No era difícil conseguir un par de zanahorias para sus pequeños amigos, todos sabían que podían ir al pueblo para pedir algunas prestadas y luego plantarlas para devolverlas. Sin embargo para el único híbrido oso que vivía en el pueblo de Karmaland era peor que asesinar zombies o esqueletos en la noche, odiaba tener que hablar con los vendedores o con las personas que cuidaban los cultivos y que ellos miraran sus orejas con curiosidad.Para los pueblerinos era algo increíble ver a ese tipo de personas pero para Rubius era algo incomodo, pero Juan Carlos III estaba enfermo y no podía perder a otro animal, si lo hacia tendría que poner otra tumba encima de su casa. Así que se encontraba en esa situación en la que tendría que salir de su cálido hogar, estaba asustado y sus nervios estaban asustando a su único perro quien lo miraba preocupado.
— Estoy bien, coringa, solo que... tengo miedo de volver al pueblo. — El perro lo miraba atento, sabia que cornisa siempre había sido bueno escuchando. — ¿Y si me llegan a hacer algo? ¿Quién cuidaría de ustedes?
El perro tomo entre su hocico su sudadera blanca y jalo, eso solo era seña para que se levantara y dejara de hacer el tonto, tenía que salvar a Juan Carlos III a como diera lugar.
Llevaba su espada, un par de lingotes de oro y de hierro para poder comprar un par de víveres que ademas necesitaba para su hogar. Encerró a coringa antes de irse y corrió colina abajo, coloco su capucha ocultando lo mejor que podía sus orejas sin embargo cuando estuvo a punto de llegar a donde estaba la tienda sintió que fue impactado por el cuerpo de otra persona, una persona algo más baja que él se acariciaba su brazo y lo miraba fijamente.
A pesar de ser tímido tenía el deber que ayudar a cualquier ser vivo que hubiera sido lastimado así que se agacho y miro al chico con preocupación, intento darle su mano pero por lo que se podía ver el chico no estaba muy feliz con eso.
— ¿Estas bien? — Sentía que su corazón estaba a punto de salírsele de pecho, hace mucho tiempo que no hablaba con nadie. — Siento que te hubieras cruzado conmigo, ¿duele mucho?
Mientras tanto el desconocido lo seguía mirando fijamente, pensando en que el muchacho de las orejas extrañas era un poco tonto por pedirle disculpas por esa tontería. Debía escapar, no necesitaba que le preguntaran si estaba bien... necesitaba llegar a su castillo a esconder todos sus trofeos que había conseguido de la comisaría, si lo atrapaban sería su fin.
— Estoy bien, no entiendo qué hace una persona como tu en la noche además ¿Qué son esas orejas? ¿Acaso son un disfraz?
El corazón de Rubius se detuvo por un momento y un gruñido de miedo se quedo atrapado en su garganta, mataría a cualquier que intentara amenazarlo por ser lo que era y no le importaba si era un humano. Sus oreja se movieron de manera nerviosa e intento escuchar un poco más del lugar, si lo mataba no pasaría nada además que cualquier persona lo podría pasar como un ataque de oso corriente.
— Oh, vaya... — El chico de ojos morados se quedo mirándolo sorprendido antes de levantarse y tomar sus cosas. — Eres uno de esos híbridos que los dioses crearon ya hace un tiempo, además de que eres un osito bastante bonito ¿Qué haces por aquí?
— Y-yo... — apretó su espada más nervioso que antes, no, necesitaba huir de ahí hasta que escucharon como uno de los guardias de la comisaría salía del establecimiento gritando que habían sido atacados.
El desconocido alzó su mirada hacia ellos y se alejo un poco, lastima, podría habérselo llevado a otro lugar solo para descubrir que tan valioso era. — Bueno... tengo que irme ya, luego te veré por ahí. —Se echo a correr hacia su hogar antes de detenerse y ver al chico-oso quien se le había quedado mirando fijamente. — Espero.
Mientras que Rubius seguía agachado viendo como el desconocido se iba corriendo, eso había sido realmente aterrador y no quería tener que volver a ver una persona como esa, por lo que se levanto con rapidez tratando de no llamar la atención de los guardias y se puso su capucha, corrió a la tienda del pueblo y compro algunas semillas, comida y un par de riendas para sus chicos (siempre las perdía así que debía comprar algunas) se dio cuenta de que había un pequeño cartel.
< ¡Fuimos robados! Si sabe quién es, avísenos por favor>
Al parecer el pueblo era más peligroso de lo que recordaba que era, salió de la tienda despidiéndose de los dependientes y camino hacia la casa del viejo Merlon quien se encontraba observando algo preocupado sus cultivos, esto se le hizo aun más raro así que se acerco hacia él.
— Viejo, ¿qué sucedió?
El anciano salto algo sobresaltado y lo miro de manera severa. — ¡No me asuste de esa manera, joven oso! — Se acarició el pecho y señalo sus cultivos. — Nuevamente colocaron una mina cerca de mi casa y esos chicos idiotas la hicieron explotar, nuevamente me quede sin cultivos.
— ¿Cuántas veces ha pasado esto? — Murmuro preocupado por el viejo y por su cerdo, si el anciano no tenía zanahorias no sabía como iba a salvar a su adorado cerdo.
— Esta debe ser ya la quinta vez, desde que ese muchacho se unió al pueblo los ataques se han vuelto constantes. Debes tener cuidado de con quien te juntas, joven oso, cualquiera podría estar escondiendo algún secreto y te llevaran con ellos. — El viejo pateo un pedazo de lo que antes podía ser una calabaza y ahora lo miro curioso. — ¿Qué venía a buscar, jovencito?
Rubius se sonrojo algo nervioso y avergonzado, debía hacerlo. — Quería algunas zanahorias para mi cerdo, esta algo mal pero ahora que veo esto creo que tendré que buscar en algún otro lado...
— Podrías hablar con el futuro alcalde, el es una buena persona y te ayudara, además tienes que cuidar bien de tus mascotas, el vive en una colina... te darás cuenta de cual es ya que tiene un cartel gigante con su cara pero cuidado con sus torretas, debes avisar tu llegada.
— ¡Gracias! ¡Luego te ayudare con tus cultivos, viejo!
Salió corriendo en busca de la colina donde vivía el futuro de alcalde, ojalá pudiera conseguir rápido sus zanahorias y volver a su hogar.
🐻
Lobo nocturno: identidad desconocida.
Ladrón, tiene el cabello castaño oscuro y sus ojos violeta llaman demasiado la atención ya que no parecen de este mundo.
¡Hola! Este es el primer capítulo de la historia y como notaran, es el primer encuentro entre los chicos. La historia irá cogiendo forma a medida de que vaya avanzando, no sé ni siquiera cuanto durara esto xddd.
En fin... ojalá les haya gustado el capítulo ^^ apreció mucho si quieren comentar y pues dejar su voto, ya nos veremos pronto por acá. (Gracias a las personas que votaron<3)
+ Normalmente Rubius no va al pueblo y mucho menos en invierno, por esa razón no conoce a sus vecinos y no sabe lo que pasa en el pueblo, su casa es la menos afectada por los actos terroristas. +

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Hybrid.
Fiksi PenggemarKarmaland están lleno de habitantes con habilidades especiales, pero hay algunos de ellos que fueron creados mucho más de lo que la imaginación puede llegar. Rubius era un híbrido de oso, se escondía en su cabaña hasta que la curiosidad lo llevó a...