Extra #2: Crónica de Edgeworth

657 40 25
                                    

(Lunes, 18 de Abril, 8:30 PM, Apartamento de Miles Edgeworth.)

Era una noche estupenda, con la mezcla ideal de frío y calor que se pudiese necesitar para no preocuparse por ninguno. El departamento de Miles Edgeworth, estaba completamente impecable, pero esa noche, el fiscal se aseguró de eliminar hasta la más minúscula marca negra en la pared.

Ahora se encontraba en el comedor, junto a su mini cocina, acomodando el mantel sobre la mesa, ambos platos en lados opuestos, tres tipos de cubiertos a los lados y un par de velas sobre dos portavelas aun sin encender; procurando que todo esté perfectamente simétrico utilizando una regla. Y al notar que efectivamente lo estaba, se enderezó y sonrió para sí mismo.

(¡Bravo! Será una cena estupenda. Todo ya está perfectamente planeado, vendrá, la saludaré, la invitaré a pasar, le presento el lugar, nos sentamos, cenamos, charlamos y ya después... lo que surja.)

Luego de comprobar que la mesa estuviera bien organizada, se dirigió a su recamara, solo para verse al espejo.

Edgeworth curiosamente vestía un traje color negro, pero con un chaleco rojo, rozando el morado, y bajo su cuello, lucía un hermoso y caro pañuelo, de un fino color perla que poseía un pequeño pero extraño logo con dos letras "G" con una de ellas invertida; y su cabello, como siempre, bien peinado y con una caída natural.

Al terminar de comprobar si efectivamente lucía bien, su mirada terminó sobre una de sus más interesantes posesiones, ahí sobre su estantería en la pared; una estatuilla a escala del Samurái de Acero de unos treinta centímetros de alto. Él se acercó a ella y luego de ver con cariño sus bellos tallados, le sonrió y la levantó de su lugar.

—Lo siento amigo, pero esta noche habrá visitas. Así que iras de nuevo al guardarropa.

Luego de decir esto, se dirigió a su ropero, y metió su posesión dentro del mismo, ocultándolo por los trajes colgados, y finalmente cerrándolo.

Repentinamente sintió como su teléfono vibró, por lo que lo sacó de su bolsillo, y al verlo puedo leer un mensaje de texto: "Llegaré en 5 minutos". Edgeworth se sorprendió, y después se guardó su teléfono devuelta en su bolsillo y fue rápidamente a la concina.

(¡Oh no! Aun falta para las nueve, no pensé que llagaría antes...)

Se paró de nuevo frente a la mesa y sacó una caja de fósforos; tomó uno de ellos, lo encendió y prendió ambas velas sin levantarlas de su lugar; siendo él el que se inclinó para efectuar la tarea.

No obstante, vio como una de las velas tenía una llama más débil que la otra, por lo que apagó ambas con los dedos y las volvió a encender, volviéndose a inclinar. Una vez encendidas, vio como de nuevo, una de ellas era más débil que la otra.

(Maldición...)

Volvió a repetir su última acción, solo para volver a encontrarse con la misma situación. Entonces hizo un gesto de molestia y prendió otro fósforo, solo que esta vez lo dejó más tiempo sobre la vela esperando que algo distinto pasara. Cuando de repente, escuchó el timbre de su casa.

Edgeworth se sorprendió y rápidamente retiró el fósforo de la vela, aunque esto último debido a que casi se quema sus dedos.

Rápidamente fue a su puerta para atender la visita, antes que nada, se acomodó su traje y su pañuelo.

Al abrir la puerta, vio como una hermosa mujer estaba frente a él, ella poseía un bello cabello negro peinado y sujetado de tal forma que parecían rombos enroscados, un pequeño flequillo, un lindo rostro con características asiáticas, aretes azules y vistiendo un hermoso vestido verde que le llegaba hasta las rodillas.

Una Vida Difícil - Phoenix Wright Ace Attorney +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora