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-No te quiero ver más hasta que resuelvas esto.-habló alto, dejando los bolsos con la ropa de su novio en la entrada de su casa, Ignacio seguía sin poder creérselo.

-¿Me estás dejando?.-preguntó incrédulo.

-No, no te estoy dejando, estoy enojada porque me engañaste, me dijiste que estabas bien cuando no y te drogaste en mi casa sin importarte mi hermano chico, además papá tiene razón, es tu lucha y tenes que resolverla solo.

-Ese viejo condenado.-murmuró para si mismo. La castaña suspiró y cerró la puerta en la cara del chico, preguntándose si había hecho lo correcto.

Ignacio tomó su celular y llamó a Mauro, era a la única persona que podía pedirle consejos o ayuda.

-¿Aló?.-la voz del pelinegro respondió dos tonos después, de fondo se sentía el llanto de un bebé.

-Boludo, Camila me corrió.-habló suspirando fuertemente.

-¿Qué?.-eso si que no se lo podía creer,¿ellos dos separándose? ¿cuándo eran la pareja más unida que jamás había visto?.- Vení a casa, ya.

Ignacio se subió a su auto, cargando en el asiento trasero los bolsos de la ropa que había ido acumulando en la casa de Camila de todas las veces que se quedaba a dormir y manejó algunos minutos hasta llegar a su destino.

Le abrió la puerta Alejo, que tenía unas ojeras enormes y auriculares con la música tan alta que Ignacio podía escucharla perfectamente aún estando a un metro de distancia.

Sebastian se había ido a vivir a la casa de la madre por un tiempo y Tomas estaba quedándose en el sótano, desde hacía una semana que el pequeño Nicolas despertaba a toda la casa a las tres de la mañana pidiendo comida y el sueño se veía interrumpido.

Caminó hasta la sala donde Duki dormitaba y se sentó a su lado, el pelinegro movió la cabeza y observó a su amigo.

-Cuente Ignacio, cuente.-alentó dándole palmaditas en la espalda. Entonces el chico dejó su estado de shock y comenzó a llorar como un bebé.

-Me echó de la casa, dijo que no volviera hasta resolver mis problemas, todo por drogarme donde no tenía que hacerlo.-explicó sorbiendo sus mocos, entonces Mauro reaccionó y lo golpeó en el cuello.

-Idiota, ¿no te das cuenta? Ella quiere lo mejor para vos, además no fue culpa de drogarte, fue culpa de mentirle, no cambies las cosas pendejo de mierda, conozco a Camila y es una muy buena piba, no haría cosas si no supiera que es lo correcto, además, si de verdad la amás estoy seguro de que vas a encontrar la forma.

Ignacio pensó que su amigo estaba en lo cierto, el quería estar como siempre, no separado de su novia, la quería consigo, pero para eso tenía una única misión y era encontrar la forma de dejar su mierda.

-Hice mal en dejar el psicólogo, hice mal en no decirle como me sentía últimamente.-susurró, entonces recibió otro golpe.

-¡Auch! ¿Podrías dejar de hacer eso?

-No querido Ignacio, se ve que así se te acomodan las neuronas, el primer paso a recuperar el paraíso es volver al psicólogo y aunque no sientas confianza abrirte, sino no te va a poder ayudar, tenes que contarle las cosas detalladamente.

-Pero no quiero ir, dios, no puedo creer que vaya a hacer esto por Camila, apenas pasaron unas horas y ya la extraño demasiado.

-Ah, el amor.-suspiró el pelinegro.

Ignacio sacó su celular y buscó entre los contactos de su agenda, presionó el botón para llamar y espero. Nadie le respondía así que se comenzó a inquietar.

-Paciencia muchacho.-pidió Mauro.

-Pareces mi viejo.-recriminó el chico.

Llamó dos veces más y cuando se iba a dar por vencido le atendieron.

-¿Hola?.-preguntó.

-¡Hola! ¿Ignacio? Estaba en consulta, no puedo atender, sabes las normas, decime, ¿pasó algo?.

-Si, mentí cuando dije que estaba bien, necesito volver.

-¡Ay! ¿Cómo pudiste hacer eso? ¿Sos boludo? Esperá que me fijo en la agenda si tengo horarios para esta semana y te paso por whatsapp para que veas cual te sirve.-dicho esto, colgó.

"¿Sos boludo?" resonaba en la cabeza de Ignacio.

-Un boludo impresionante.-murmuró.

Pero un boludo que amaba a Camila e iba a ser lo que fuera para no volver a decepcionarla. Aunque había vuelto a fallar a su palabra, había prometido no volver a vivir una situación como esa por la castaña y por la relación que tenían pero lo hizo de todas formas, se cuestionó el valor de su palabra y se prometió cambiarlo. Siendo esa la primer promesa que se hacía realmente en serio, en años.

-Vas bien Eckín, el primer paso es aceptar que estas mal y el segundo es tener la voluntad suficiente para querer solucionarlo.-felicitó Mauro dando palmas. 

Arrogant [Ecko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora