Capítulo 10.

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[...]

El avión estaba por aterrizar. Mi madre me había dicho que mi padre era un buen hombre..
Era obvio el hecho de que lo dijo sólo para que no le diga todas las cosas que le ha dicho toda su vida.
Bajé del avion y mientras buscaba mis maletas pude divisar a la familia de mi padre a lo lejos. Supe que eran ellos por las fotos que me había mostrado mi madre.

Tenían un cartel que decía "¡Bienvenida Emily!". Una era una mujer muy fina, se le notaba a kilómetros. Era castaña, ojos verdes que brillaban con la luz del sol. Estaba muy feliz, al parecer tenía una niña en sus brazos. Mi padre.. Bueno, mi padre es casi igual a mí. Tiene los ojos marrón claro, su pelo es negro, y es de mediana estatura.

Los tres reían demasiado y tenían una amplia sonrisa en sus rostros.

-Hola -dije borde al estar al lado de ellos.

-¡Hola, cariño! No sabes lo mucho que te he extrañado, princesa -exclamó mi padre.

Yo no. Me has cagado la vida.

-¡Hola, Emi! Me llamo Nati. Soy la novia de tu padre y ella es tu hermanastra Luz. Saluda a tu hermana, pequeña -le dijo a la niña la cual saludo con la mano. Era rubia de ojos marrones.

Me importa tres cojones.

-Un placer... -respondí mirándolos sin expresión alguna.

-Vamos a casa, cariño -propuso mi padre.

No me llames cariño.

Íbamos llegando hacia mi nueva casa y.. mierda. Era una mansión completamente blanca, como con ochenta pisos. Tenía rejas negras y un gran jardín delante.

-Que mierda..

Bajé del auto y tomé las maletas -las cuales tuve suerte que no perdieran-. Al entrar era un salón con dos escaleras a los costados. Era hermosa este casa.. ¿Casa? Mansión. Joder, que mi padre gana un buen pastón.

-¡Y bueno! ¿Qué tal? -interrogó mi padre curioso.

Estoy mal.

-Nada mal, la verdad.

-ríe-. Ven cariño, te mostraré tu cuarto -habló la puta, digo novia de este hombre.

Tu tampoco me llames cariño, perra.

Me llevo al segundo piso. Verdaderamente no sé cuantos pisos tiene esta casa. Mi cuarto era color verde agua, había una pc, un escritorio, mi cama al lado de la ventana y un armario gigante.

-¿Está bien así? Luego iremos de compras y te compras cosas para tu cuarto, ¿vale?

Así esta bien. No soy una niña.

-Vale -se fue.

Me tiré en la cama y miré hacia el techo. Entonces lo recordé.. me toqué los labios y empecé a temblar al recordar ese beso. De vez en cuando se me escapaban pequeñas sonrisas.





el chico de la ventana ≈ rdgDonde viven las historias. Descúbrelo ahora