2- castigo divino

920 126 4
                                    


Stiles había sido sacado de la habitación, pero para su sorpresa no fue expulsado. Después de todo aquel jaleo el cual no comprendió. Paso nuevamente con Deaton donde ya en un escritorio se le mostró el documento que había firmado antes.

—Parece que tuviste suerte y te eligieron de inmediato —comenzó a buscar en los cajones —No recuerdo la última vez que paso algo como esto —de aquel cajón saco una pequeña botellita color yodo. Tenía un líquido dentro y parecía algún tipo de medicamento.

Deaton miro serio a Stiles que observaba atento la botella. Se sentó en su escritorio y prosiguió a hablar.

—No es algo que suela hacer, nunca antes lo he hecho —para este punto Stiles no entendía nada, pero decidió que lo mejor era dejar hablar al hombre —Es algo muy raro que un hombre se lleve a otro, esto me hace desconfiar y bueno, es sólo por tu seguridad —le extendió el frasco de medicina arrastrándolo por la madera del escritorio —Solo úsalo si tu vida está en peligro, si hace algo fuera de lo normal o te hace daño. Es un somnífero. Una gota en su bebida y dormirá lo suficiente como para que logres escapar.

Stiles se aterro al escuchar las palabras escapar. ¿Cómo que escapar? ¿Por qué motivo tendría que hacer eso?

Su silencio ya había sido demasiado y era hora de romperlo.

—¿Pero ¿qué?, ¿Por qué tendría que escapar? y en todo caso de dónde, ¿Qué es lo que paso en esa sala? y ¿Por qué no me han dicho para qué es este trabajo? —un monto de preguntas irrumpió a Deaton. Piezas conjugó en su cabeza y casi igual de sorprendido que Stiles le explico de la mejor manera lo que todos ahí suponían que él ya sabía.

—Esto es una "casa de citas" Stiles. En los documentos les diste el poder a los propietarios de acomodarte con quien mejor les parezca y ya lo hicieron —fue seco y neutral con sus palabras. ¿Por cuántas cosas así no habría pasado ese hombre?, cuantos rostros de jovencitos con la soga al cuello recurriendo a ese lugar, pero ninguno como el chico frente a sus ojos.

Todos, cada uno de ellos sabía el destino que le esperaba. Pero Stiles había confundido las cosas y muy mal. Un error del cual ya no había vuelta atrás.

Los ojos de Stiles enrojecieron. Sus ilusiones se habían roto de un tajo. Un nudo en la garganta le hizo hablar de manera ahogada.

—Pero, yo sólo quería... a mí no me dijeron —tomo el frasco en sus manos y lo apretó con fuerza como su único consuelo — pensé que esto era muy diferente...

—Temo que no hay nada que se pueda hacer. Quizás mis palabras pintaron un poco la situación de color de rosa, pero la verdad que en todos los casos no es así.

Stiles se sentía tan tonto. Tan chico de pueblo el cual había sido engañado, pero la verdad era que él solo se había metido en todo eso. Ahora no sabía qué pasaría con él. Estaba en transe incluso cuando dos hombres entraron para llevárselo, tuvieron que hacerlo levantándolo, cada uno de cada brazo para así sacarlo de la sala de Deaton por aquel oscuro pasillo.

En estado casi catatónico fue llevado a una sala mucho más lujosa. Una escena similar a la anterior. Otro escritorio y un hombre sentado ahí frente a otro que lograba recordar. Era quien le había tendido la mano cuando se cayó y quien le ayudó cuando le maltrataban.

Ahí entendió un poco. Ese hombre le había comprado para saber que perversidades. Stiles lo miro de pies a cabeza sin hacer ningún movimiento, la sola presencia le provocaba desconfianza, como si aquellos ojos verdes tras el antifaz le acecharan en la oscuridad.

Derek se dio cuenta de cómo era observado, le esbozo una pequeña sonrisa a Stiles, pero él no la respondió.

—Bien, aquí están los resultados del examen médico del chico. Puede corroborar que está completamente sano —el hombre del escritorio llamó la atención y Derek se giró —Aquí los documentos con sus datos y creo que eso sería todo. Solo tiene que firmar — y antes de hacerlo dio una última mirada a Stiles.

Innocent lust-SterekWhere stories live. Discover now