Cap 35: Ginebra

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Su vida tal como la conocía a cambio de una experiencia única. Así se sentía abandonar todo lo conocido. Paso de ser la hija del líder de un importante pueblo esquimal y vivir en la naturaleza a ser una más en la civilización. Adaptarse le estaba costando bastante, por las noches no podía conciliar el sueño y despertaba sin saber bien donde se encontraba. Temía que alguien pudiera encontrarla y llevarla nuevamente al lugar donde había nacido.

Aun no se sentía completamente cómoda con las personas de su alrededor, pero estaba segura de que regresar era una opción inviable por el momento.

Su madre quien fue una rescatista noruega le contaba antes de acostarse historias maravillosas sobre la vida en la ciudad. La inmensidad de los edificios que lograban que cuando alguien subiera hasta la terraza pudiera ver a las personas empequeñecerse y jugar a ser gigante por un rato. Le relato varias veces que allí los centros comerciales eran enormes, con tiendas de ropa y golosinas por doquier. Ella prometió que algún dia la llevaría a conocer las grandes urbes, aunque esa promesa nunca se cumplió. Tenía muchas cosas por hacer junto a su padre y ese viaje se pospuso una y otra vez. Hasta que el invierno la disolvió con su majestuosidad.

La fantasía más anhelada de Ginebra era conocer lo que se escondía más allá de los abetos, pinos y abedules que veía apenas despertar. Queria visitar la gran manzana. Por lo cual cuando la oportunidad llego a su vida en forma de viajero perdido, no dudo en aprovecharla. Ahora que estaba allí y había visto algo del ambiente descubrió que lo que le explicaron era real. Tal cual ella imagino.

Consiguió un amigo y un lugar donde quedarse. No volvió a pensar en lo que tuvo que dejar atrás. Ahora estaba en otro lugar y pronto se sentiría bien allí. Estaba viviendo temporalmente en un hotel y había conocido a la amiga de Ashton, Emily, en quien aún no confiaba demasiado.

Había algo raro con ella, creía conocerla de algún lado. Su rosto le sonaba demasiado, aunque le era imposible determinar de dónde. Aparte se veía enferma, demasiado delgada y con ojeras. Su relación con ella era cordial ya que lo último que deseaba era tener problemas con su conocido. Tampoco planeaba conocer a demasiadas personas nuevas, prefería cuidarse a ella misma.

Tenía sobre ella un techo, una cama donde dormir y dinero para comida. Por el momento estaba bien.  De todos modos, agradecía el poder estar ahí, conociendo otros horizontes totalmente diferentes a lo que estaba acostumbrada. Sin irse más lejos, durante la tarde de ese dia salió a conocer lo que había cerca. Todo era grande a su alrededor.

Lo que más le gusto fue quedarse un rato largo sentada en el pasto de alguno de los múltiples parques que poseía la ciudad. Allí comenzó a reflexionar con respecto a los temas que no compartía con nadie. Uno de esos era que pronto cumpliría veintiún años y ya conocía más del mundo que cualquiera de sus conocidos. Estaba viviendo quizá de prisa y aun así pensaba que el tiempo empezaba a volverse escaso. Debía visitar y conocer más lugares. Pensando en eso emprendió la vuelta a su hogar provisorio a paso lento. Todo a su alrededor llamaba demasiado su atención, por lo que debía abandonar el camino por momentos y retomarlo un tiempo después.

Esta noche estaba invitada a cenar en la gran casa donde la amiga de su conocido vivía y estaba emocionada por eso, seria su primera vez conviviendo con personas diferentes a ella. Dos francesas y un neoyorquino.

Apenas callo la noche estaba en camino, vestida con la mejor de sus ropas y lista para probar deliciosos manjares culinarios. Llego a las nueve de la noche y después de abrirle la puerta se encontró con una gran mesa cubierta con un fino mantel, muchos platos perfectamente puestos y adornos por doquier. Era increíble poder estar viviendo uno de sus sueños y comer como lo hacían en esas películas antiguas que tanto disfrutaba ver.

Se juntaron para cenar y aunque ellos se veían igual que siempre, se sentía como una ocasión especial. Comió hasta saciarse y un poco mas todavía. Ellos por momentos parecían estar absortos en planes que no llegaba a comprender, al parecer alguien cumpliría años al dia siguiente y por eso el apuro de que todo saliera bien.

Lo entendió y un rato después se sintió incluida ya que todos en aquella mesa estaban particularmente interesados en conocer sobre su historia, como estaba siendo su experiencia en ese país y si extraña algo o a alguien. Respondió a todas y a cada una de las preguntas que le hacían, particularmente las de la muchacha con el cabello castaño. Quien lo llevaba atado en una coleta alta.  Les conto algunos detalles de su estilo de vida y cosas que le parecían curiosas de allí, hasta que llego al ultimo cuestionamiento. Ese que indirectamente tenia que ver con su familia.

Involuntariamente quedo en silencio, encontrándose particularmente culpable de haberse ido sin avisarle nada a su padre. Repentinamente imagino su cara y tuvo que morder su labio inferior para impedir que las lagrimas pudieran delatarla. Él era lo único que le quedaba y en ese momento con seguridad podía saber que estaría preocupado por ella. Buscándola sin descanso.

Ante la mirada extrañada de los demás tuvo que mantener la compostura, aunque las ganas de salir corriendo estaban acumulándose dentro de su pecho. Bebió otro sorbo de su Coca-Cola tratándose de esconderse detrás de las burbujas de gas que emanaba de esta. Ashton noto su incomodidad y le sonrió trayendo un nuevo tema de conversación a la mesa.

Mientras tanto ella recordaba a su madre.

Flashback:

Su nombre era Seren y como su nombre lo indicaba parecía tener estrellas en su mirada. Siempre fue una mujer de ciudad a quien le encantaba viajar y tomar fotografías de todo lo que le pudiera parecer distinto. Era una persona libre, nada la ataba al espacio y se movía con frecuencia por todo el mundo.

En uno de sus largos viajes por la inmensidad de Canadá conoció a un hombre. Quedo flechada por la historia detrás de tan sobresaliente caballero. Formaba parte de una tribu de la cual la información era casi inexistente. Era un "Inut" y su vida le pertenecía a la naturaleza.

Una persona de interés.

Llevaba una voluminosa barba rojiza y tenía su edad. Vivía en una carpa junto a unas diez personas, cuyas edades oscilaban entre los dieciocho y cincuenta. Se llamaba Brock y su padre era el mediador y guía de aquel grupo.

Ellos vivieron un romance fuera de lo común. Autentico, libre y apasionado. Aunque durara muy poco tiempo.

Ella nunca logro acostumbrarse a una vida sin las comodidades a las que estaba acostumbrada. Estaba demasiado enamorada. Por lo que decidió esperar a que Ginebra, su hija, cumpliera doce años. Discutió junto a su familia la manera de volver a Noruega, pero su esposo se negó alegando que su casa era allí y que abandonarla le parecía imposible. Ahora él estaba a cargo del pueblo y sus responsabilidades eran mucho mayores.

Seren escapo sin mirar atrás y desde ese dia nadie supo más sobre ella.

Fin del flashback

La joven paso un largo rato pensando en su vida, hasta que algo llamo su atención. Era la única que no había terminado su filete. Pestañeo y en un movimiento de sus largas pestañas volvió a la realidad.  Queria quedarse en Nueva York un par de meses más.

.LadyTerca.

Lucha entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora