu turno, a ver si puedes superarlo.

Cormac tomó los dados, concentrándose en el objetivo. Con un lanzamiento preciso, los dados danzaron antes de revelar su destino. La multitud a su alrededor contuvo la respiración mientras el animador evaluaba el resultado. —¡Increíble! ¡Tenemos un ganador! ¡Este oso es tuyo! —anunció el animador, entregando a Cormac el codiciado premio.

Cormac sonrió triunfante, pero Caeli no estaba dispuesta a aceptar la derrota. — Espera un segundo, ¡déjame intentarlo de nuevo! —Caeli tomó más dados y, con determinación, lanzó una segunda vez. Los dados giraron y, para su deleite, lograron superar la marca anterior.

—¡Impresionante! ¡Parece que ahora también tenemos una ganadora! —exclamó el animador, entregándole a Caeli otro oso de peluche.

La feria se llenó de risas mientras Cormac y Caeli intercambiaban miradas cómplices.

—Así que, ¿cómo decidimos quién se queda con cada oso? —preguntó Cormac, desafiante.

Caeli sonrió con malicia. —Propongo un desafío: una carrera hasta el puesto de algodón de azúcar, y el ganador elige el oso que quiere.

—Trato hecho —respondió Cormac, aceptando el reto.

La carrera comenzó, ambos corriendo entre la multitud con risas y gritos de emoción. Llegaron al puesto de algodón de azúcar casi al mismo tiempo, agotados pero con una alegría contagiosa.

Respirando con dificultad, Cormac se giró hacia Caeli. —Creo que esto merece una tregua. ¿Qué dices si compartimos los dos osos y hacemos una alianza para futuros desafíos?

Caeli asintió, riendo. —¡Estoy de acuerdo! Una alianza para siempre. Además, ahora ambos tenemos un recuerdo especial de esta noche. — Se abrazaron con los osos en medio, celebrando su empate y sellando un pacto de diversión y complicidad en todas las aventuras que les esperaban.

La feria seguía girando con luces vibrantes, y finalmente, se encontraron frente a la rueda de la fortuna. Mientras ascendían lentamente, la conversación se volvió más íntima. Hablaron de sus miedos, de las lecciones que habían aprendido en la vida y de las pequeñas cosas que los hacían felices.

—Creo que esta noche es especial, ¿no crees? —dijo Caeli, mirando a Cormac con una sonrisa.

—Totalmente. Ha sido mágica desde el principio —respondió Cormac, tomando la mano de Caeli con suavidad.

La rueda de la fortuna les ofreció un momento de tranquilidad y cercanía. Cormac acarició el rostro de Caeli, y sus labios se encontraron en un beso cargado de significado.
Era el segundo beso que sucedian entre ambos, pero este tenía una profundidad que trascendía las palabras.

Cuando bajaron de la rueda, la complicidad entre ellos era palpable. Rieron mientras caminaban por la feria, y al despedirse en la puerta de casa de Caeli, un tercer beso selló la promesa de más momentos especiales entre ellos en el futuro.
La noche, llena de risas, sueños compartidos y la chispa del romance, había dejado una huella imborrable en sus corazones.

 La noche, llena de risas, sueños compartidos y la chispa del romance, había dejado una huella imborrable en sus corazones

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El ciclo de la vida de Caeli ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora