Capítulo 2

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Ahora sí que estaba muerto de miedo, no había subido la cabeza en todo el camino, sólo por no desobedecer a su amo. Las voces que escuchó en un momento determinado de su viaje lo dejaron congelado.

Del otro lado de la puerta había muchas personas hablando a gritos como si estuvieran esperándolos. El gruñido que escuchó por parte de su nuevo amo le indicó que no estaba de acuerdo en seguir escuchando a esas personas.

Una serie de maldiciones, un aceleramiento del vehículo le hizo agarrarse del asiento buscando con que protegerse de posibles accidentes. Su corazón latía con fuerza a medida que avanzaba por las calles. Estaba tan concentrado en aprender el camino de regreso en carro mientras avanzaba que no escuchó nada de lo que estaba preguntando su nuevo amo.

— ¡Maldito omega! ¡Te estoy hablando! — ese potente grito le hizo volver al presente, dando un salto en el piso de la limosina.

— Lo siento, amo. No lo estaba escuchando — murmuró, jugando, con sus dedos.

— Ya me di cuenta de eso — bufó, exasperado — Te estaba haciendo una series de preguntas y estabas tan ido. En lo único que estabas pensando es en agarrarte de ese asiento como si tu vida dependiera de eso.

— En verdad lo siento, amo. No volveré a estar distraído.

— Eso espero, omega inservible — dijo, serio.

Ethan mordió su labio al escuchar ese nombre por segunda vez en su vida. No quería ponerse a llorar porque eso le daría más razón a su nuevo amo de llamarlo de esa forma. La primera vez que le dijeron de esa forma fue cuando apenas tenía cuatro años y fue su hermano mayor antes de venderlo, pensaba que nunca lo volvería a escuchar de alguien más pero se equivocó.

— ¿Cuál es tu nombre? — rompió el silencio que se había formado.

— Ethan — fue lo único que dijo, aun con la cabeza agachada.

— ¿No tienes apellidos?

— Nos quitan el apellido cuando llegamos a ese lugar, amo — sus labios temblaron, mientras más hablaba.

— Interesante. ¿No tenías familia alguna cuando te dejaron en ese lugar?

—Sí, tenía un hermano mayor — jugó, con los extremos de la bata.

— ¿Cómo llegaste allí? ¿Fue por voluntad propia? — Preguntó, con un toque de burla, y Ethan rápidamente negó con la cabeza — Entonces contesta, omega.

— Mi hermano me vendió cuando tenía siete años, justamente el día de mi cumpleaños. Nadie en su sano juicio querría estar en ese lugar por voluntad propia.

— ¿Naciste ciego? ¿O tuviste algún accidente cuando eras más joven? — la curiosidad lo estaba matando, algo dentro de él le decía que debía de seguir preguntando más sobre su vida.

— Nací de esta forma, por eso estaba en ese lugar. Nadie quiere hacerse cargo de un omega inservible como yo en la sociedad. Además, a nadie le importa tener que lidiar conmigo siendo un omega zorro — se encogió de hombros, concentrándose en el camino y en las vueltas que daba la limosina.

— Por eso te encuentro interesante, zorrito — se acercó a su rostro haciendo que su aliento chocase contra el del menor — Eres de esas pocas especies exóticas que aún existen en el mundo — Acarició su cabello y Ethan no pudo evitar ronronear — Aparte de zorro me saliste gato, pero que...

— se calló de golpe, analizando lo que había dicho.

— ¿Sucede algo malo, amo? — preguntó, preocupado, cuando las caricias dejaron de estar presente.

El Dictador {Gay} Sin correcciones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora