Capítulo 17.- Mentiras

170 28 10
                                    

            "Todos los tienen, todos los ocultan, todos son malos y todos, absolutamente todos, ocasionan problemas ¿Adivinas de quien hablo?"

 

            Pudieron decirme que McKengsly disfruta de la homosexualidad, el incesto, la zoofilia y lo habría creído, al menos no me habría caído con tanta sorpresa como esto. Haydee no deja de estar con la boca abierta frente a la computadora, tal vez procesando todo. Desvía su mirada de la laptop a McKengsly y de nuevo a la laptop. Comienza a rascarse la cabeza y ya va a morderse la pobre uña que ya está deforme y... ¿Qué vas a hacer?

            Ok al menos yo la seguiré. Sale como loca y... Ok, vamos a tu oficina, a eso que llamamos oficina. Creo que ni respira, va directo a esos estantes llenos de libros viejos y comienza a leer cada lomo. ¿Qué buscamos?

            Ajá, ya agarraste uno, comienza a ojearlo desesperada y creo que no encuentra nada, jala otro libro y otro. Yo no entiendo nada, lo sé Sabiduría, lo sé, sé que sí leo tan solo un poco lo sabré, pero bueno, tengo flojerita. Y miren quien decidió hacer apto de aparición, pero si el imbécil de Destino se ¡despertó! Ya cállense todos, no le tengo miedo, y sí le diré que es un vago, vago, vago, tantas veces quiera ¿Qué más podría pasar en la vida de Haydee?

            Aquí entre nos, mejor me callo un poquito... Esperen... esperen... creo que Haydee encontró algo.

            "¡No puede ser! ¿Acaso le debo todo a McKengsly? ¿Qué clase de locura es ésta?"

            ¡No cierres el libro! Bueno, ahora no sabré que pasa, siempre puedo retroceder, pero Haydee sale tan decidida que mejor veo que le reclama a McKengsly. Es raro que no pueda identificar si Haydee está enojada, un poco molesta, mortificada o confundida. Su ceño se frunce y relaja constantemente. En su mente debe ser todo un enredo, y aquí está la estúpida de conciencia diciéndome que ella sabe más que yo. Honestamente aquí todos quieren quitarme protagonismo ¿por qué no relatan su propia historia? Me obstinan, y sí, tienen razón, amargura y yo vamos de la mano, casi, casi, somos lesbianas ¡contentos!

            Ya estamos en la oficina de nuevo y Haydee está frente a McKengsly viéndolo dormir, creo que si el pobre se despierta justo ahora se cae del susto. Incluso se está hincando frente a él y lo mira con más atención ¿pensará darle una cachetada justo ahora que está durmiendo como un bebé? Sería de lujo que lo hiciera. Haydee hazlo, ya quiero reírme el día de hoy.

            ¡Que decepción! Un mechón de cabello tapa un poco el ojo de McKengsly y Haydee está acercando su mano para acomodarlo. Ahí está acercándose delicadamente y... ¡Achú! ¡Destino!!!!! Perro de porquería.

            La silla de McKengsly se movió y ante el movimiento McKengsly tiene a Haydee agarrada por las manos.

            —¿Qué haces? —Grita, creo que la debe ver borrosa, porque sus ojos se están acostumbrando a la luz —¿Por qué estabas encima de mí? ¿Qué pensabas hacer? —dice más serio.

            —¿Qué iba a pensar hacer pelele?  No iba a violarte si eso piensas —intenta ponerse de pie, pero McKengsly la sigue sujetando —¿Me devuelves mis manos por favor?

            —Ahora que lo pienso, creo que querías besarme —la suelta y comienza a restregarse los ojos.

            —¡Besarte! Brincos dieras. Hay algo de lo que debemos hablar.

            —¿Hablar? No creo que tenga nada que hablar contigo, pero te escucho. Que sea rápido.

            —Fíjate que mirando tu computadora, vi que...

En Horario Laboral. Maldita Competencia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora