Prólogo: Los cantares del aquelarre

375 12 2
                                    

[Nota del autor: Valoro mucho los comentarios y leeré lo que escribáis. Espero que os guste. La historia empieza después de este poema cantado por un trovador]


El asesino despertó. Decidió intentarlo por última vez

El mago supo que había llegado la hora. No tendría más candidatos

La bestia aguardaba el reconocimiento que le permitiera ser mujer

La esclava huérfana sin esperanzas montaba guardia por su amo

El príncipe segundo tramaba cómo tomar el trono de una maldita vez a ese bastardo

Su guardiana leal se rindió a nunca tener una vida con él

La bruja se divertía esperando algo mejor, con secretos incluso para el trovador

Cuando el Caos vino a romper los planes y el común saber

La alianza escribía la Historia entre secretos de estado.


Tokio, Japón.

Año 2.030

  Motoko no podía dormir. Estaba demasiado estresada la noche antes del examen de selectividad dando vueltas en la cama. Y ni siquiera estaba decidida sobre qué carrera estudiar:

  A veces creía que su vocación era la medicina, como su padre. Pero su madre la había criado para ser historiadora, como ella. Le había oído mil anécdotas históricas, preferiblemente bélicas, pero siempre con explicaciones para tener contexto, de modo que había asimilado un montón de información casi sin darse cuenta.

  Por otra parte había leído al menos una vez todos los libros de la biblioteca personal de su padre por su propia iniciativa, casi todos acerca de medicina, y cuando no entendía palabras las buscaba en la enciclopedia, en papel, a la antigua usanza. Le gustaba el tacto y aroma de los libros y la sensación de que tienen un valor especial que no tienen los bits y luces en una pantalla.

  Esa noche no haría un streaming porque desde que se hizo jugadora semi profesional le estresaban en lugar de divertirse. También estaba aburrida de juegos de rol. A veces recurría a los clásicos, una partida de ajedrez en su teléfono con algún desconocido anónimamente podría estar bien. Era bastante buena en juegos de estrategia en tiempo real, pero nada como un pasatiempo pausado para relajarse. Así que en lugar de dar más vueltas en la cama encendió la lámpara y desbloqueó el smartphone.

  Estaba en su cama moviendo la reina a una posicion que sería favorable 3 turnos después cuando oyó un ruido en algún lugar de su casa. Soltó el móvil y se incorporó. Sus padres estaban celebrando su aniversario y volverían tarde. No debería haber nadie en casa...

  Salió sigilosamente de su habitación caminando de puntillas con calcetines camino al dormitorio de sus padres. Él siempre guardaba su antiguo bate de béisbol bajo la cama por si entrara un ladrón en casa. Intentó cerrar la puerta silenciosamente pero cuanto más lenta la movía más ruido hacía. Se sobresaltó esperando que nadie la hubiera oído. "Será mejor que me dé prisa en cogerlo", pensó. Pero el bate ya no estaba allí.

  Lo buscó a cuatro patas en la oscuridad junto a la cama; tanteaba con la mano cuando oyó algo parecido a una risita mal contenida a su espalda. Esta vez se asustó mucho más. Se volvió pero no había nadie. Al menos por lo que podía ver con la escasa luz de la luna llena que entraba por la ventana mientras las cortinas ondeaban al viento... "Un momento. ¿Por qué la ventana está abierta?" De nuevo oyó una risa a su espalda, esta vez más fuerte. Un ladrón enmascarado estaba allí mismo, a un paso de ella. Gritó, pero le tapó la boca. Ella seguía en el suelo arrodillada mientras otros dos le asaltaron por sus flancos sujetándole los brazos.

Leveling Incarnation (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora