Capítulo 16.- Vanidad (parte 1)

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"Es pretenciosa, estúpida, egocéntrica, inútil y profunda como un charco ¿a quién me refiero? VA-NI-DAD. Las más lindas rebozan de ella y la publicidad se mata por meterla en la vida de esa minoría que no se embauca con ella. Vanidad es poderosa y mentirosa, es la reina de las ilusionistas. Te hace creer que el tenerla es estar por encima de todos, pero en realidad, el tenerla equivale a estar en nada".

            —¡Haydee! ¡La reina de mis pesadillas! —Aww hace tiempo que no escuchaba aquel saludo de Eric ¡Lo extraño! No lloraré, no lloraré.

            Ya que Haydee se guindó en su cuello, él la sujeta por la cintura y la eleva del suelo. Parece escena de película romántica. McKengsly resopla fastidiado. Ajá te casé en pleno acto McKengsly, no sé por qué sí Eric le cae tan mal sigue ahí pendiente de todo. Ve todo con su vista periférica, pero a mí nada se me escapa.

            —No puedo creer que no estés en Dubai —dice ya tomando un poco de distancia. Parecen dos amigos tonteando. Y yo quiero que ¡vuelvan! Eso me haría muy feliz... Aunque... hum... déjenme pensar... ¿en realidad quiero eso? ¿Ustedes quisieran eso? Bueno, mejor no pienso más.

            —Tu arrebato de sinceridad nos arrastró a ambos al abismo. Mi jefa no puede ir a tales eventos, su esposo, claro que va, pero ni modo que se lleve a la secretaria y a su esposa —los tres sonreímos, claro que eso nunca pasará.

            —Ambos tenemos jefes aburridos —le susurra al oído.

            —Y ambos son malos en la cama. Lo digo porque si no ¿Por qué abrazarme tan efusivamente frente a tu amante? ¿O he de decir esclavo? —ambos están cuchilleando y McKengsly siento que va a explotar ¿tendrá un súper oído que escuche todo? Nah, yo sé que es este mundo no hay súper hombres.

            —No es por eso, luego te cuento. A todas estas ¿qué haces aquí?

            —Mi jefa es benefactora de esta fundación. Me envió a dar su donativo ¿acaso esto no es bizarro? —Toma a Haydee de las manos y la voltea un poco para esconderse de McKengsly supongo. Sí premonición, yo sé que sabes, ya lo sé, pero déjame a mí con la incertidumbre. Aquí entre nos, amo a Incertidumbre, le da esa chispa a la vida, es tan esencial como el aire que ustedes respiran —En el mundo en que vivíamos, nadie, NA-DIE, quiere o estima a McKengsly —Haydee no puede evitar reírse, pero es que Eric tiene mucha razón.

            —Ahora vivimos en un mundo mucho más bajo. En extremo bajo. 

            —Ya lo creo, ahora nosotros somos la escoria. Tú más que nadie querida amiga, ves ser tan buena y sincera, tan moralista solo sirvió para convertirte en una completa inmoral.

            —¡Oh cállate! Ya me estabas comenzando a caer bien, todo lo dañas amiguito.

            —Sabes que no es cierto. Salgamos ésta noche, en serio te necesito —Eric sabe que esas son las palabras mágicas para atrapar a cualquier mujer. Amamos sentir que somos importantes, aunque eso casi nunca es cierto. ¡Oh! Hasta yo sentí eso, nuestro Eric nos ha atraído hacia él tomándonos por la cintura y muy cerca del oído y ¡vaya! Hasta siento su caliente respiración, si fuera otro sentiría asco, pero es mi Eric. Esperen ¿qué es lo que dijo? ¡Maldita sea! ¡Cállense! No escucho, estos inútiles van a venir matándome de la rabia, moriré como uno de esos pájaros carpinteros, toda malhumorada. Miren lo que me hacen hacer, retroceso, por favor, y no se quejen desgraciados —Dejaré que seas mi ama, seré más rebelde que McKengsly —¡Ay! Please concédanme eso.

En Horario Laboral. Maldita Competencia. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora