Capitulo 33.-

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Dylan

—Dylan, creo que ya es suficiente— dice Cristopher tratando de detener mi siguiente vaso de tequila

Le quito la mano de mi vaso y lo bebo completo, ya no siento arder mi garganta, al contrario siento que no es lo suficientemente fuerte.

No sé cuantos tragos voy pero por más que tomo el dolor a un sigue, no logro quitarlo de mi pecho.

Cristopher solo observa, sabe que por más que lo intente no voy a parar, porqué la mujer de mi vida se fué de mi lado y por más que llore no va a regresar.

Le rogué a su papá que me dijera dónde está pero no quiso, le llamé mil veces al celular de Daniela y está apagado.

No sé cuánto tiempo estuve en el bar pero estoy sumamente mariado, salimos del bar y como puede me sube a su auto

—Cristo, sabes que te quiero mucho— digo alargando la última letra y sonrió —Pero a ella— se me borra la sonrisa de mi cara al recordar, miro hacia a el frente —la amo demasiado pero ya la perdí—

Cristopher da un soplido y arranca el auto, mientras conduce me acomodo en el asiento y el sueño me va ganando.

(...)

Abro los ojos y observo a mi alrededor,me sorprende un poco estar en mi habitación, no recuerdo cómo llegué, cuando trato de levantarme siento un dolor intenso en mi cabeza, tan intenso que siento que me va a reventar.

Voy directo a la cocina por un vaso con agua, tengo demasiada sed

—Buenos días bello durmiente — dice Cristo tomando una taza de café, sentado en la mesa de la cocina

—¿¡Que rayos haces aquí!?— pregunto sorprendido

—Asi me tratas después de que te salvé la vida— dice colocando su ante mano en la frente fingiendo estar herido por mis palabras

Doy un bufido y me sirvo un vaso de agua, que así como lo sirvo me lo bebo

—¿Tú... cómo me podrías salvarme?— digo sentándome en frente de él y quitándole su taza de café

—Hey, eso es mío— repela haciendo ojos de huevo —Ayer querías ahogarte en alcohol—

—Ahh eso— digo indiferente

—¡¿Eso?!— dice incrédulo —querías buscar a Sofía para decirle que no te ibas a casar con ella porque no era Daniela y reclamarle lo que le había dicho y no sé que tantas cosas más —

No recuerdo haber hecho eso, pero talvez debió dejar que pasara, porque es verdad, ella arruino mi vida con sus mentiras

—Ahora sí que te salvé, porque era más que claro que estabas alucinando— dice tomando un pan tostado y colocándole mermelada

—Nada es mentira— digo dando un trago al café —Sofia le hizo creer a Dani que me gustaba alguien más y ese alguien más era ella, es por eso que Dani me dejo— Cristo suelta la tostada y me quita el café para tomarle

—¡¿Sofía?!, ¿¡La dulce Sofía!?— habla incrédulo

—Ella no es dulce— digo serio —No puedo seguir con esto, necesito explicaciones— me levanto de la silla y camino hasta mi habitación

—¿Estás seguro?— pregunta mientras camina atrás de mí —recuerda que está esperando un hijo tuyo—

Me detengo al escucharlo —Yo sé que estás muy enojado y decepcionado por lo ocurrido pero...— aprieta mi hombro —recuerda que esa mujer va ser la madre de tus hijos y si discutes con ella, le puedo hacer daño al bebé—

—¡Ahhhh!— grito de frustración.

Odio que tenga razón, odio está situación y odio sentirme así...

—Tranquilo amigo, solo ten en mente la gran recompensa que tendrás en un par de meses— dice, mientras juntas junta sus manos y las mece fingiendo arrullar un bebé

Al pensar en ese hermoso futuro, sonrió y me hace olvidar todo lo malo que estoy pasando

Tocan el timbre —Yo voy— dice Cristo —Recuerda que pronto serán una familia— palmea mi hombre y se va dejándome pensando en mi futuro cercano.

Después de un par de minutos no escucho ruidos y camino hacia la entrada

—¿Quién es?— pregunto apenas llegó y verla me hierve la sangre

—¡Cristopher!— grita Sofía— ¿Por qué me engañas diciendo que no está mi Dylan?— Camina hasta mí, se acerca para besar mis labios pero giro mi cabeza y solo me besa la comisura de mis labios.

Sofía sonríe levemente — No me di cuenta cuando llego— interviene Cristo —pero ya hice el desayuno, vengan los 2 para que desayunemos juntos— propone y toma de la muñeca a Sofía, llevando hasta la mesa

Nos sentamos en la mesa y Cristopher empieza a hacer unos panes con mermelada

—Tomaste mucho, ¿Verdad amor?— toma mi mano y automáticamente me tenso

—Solo un poco— trato de sonreír y quito mi mano —Desayuna, iré a bañarme y ahora regreso— me levanto de la mesa sin esperar respuesta

No sé como soportaré una vida con ella, sabiendo que por ella no estoy con la mujer que amo pero al mismo tiempo es ella quien me dará el mejor regalo de todos, mi hijo...

Solo por él soportaré todo... Solo por su felicidad.

El recuerdo del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora