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Pov Duki

Miré el fondo del vaso, aún descansaba una fina capa del líquido color miel. Siempre me gustó tomar alcohol, me gustaba su sabor y el efecto que me provocaba, me reía y divertía más en ese estado, me sentía más libre. Pero últimamente solo consumía y consumía porque me dolía el corazón y quería olvidar. Había pasado de estar feliz con Lola y nuestro niño a perderlos a los dos. Solo quiero a Nicolas conmigo, me da igual lo que haga la rubia, mi corazón ya estaba hecho mierda, porque la traición era lo peor que me podía pasar. Camila me había contado sus razones, o al menos lo que Lola le dijo, pero aún así, yo hubiese ayudado a su padres, yo podría haberlos ayudado, incluso había lugar acá, en la mansión, que es tan grande que a veces la siento vacía. Podríamos haber sido una familia enorme y contenta pero ella no lo quiso así. No me importa, solo no quiero verla más, es imposible que quiera dañarla. Quiero a mi hijo conmigo, ese es mi objetivo.

Tuve un par de reuniones con la nueva abogada, es una señora mayor pero muy inteligente, arreglamos todo ya, la vi escribir papeles durante horas, estuvo buscando maneras para ganar y parece que encontró una. Camila tenía razón, ni idea de donde sacó a la vieja pero se lo agradezco. Me iba a levantar del mini bar que tengo en la sala pero escuché el tono de mi teléfono, busqué entre las botellas vacías y lo encontré. Casi me da un paro cardíaco cuando vi el nombre de quién llamaba y atendí sin pensarlo dos veces.

-¿Lola?

-Mauro...-murmuró llorando.- Mauro, voy a retirar los cargos, esto fue muy lejos, Camila vino y me dijo un par de cosas que me hicieron pensar, no voy a arruinar a mi familia.

-¿Qué?.-pregunté, había quedado anonadado.

-Mauro, esto terminó, espero que algún día puedas perdonarme, mañana voy a retirar todo, quisiera que arregláramos como vamos a hacer con Nico, los dos tenemos derecho sobre él, perdón de nuevo por haber sido tan idiota.-seguía en silencio, sorprendido, al no obtener respuesta Lola decidió colgar.

-Tengo que decirle a Camila.-murmuré para mi mismo. Caminé hacia la habitación de Tomás, sabía que estaba allí jugando a GTA V, no me molesté en tocar la puerta, después de todo es mi casa. Ignacio dormía en la cama, se bien que le aburrían esos juegos, mientras los otros dos presionaban botones a toda velocidad.

-Boludos, acaba de llamar Lola, va a retirar todo mañana.

-¡¿Qué?!.-exclamó Camila tirando el mando.

-Si boluda.-asentí con la cabeza.

-¡Es nuestra oportunidad Mauro!.- gritó, se paró y comenzó a zarandearme.

-¿De qué?.-pregunté confundido.

-Con las pruebas de que Amanda estafó a los padres de Lola podemos meterla presa, llamá a Lola ahora, dale, que yo llamo a nuestra abogada así arreglamos.

Parece ser que la rubia chetosa a la que tanto odio le habíamos tomado la iba apagar después de todo. Vi como agarraba el celular de Ignacio, lo desbloqueó y buscó entre los contactos el número de la vieja, así que yo no perdí tiempo e hice lo que me ordenó.

Marqué y el tono sonó un par de veces antes escuchar su aguda voz.

-Vení a la mansión con tus viejos, tenemos trabajo que hacer, que tu padre traiga las pruebas de la estafa que tenga.-resumí, sin dar lugar a respuesta colgué. Esto se estaba poniendo interesante.

Algún tiempo después el timbre sonó, corrí a abrir la puerta. Del otro lado estaba la rubia con un aspecto demacrado, siempre había sido de esas mujeres que se arreglan de más y andan impecables pero ahora mismo era todo lo contrario. En sus brazos estaba Nicolás, estiré los míos para tomarlo, era hermosísimo, ese niño se había robado mi corazón. Aún no sabíamos a quién de los dos se parecía más pero eso me daba igual. Atrás estaban sus padres que me miraban curiosos, así que los hice pasar. Justo cuando iba a cerrar la puerta un tacón elegante se interpuso, había llegado la abogada, le dije que se quedara en el salón. Al parecer las cosas iban a terminar bien para todos.

Arrogant [Ecko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora