Extra #3: Crónica de Franziska

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(Domingo 1 de Mayo, 9:40 AM, Mansión Von Karma; Munich, Alemania.)

Frío, bastante frío era lo que se sentía en los largos e inhóspitos pasillos de aquella mansión; pues poca gente la habitaba. Pero ahí mismo, en una de las habitaciones del segundo piso, aquella que tenía tallados de jinetes a caballo en la puerta, emanaba calor de ahí; alguien estaba dentro. Esa era Franziska, protegida por esas cuatro paredes color celeste, vestida aun con su pijama verde, con su cabello azul claro algo despeinado y sentada frente a su escritorio; viendo de forma estresada a varias cartas de ofertas de trabajo de diferentes lugares, no solo de los tribunales de Alemania.
Llevaba ya un rato ahí, quizá más de lo que le gustaría admitir.

(Qué caso tiene...) Pensó ella.

Franziska se recargó sobre el respaldo de su silla y miró al techo, tratando de aclarar un poco más su cabeza. Algo no estaba bien, después de todo, ni siquiera se había terminado el desayuno que le trajo la criada de su familia; y ahí estaba el plato a medio terminar sobre una pequeña mesa, cerca de la cama. 

De pronto, ella gira su cabeza hacia la puerta y comienza a divagar un poco sobre cuándo fue la última vez que pasó por ella. Después miró hacia el piso, más específicamente a un rincón de la habitación; ahí estaban aun sus maletas de viaje, varias todavía con los sellos del aeropuerto. Ya había pasado un tiempo desde que llegó, pero aun así, tan solo había abierto dos maletas.

(Estúpido... Estúpida suerte la mía...)

De repente inhaló, exhaló, se frotó un poco uno de sus ojos y luego se levantó de su asiento; para entonces comenzar a caminar a paso lento hacia la cama. Pero de pronto, se escucha una fuerte vibración provenir de su mesita de noche; ella gira su vista ahí y ve que se trata de su teléfono celular. Franziska se acerca rápidamente y ve en el identificador de la tapa que era una llamada de Miles Edgeworth. 

(¿Miles Edgeworth? No me llama desde hace dos días... ¿Va a intentar a intentar hacerme salir de nuevo...?)

Luego de pensarlo un momento, Franziska tomó su celular y contestó la llamada.

—¿Hola? —preguntó Franziska, con algo de desinterés.

—Fra... ¿Franzisska? —preguntó alguien que no era Edgeworth, en un tono extraño.

La llamada era extraña, y muy al fondo parecía haber música a todo volumen.

(Este no es Edgeworth...)

—Sí... ella habla. —dijo siendo precavida.

—Franzisska... ¡Ey! T-te... te extraño, Franzisska. —siguió él. 

(Un hombre borracho, pero... esa voz. No... ¡No puede ser él!)

—...¿Quién habla? —preguntó con algo de nerviosismo. 

—Yo, cariño... Me hacess mucha falta... Y... me hubiera gusstado haber passado más mañanash contigo. —dijo con dificultad. 

(Phoenix...)

—...Por favor, no me vuelvas a llamar... —dijo con la voz un tanto entrecortada, y colgando la llamada.

Franziska cerró el teléfono y lo dejó sobre la mesita de nuevo; retrocedió un par de pasos y se sentó en la orilla de su cama. No lo podía creer, su rostro solo expresaba miedo y algo de angustia. 

(No... no, no, ¡No! ¡De todos, menos él! ¡¿Cómo se atreve a llamarme?! ¡¿Cómo se atreve a si quiera dirigirme la palabra ese estúpido, estúpido?!)

Luego de pensar aquello, ella se deja caer sobre el colchón de su cama y cierra los ojos, tratando de no pensar en lo ocurrido.

(Y encima, me llama borracho...) 

Una Vida Difícil - Phoenix Wright Ace Attorney +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora