III-8: Transistasis

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Sheidy vio que Motoko sustituyó la torre negra por el rey negro. Después sustituyó un alfil blanco por el único alfil negro que quedaba. En el lado negro sólo quedaba un caballo y el rey.

-¿Qué ha pasado aquí? -Timothy vino con varias de sus guardias.
-Sólo negocios. -Respondió Rubeon. -Una de las partes era impulsiva al encontrar una puerta cerrada.

-Si tú lo dices...

Rubeon sacó algunas monedas de oro de su bolsa y se las dio.

-Todo ha ido bien al final. Ahora me gustaría hablar con el rey saylar.
-No te escuchará.
-Con su guardaespaldas, al menos.
-Le pasaré el mensaje.

Se quedó allí parado y en silencio, esperando. Finalmente Rubeon le dio más monedas de oro. Timothy se fue silbando y muy contento con su vida.

-¿Mi amo me va a vender? -Preguntó Sheidy con genuina preocupación en su voz. -¿A quién?

-Tú me has mantenido con vida hasta ahora, mi querida Sheidy. -Le contestó acariciando su pelo. -Aunque me agrada Motoko, es peligroso para mí interponerme entre Ella y su Destino.

Los ojos de Sheidy brillaron.

-Ahora que tu hermana no está, habrá algunos cambios. Lo que llevas años esperando por fin sucederá.

La besó con gentileza en sus labios. Ella cerró los ojos y brotaron lágrimas. Él la abrazó. Ella se derritió y le devolvió el abrazo.

La tumbó sobre una mesa y le levantó la falda larga de campesina.

-Motoko, ponte en el hueco de la puerta y avísame si viene alguien.

Motoko obedeció.

* * *

Levy no sabía qué pensar de aquél hombre. Había intentado matar a Rubeon, lo detestaba, y al parecer era su mismísimo príncipe; aunque no era el heredero, pero eso era un detalle menor. Por otra parte asumía riesgos por sí sólo, era demasiado temerario para su posición y responsabilidad. Se encontraba ese día allí para negociar con las autoridades de otros reinos. Al parecer era su día de suerte.

-Mi príncipe -Se dirigió a él subiendo las escaleras. Él estaba taciturno y en silencio.
-En público te dirigirás a mí como su alteza real. En privado puedes llamarme Rodrick.
-Como ordene su alteza. -Asintió. -Antes llamó a ese traficante de esclavos "ladrón de vasallos." ¿Debo suponer que ha restaurado mi libertad? ¿O seguirá las normas del tráfico de esclavos y seguiré estando obligada a serviros como mi amiga Valyssia con ese hipócrita de Barton?
-¿Barton? -Él se detuvo. -¿Qué tiene que ver con esto?
-Mi amiga le puso como condición para servirlo que no pagara a Rubeon; él aceptó y lo menospreció. Aparentaba despreciar el tráfico humano... Pero al fin y al cabo mi amiga es ahora de su propiedad por imposición.

El príncipe le dedicó una intensa mirada a sus ojos, pero no había rastro de hostilidad en ellos. La luz entraba por una estrecha ventana de arquero. Ella pudo apreciar matices de color en su largo cabello rubio y cobrizo ante el sol del atardecer. Se derramaba sobre sus hombros. Era un hombre hermoso.

-Y si hubiera pagado al esclavista -Continuó Levy intentando concentrarse-, él hubiera justificado la propiedad por el dinero que pagó. Es lo que hacen siempre los compradores como si eso les legitimara.
-¿A donde quieres llegar?

Ella carraspeó y se puso más seria. Le devolvió la mirada.

-Aquel hombre no se comportaba de acuerdo a sus opiniones. ¿Lo hará su alteza?

El príncipe sonrió sin enseñar los dientes; había un deje de tristeza en su rostro.

-Por supuesto que sí. Estás bajo mi autoridad real, pero te protegeré como súbdita de mi reino. Desde este momento quedas liberada de la maldición de control. Te lo ordeno como tu nuevo propietario, poniendo fin al contrato. Ya no eres esclava de nadie, ni siquiera mía. Eres súbdita del rey Alexander de Victoria y ningún autoproclamado amo podrá controlarte nunca más.

Leveling Incarnation (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora