Capítulo 17

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-Tenía más de quince kilos de sobrepeso y no conseguía perderlos. Probé todas las dietas del mundo hasta que empecé a asistir a clases de nutrición y aprendí a comer con sensatez.

-Ahora entiendo que sepas tanto sobre la dieta mediterránea -recordó Gaston con una sonrisa-. Pero también me parecías muy guapa entonces -aseguró poniéndose muy serio—. Lo que importa es el interior. No es la belleza lo que atrae a la gente, sino tu manera de actuar. Pusiste en peligro tu vida por salvar a mi hermano y te quedaste con el hasta que llegó su familia. Sé que no fui muy amable cuando te conocí, pero he tenido mucho tiempo para pensarlo desde entonces. Eres muy buena persona, de verdad.

-Gracias -respondió sin poder controlar el rubor que se había apoderado de sus mejillas-. Entonces, ¿quieres que nos casemos el viernes, o te viene mejor el lunes?

-Lo siento, tengo que lavar a mis perros.

-Otra vez me rechazas.

Gaston apretó los dientes y la miró de arriba abajo.

-Túmbate y lo discutiremos -sugirió el.

-De eso nada. No tengo tanto autocontrol, y tú no deberías echarte en los brazos de las mujeres de esa manera, a no ser que quieras que te seduzcan. Eres muy injusto.

-Tú tampoco te quedas corta, preciosa —contestó poniéndose en pie—. Tengo que volver a trabajar. Ven aquí.

-¿Has cambiado de opinión? -le preguntó ya a su lado—. Puedo conseguir un anillo para hoy mismo.
Le puso la mano en la boca para que no dijera nada más.

-¿A qué huelo?

-¿Eso es lo que quieres? ¡Dios mío! ¡Me has traído hasta aquí para que te huela!

Para demostrarle que no era así, se inclinó sobre ella y la besó con verdadera pasión.

-En serio. ¿A qué huelo?

Malena se acercó y le olió el cuello.

-A loción de afeitado. Pero ya te he dicho que podemos ir a la ducha.

-Ya está bien, por favor -le pidió tapándole la boca de nuevo y, al tener allí la mano, le acarició las tenues marcas de los golpes-. No te volverá a poner la mano encima, te lo prometo -le aseguró con una seriedad que casi daba miedo.

-¿No te estás volviendo un poco posesivo? -volvió a recurrir al humor para salir de una conversación difícil.

-Estoy hablando en serio.

Lo miró con los ojos muy abiertos, tan sorprendida que no sabía cómo reaccionar.

-¿Es que nunca nadie ha dado la cara por ti?

-Solo mi hermano. Pero él nunca tuvo que protegerme de mi padre. Te aseguro que hasta antes de que ellos murieran fue el mejor padre del mundo —bajó la mirada incapaz de enfrentarse a sus ojos-. Echó tanto de menos a Simón ...

-Es normal. Y seguro que también añoras a tu madre.

Malena torció el gesto.

-Ella y yo nunca estuvimos muy unidas -le contestó mirándolo de nuevo-. A ella le gustaba mucho salir y beber... y tenía amantes. Yo odiaba que hiciera esas cosas. A veces hasta alardeaba de ello delante de mi padre. Ya ves, éramos muy diferentes.

-Seguramente eso te influyó en tu relación con los hombres.

-Hasta que apareciste tú -admitió mirando hacia otro lado-. Aunque tengas muy mal genio, también tienes cosas muy buenas.

-Tengo que contárselo a mis hermanos, ellos no creen eso --ahora era él el que recurría a humor.

-Gracias por dejarme que viniera a recuperarme -le dijo con sinceridad.

Lejos del MatrimonioWhere stories live. Discover now