Capítulo 11

45 4 0
                                    

Maratón 2/3

-No, no lo creo -dijo fríamente-. No me gustaría que pensaras que ando persiguiéndote -añadió con toda intención.

Con aquella frase consiguió que cambiara la expresión de su rostro. Gaston se dio cuenta inmediatamente de que había oído lo que le había dicho a Michael y lo sentía, lo sentía muchísimo porque no era cierto, solo había querido despistar a su hermano. No quería que supiera lo atraído que se sentía por ella.

-Ahora, si me disculpas, voy a lavar los huevos -añadió ella intentando alejarse.

-Dije un montón de cosas -la agarró por los hombros y la acercó hacia sí—.Pero ninguna de ellas era verdad —le susurró pegando sus labios a los de ella-. Tu inocencia me está volviendo loco, me paso las noches ideando un montón de deliciosas maneras de librarme de ella.

-¡Ya te gustaría! -exclamó estupefacta.
La dejó marchar sin dejar de reírse.

-¡Y a ti también! Dicen que soy un verdadero maestro en la cama y puedo asegurarte que no se equivocan.

-¡Gaston! —explotó Malena por fin.

-¿Pero por qué fiarte de la palabra de otra? -siguió provocándola—. Me encantaría ayudarte a que lo comprobaras por ti misma.

-¡Pero...'. ¿Qué... qué demonios...?

-No te preocupes, todas las mujeres se ponen nerviosas cuando menciono lo buen amante que soy.

No podía hilar ni una frase coherente mientras oía aquella risilla malévola, así que se alejó de allí tropezando con sus propios pies y, cuando llegó a la cocina, todavía podía oírlo reírse como un depredador que acabara de atrapar a su presa.

Estaba condenada a la decepción si esperaba que Gaston le pidiese disculpas por lo que había dicho. El se limitaba a mirarla con ojos de cazador; no la acosaba, solo la observaba, pero esa mirada la ponía tan nerviosa que no dejaba de tropezarse con todo.

-¿Por qué no quieres hacer otra cosa que no sea trabajar en casa de otros? –le preguntó una noche Gaston mientras ella servía la cena.

Michael, como de costumbre, llegaba tarde.

-Es un trabajo mucho menos estresante que la mayoría -respondió ella sin mirarlo.

-Pero el sueldo es una miseria - rebatió el-, y puedes meterte en líos con los hombres de alguna casa, que te vean como una presa fácil.

-¿Es así como tú me ves?

-No -le dijo con mirada fulminante-. Pero otros podrían hacerlo. A lo que me refiero es a que es un trabajo muy inseguro. En otros empleos tienes más leyes que le respaldan.

-Sí, pero para esos trabajos hay que tener estudios y yo ya soy muy mayor para eso.

-Nunca se es demasiado mayor para estudiar.

-Además, a mí me gusta limpiar y cocinar -dijo Malena encogiéndose de hombros.

-También se le da muy bien atender a los enfermos y mantienes la calma de un modo asombroso cuando hay una emergencia -añadió lleno de curiosidad.

-Seguro que me será útil cuando tenga hijos.

-Te gusta hacerte la misteriosa, ¿verdad?

-Me divierto mientras puedo -asintió ella con travesura.

-¿Qué oscuros secretos guardas, Malena?

-Ninguno por el que debas preocuparte.

-Pues a mí no me gustan los misterios.

Lejos del MatrimonioWhere stories live. Discover now