Capítulo 9

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EPILOGO: 15 AÑOS DESPUES

Sentado bajo la tranquila serenidad bajo la sombra de los árboles, el muchacho se concentraba para movilizar su chakra con armonía. Su padre le había enseñado que tenía que estar en contacto con su entorno para poder extraer el poder más efectivamente. Y eso que requería mucho entrenamiento. No tanto por la ejecución en las prácticas, sino por llevarlo a cabo durante la tensión y el stress de una misión peligrosa. El joven iba progresando poco a poco, pero por un momento detuvo su concentración en la tarea para mirar el sol del amanecer desde el fondo de su casa (en donde estaba entrenando) y pudo notar que se le había hecho tarde para "escapar". El joven Chunnin de casi 15 años rodeó la mansión que era su hogar con mucho sigilo. La arboleda del traspatio (de la que él era principalmente culpable) lo encubría con maestría. Rodeó lentamente, haciendo equilibrio y caminando sobre el muro divisorio, para llegar al frente de su casa. Estaba casi al salir, a pocos metros de escapar cuando el gritó le congeló en su lugar:

-¡Hashirama Uzumaki! –Los vidrios se englobaron por la potencia desde el interior- ¡¿Adónde crees que vas?!

El muchacho rezongó resignado. ¡Era increíble! Su madre era peor que los ANBU para ubicarlo.

- ¿Cómo demonios lo hace? –pensó el rubio entrando a su casa con la cabeza baja -¡estoy seguro que esta vez oculté muy bien mi chakra!

Sentado en la punta de la mesa del comedor, su padre le sonrió con picardía. El joven pasó caminando por detrás de él, y suspiró derrotado sentándose a su lado en la mesa. Odiaba los "desayunos familiares". Su madre insistía que era "la ingesta de alimentos más importante del día".

-¡Puedo olerte a un kilómetro niño! –Bramó la mujer poniendo una fuente de fruta en la mesa - ¡No trates de escapar! ¡Desayuna como tu padre!

El joven miró de reojo a su padre y viendo que este se le reía le acusó molesto:

-Seguro que tú le avisaste Oto-san… –ofuscado- traidor.

Naruto Uzumaki, sexto Hokage de la Hoja, lo miró sorprendido. Claro que lo había sentido cuando intentó escapar. Pero su hijo lo admiraba tanto, que subestimaba a su madre y sus propias "virtudes". Tsunade Uzumaki tenía al Gobi en su interior. Un perro milenario que aumentaba su olfato 700 veces. "literalmente" podía olerlo, no era una mera expresión. Hashirama tomó del centro de mesa una roja manzana y le dio un buen mordisco aun haciendo puchero. Pronto vendría "Todo" el tremendo desayuno que casi tenía tamaño de almuerzo. Naruto sonreía divertido de verlo ofuscado y le preguntó para sacarlo de su indignación:

-Hijo, ¿Cómo te está yendo con el entrenamiento?

-Yamato-sensei dice que tengo talento, -señaló serio- pero el truco de los clones que me enseñaste, me ayudó mucho a perfeccionar el Mokuton.

-Agradécele a tu madre que te alimenta bien –señaló Naruto asintiendo.

-Oka-sama dice que tengo tanto chakra como 200 Shinobi –indicó razonando el joven- herencia Uzumaki.

Naruto lo miraba sorprendido, definitivamente su hijo lo admiraba mucho. Aunque la inteligencia, su elemento madera y el control del chakra, era de parte de Tsunade. Algo que Naruto nunca dejaba de recordarle.

De pronto la escucharon bajar desde la planta alta. Siempre tardaba en el baño arreglando su hermoso y largo cabello. Bajo corriendo la niña de 7 años y fue tanto su descuido que tropezó en los escalones y fue directo a un gran golpe.

-¡Cuidado Kushina! –grito Tsunade desde la cocina cercana.

La niña chilló al tropezar y cerró los ojos por la impresión mientras caía. Pero al abrir sus ojitos, no hubo golpe ni llanto, su padre la tenía en brazos.

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