-Muy bien, tienes que usar esta muñequera especial durante unas semanas, ven cada tanto para revisarte y cuando esté la muñeca recuperada podrás quitartela. Por ahora no hagas mucho esfuerzo ni levantes cosas muy pesadas -dijo el doctor Fernández.
-Vale.. Muchas gracias.
Salí de la habitación y cerré la puerta detrás de mí. Fuera estaban Mangel y Cheeto esperándome.
-¿Y? ¿Qué te dijo el médico? -preguntó mi amigo barbudo. Hasta ahora se había demostrado muy buena gente.
-Me dijeron que use esto durante unas semanas -les enseñé mi muñeca.
-Vale. Poh suehte no te hicihte nada grave -volvió a decir.
-Ah, ese tío eh un cabrónazo de primera. Qué gilipollah -soltó mi otro amigo.
-No le digan a Rubén que me ha pasado esto -mostré de nuevo mi muñeca.
-¿Poh qué no? -el barbudo estaba confundido.
-Es que lo odia desde que éramos niños y lo último que quiero es que recuerde ese momento -mire al andaluz a los ojos.
-Vale, vámonoh. Rubiuh debe ehtah preocupáoh -miró hacia otro lado.
[...]
-¿Cómo estás? ¿Te sientes mejor? -el ya nombrado tantas veces se acercó a mí con gesto de preocupación.
-Bien.. Eso creo -miré la muñequera disimuladamente.
-Vaya tela, hombre -dijo Jennifer-. No te ha hecho nada malo, ¿verdad?
-No, no. Sólo esto -le enseñé la tela que cubría mi muñeca.
-Venga. Creo que ya hay que irnos -intervino Rubén.
-Jodeh macho, pero si recién hemoh entráoh aquí -reprochó Cheeto.
-Creo que será mejor que yo me vaya, después de todo ya os he causado suficientes problemas. Vosotros disfrutad, venga.
-Yo te acompaño -me tomó de la mano dañada, provocando que de un pequeño gemido de dolor.
-Hostia, lo siento -se lamentó torpemente.
-Deja.. No importa. Le diré a Wendy que venga a por mí. No os hagáis problema -él se acercó a mí.
-Mañana te iré a ver -me dijo al oído.
-Vale...
[...]
-¡EMILY! -gritó Wendy en cuanto llegó a recogerme- ¿QUÉ COÑO TE HA PASADO? -soltó al ver mi muñeca vendada.
Mire a Rubén. Se veía demasiado atento a nuestra conversación así que decidí contarle una pequeña mentira-. Tan sólo me he caído. Ya sabes que soy torpe.
-DIOS EMILY, ¿SABES QUE ME MUERO SIN TI VERDAD? -me abrazó.
-Venga, no seas exagerada tía, que tampoco fue pa' tanto. Vámonos a casa -me soltó y asintió.
Les hice saludo con la mano a los chicos y ellos me lo devolvieron. En marcha a casa.
¡Coño! ¿Qué mas tiene que pasar en este día?
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el chico de la ventana ≈ rdg
Randomno valoramos lo que tenemos hasta que lo perdemos. • cambie muchos aspectos de la vida de ruben.