5- Culpa

759 106 11
                                    

Había sido una jornada normal en el hotel Argent. Todo bastante tranquilo. Ahora Scott lavaba los platos y al terminar podía irse a las habitaciones del servicio a descansar. Verdaderamente era un trabajo pesado, desde muy temprano se tenía que atender a los huéspedes, sin mencionar el subir y bajar escaleras todos los días.

Suspiro dejando el último plato en el secador, se limpió las manos con su mandil.

El mayordomo principal paso a inspeccionar que todo estuviera limpio. Bastante quisquilloso y fanático de la limpieza. Tomo uno de los platos de cerámica y le paso un dedo para ver si rechinaba, pero no.

—Vuelve a lavarlos —le ordenó y Scott ya resignado extendió las manos para tomar la pieza faltante de la vajilla. El hombre la dejó caer al suelo rompiéndose en mil pedazos. Scott no se lo creía —Estúpido, así o más torpe...

—¡Fue usted quien lo tiro! — La cara de Scott era de completa indignación.

—Pretendes levantarme la voz.

—¡Es injusto! —Scott había comenzado a armar jaleo, ¡Pero es que ese hombre era peor que el diablo! su única función en ese hotel era hacerle la vida imposible a los demás —No tiene el derecho de hacer cosas como estas cuando se le venga la gana.

—Mírame —y el hombre empujó con su brazo el secador de platos, todos y cada uno de ellos se cayeron al suelo. Aun no terminaban de hacer ruido cuando una nueva voz se unió. Scott sentía que se desmoronaba al igual que todos esos platos.

—¿Qué está pasando aquí? —el señor Argent había parecido en la supuesta escena.

—El estúpido empleado lo ha tirado todo —Argent miro critico a Scott. El pobre moreno ya no sabía qué hacer. Cuando había defendido sus derechos le había ido peor. Solo se quedó callado con la mirada al suelo.

—Yo me encargo de él, Señor Vitaly. Usted puede ir a descansar —le dijo cortésmente al hombre con una voz de total tranquilidad. Scott solo espero indicaciones —Tú, te quedaras todo el tiempo necesario para recoger todo esto.

Ya en sumisión, Scott sólo asintió.

—Si, señor...

Argent se había ido.

Ya era más de media noche y todos seguramente estaban en sus camas durmiendo, pero no él. Se encontraba poniendo cada uno de los trozos de la vajilla en pedazos de tela para después ser tirados.

Se puso de rodillas al suelo. Se quejo. Algunos trozos habían sobrepasado la tela del pantalón y encajado en la piel de sus rodillas, pero no paró ahí. Siguió recogiéndolos con la mano desnuda y pasó lo inevitable. Ahora también tenía heridas en su dedo.

—¡Auch! —la retiró de inmediato viendo como una pequeña gota de sangre fluía hasta convertirse en algo más que sólo una gota.

—Serás tonto muchacho —nuevamente la voz conocida. Su jefe y dueño del hotel.

Chris le tomó de la muñeca jalándolo para que se levantara. Scott aguanto a no decir nada por el dolor de sus rodillas al movimiento. Las manos de Chris se posaron en la cintura del chico y lo levantó unos centímetros del suelo para sentarlo en la barra de la cocina. Abrió un cajón y saco los primeros auxilios.

Scott extendió su mano, pero fue ignorada. El hombre le arremangó las mangas del pantalón más arriba de sus rodillas. Tomó desde el muslo inferior subiendo hasta la rodilla, dejando un rastro de sensación por las manos heladas. Scott observaba receloso. Como con unas pincitas cuidadosamente retiro los pedazos de la cerámica.

—N-no es necesario señor...

—Guarda silencio... no me dejas concentrar —Scott callo de inmediato. Chris siguió con su trabajo de curación. Tan atento, dócil y cariñoso. Vertió un poco de alcohol en una gasa —Dolerá —sus miradas se encontraron y ninguno tenía la intención de separarlas, pero finalmente Chris puso la gasa sobre la herida sacando un respingo al moreno.

Innocent lust-SterekWhere stories live. Discover now