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Rubius arrugo su nariz al sentir el aroma de un humano en especial, intento no rodar los ojos y apretar su cuerpo contra el de Vegetta pero era inevitable. Willy aunque era un buen amigo trataba a su humano con demasiado odio, casi lastimándolo con cada palabra de que decía y el sentir la fragancia de Vegetta apagada y con toques amargos lo hacia enojar.

El humano acarició su cabello intentando calmarlo, se notaba a kilometros que el albino no le caía muy bien y que lo hacia enojar, su cabello rebelde se erizaba justo cuando algo así pasaba por lo que tenía que darle un par de cariños para que todo volviera a la normalidad. Además también sentía esa molesta cosa en su cabeza que lo advertía para que no se guardara por más tiempo el secreto pero ¿podría decírselo sin lastimarlo más de lo que ya lo había hecho? eso lo hacia temblar del miedo.

— Vaya... no sabia que me los encontraría nuevamente por aquí. — Willy alzó una de sus cejas con fastidio, chasqueando la lengua para demostrarle a los dos intrusos que nuevamente estaba enojado de tenerlos ahí. — No entiendo que hacen todo el tiempo en casa de Fargan.

Rubius gruño molesto. — ¡Oh vaya! ¿Se te olvida que también somos sus amigos así como tu?

El albino solo lo fulmino con la mirada y espero a que el híbrido de búho bajara a abrir la puerta, cuando este fue hacerlo su sonrisa era tan deslumbrante que los otros dos chicos tuvieron que apartar la mirada. Que Willy y Fargan se siguieran hablando no era sorpresa para nadie, todos sabían que a pesar de estar separados, ambos chicos se amaban con todo el corazón pero el miedo de lastimar/lastimarse estaba latente en sus mentes, estaban aterrados de tener que pasar por lo mismo.

Mientras que Vegetta y el visitaban a Fargan cada que el mayor sentía la confianza de hacerlo, ambos se estaban curando de esas viejas heridas que cargaban pero estaban felices con la compañía del otro. No sabia si en algún momento de su vida iban a volver a ser lo que alguna vez fueron, pero lo que eran ahora estaba muy bien. Ambos saludaron a Fargan cuando este dejo de mirar a Willy con esos ojos de entonación, estaban a punto de reunirse todos los "héroes" del pueblo y se sentía un ambiente bastante extraño.

— ¿Seguros que las personas que faltan son buenos? — pregunto bastante nervioso, sentía una mala sensación recorriéndole la espalda. Los tres chicos solo se miraron sin decir nada y eso solo lo asusto más.

— Verás, chico oso, hay una persona bastante complicada ahí afuera pero si no lo enojas todo saldrá bien. — Willy tomo una manzana de la mesa de Fargan con toda la confianza del mundo. — Lolito esta loco, recién se esta empezando a adaptar a la idea de que hay un nuevo integrante y de que ese integrante es un híbrido fuerte.

Vegetta asintió lentamente mientras que enredaba sus dedos en los largos cabellos del  oso. — No sabemos como actuara, pero te protegeré de lo que pueda pasar. — El pelinegro se quedo callado por un momento hasta que se dio cuenta de que había dicho así que carraspeo con incomodidad. — Digo... ya se que no necesitas protección pero estaré ahí para ayudarte.

El oso asintió lentamente y los 4 se quedaron hablando de unos extraños monstruos que habían estado apareciendo los últimos días, no sabían si los dioses se habían equivocado con alguna criatura y habían  creado algo malvado que podría llevar al fin de Karmaland. También hablaron de que en una de las salidas que había tenido con Vegetta se encontraron con una linda sirena con la que había podido comunicarse, era extraño el comunicarse con otra especie cuando no tenía mucha practica.

— ¿Cómo carajos puedes hablar con sirenas? — Fargan se sentó a un lado de Willy dejando un notable espacio entre ellos. — Apenas y puedo comunicarme con los animales del bosque, ya sabes, he estado rodeado de humanos.

Hybrid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora