Radiantes días seculares

Cuchillo

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No podía quitar sus ojos de ellos.  Eran dos líneas reflejadas una contra la otra, una misma ola cayendo en dos tiempos, la aurora en dos vértices. Estaban ahí, bailando en medio de la gente y sabía que no era el único que los miraba, eran dos hermosas estrellitas gravitando en medio de la noche, haciendo parecer hueco y muerto todo lo que les rodeaba. Se reían, mirándose sólo entre ellos, siguiendo sólo el ritmo del otro en un mundo secreto que parecía más encantador que cualquier fantasía, tan delicado como sus cuellos, sus dedos. El tiempo no los alcanzaba, se caía a sus pies en  cascadas, en cristales y ellos seguían riéndose, más animados con el rojo de sus mejillas, el licor de sus vasos que se sacudía a su mismo ritmo y caía al piso como agua bendita. 

-¿Qué ellos no son de otro grado?- incluso Inosuke los estaba mirando, con más cautela, incluso suspicacia-Recuerdo haber visto a Genya hablando con uno de ellos, son menores que nosotros ¿Quién fue el imbécil que los dejó entrar?-

-Nosotros tampoco somos mayores- sonrió, mirándolo en una cortesía involuntaria y el chico resopló- sino fuera por el novio de Zenitsu no habríamos entrado a la fiesta-

-Bueno, pero nosotros al menos no estamos bebiendo- cruzó los brazos, ladeando el labio con enfado al volver a fijar su atención en los gemelos- deben tener la edad de tu hermana, deberían estar en casa a estas horas-

-Lo sé- el panorama se limitaba a esos cabellos negros en un final remolino cerceta, en sus ojos menta, en sus risas y las formas que hacían, sin dejar de bailar, todavía la canción no terminaba - ¿Irán en la clase de ella? ¿Sabrá cómo se llaman?-  su amigo lo miró con una ceja levantada.

-¿Por qué no les preguntas tú mismo sus nombres?- Tanjirou le dio un trago a su soda, intentando alejarse del imán en ellos, queriendo recordar que habían ido allí sólo por acompañar a su amigo, apenas llevaba saliendo con Tengen un par de meses y no quería sentirse fuera de lugar en esa fiesta. Fueron de apoyo, no...

Un par de ojos menta miró en su dirección, en un giro azaroso, fijándose en él. Fue el azar, duró un segundo. Lo suficiente. Tanjirou dejó su vaso con soda en cualquier rincón que encontró, disculpándose con su amigo, abriéndose paso entre los que bailaban hasta alcanzar el pequeño círculo que habían abierto como una distancia con el resto. Los gemelos dejaron de bailar, mirándolo fijamente, uno con los labios apretados y el otro todavía sonriendo.

-Hola- se sintió pesado, tonto.

-Tanjirou- dijo el muchacho que sonreía, soltando una mano de su hermano para sujetar la de él- eres amigo de Genya- 

-Sí- afirmó, nervioso por la manera en que el otro chico lo miraba, como advirtiéndole-¿Son amigos de la escuela?-

-Vamos a clases de esgrima juntos, somos de otro colegio- contestó el chico serio, resoplando mientras también tomaba la otra mano de Tanjirou- Mui te vio una vez con nuestro amigo y fuiste la razón por la cual vinimo-