Capítulo 3

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Sara (mamá de Daniela)

—¡Finge ser su novio de Dani!—

—¡¿Qué?!— susurra incrédulo

—¿Puedes fingir ser su novio?— volví a repetir mirándolo fijamente.

Abre sus ojos como platos —¿Fingir ser su novio?— repite sorprendido

—Sí... Solo será por un tiempo mientras recupera su memoria— hablo nerviosa

—Pero... tengo novia, de hecho es mi prometida— solo muevo la cabeza en forma de aceptación —Lo siento— se levanta de su asiento para irse

Rompo en llanto, no puedo contener las lágrimas al verlo marcharse, mis esperanzas de que mi hija estuviera bien se esfumaron en un abrir y cerrar de ojos. No sé que lo detiene de irse pero se queda ahí parado y las palabras salen por si mismas al ver un rayito de luz

—Mi hija no puede tener sobre saltos— balbuceo entre llanto y él sigue escuchando

—Enterarse de que tuvo un accidente ya le será difícil de asimilar, como para decirle que el chico que ella recuerda amar esta próximo a casarse con alguien más— se voltea para quedar enfrente de mi —No creó que pueda soportarlo— vuelvo a romper en llanto.

Un silencio invade el lugar, me paro y camino hasta donde está.
Tomo su mano y él solo me observa  —Por favor, hazlo por la amistad que una vez tuvieron— aprieto su mano y lo miró con mis ojos aún cristalizados —Solo será por un tiempo— hago una pausa —desde que despertó no ha dejado de preguntar por ti, ya no sé que más decirle— desvía la mirada y suelto un gran suspiro.

—Sé que te estoy pidiendo demasiado, pero entiéndeme, es por el bien de Dani— lo veo con la esperanza de una respuesta positiva pero al verlo sin intención de decir nada, las pocas esperanzas que tenía se caen, las fuerzas me fallan y suelto su mano

—Esta bien, lo entiendo— digo resignada, tomo mi bolso y salgo de la cafetería.

Me dirijo al cuarto donde se encuentra Dani. Estoy devastada, y con el corazón roto por no haber logrado nada pero lo que más me preocupa es que aún no sé cuál será la nueva excusa que voy a decirle para justificar la ausencia de Dylan pero talvez lo mejor sea que sepa la verdad.

Antes de entrar a la habitación no puedo aguantar más las lágrimas y me suelto a llorar.

Daniela

Ya ha pasado tiempo desde que mis padres salieron a hablar con el doctor y aún no han vuelto. Los nervios me consumen, que tanto tienen que hablar para tardarse tanto.

Trato de ponerme de pie pero me duele todo, estoy entumecida y no sé por qué. Estoy en el borde de mi cama sentada cuando escucho que abren la puerta y entra mi padre con una sonrisa que se ve forzada.

—Mi niña, ¿qué estás haciendo?— camina hasta mí.

—Pá, estoy cansada de estar acostada—

—Dani, aún no puedes levantarte hasta que diga el doctor— me vuelve acostar en la cama —mientras podemos hacer esto— toma un control a lado de mi cama y empieza a levantar la cama para que pueda quedar sentada.

—¿Mejor?—

—Mucho mejor pá, gracias— sonrío y toma asiento en una silla que se encuentra a lado de la cama -¿Y mamá?— Pregunto viendo hacia la puerta

—Ya la conoces, nunca dice donde va, mejor dime ¿Cómo te sientes?— toma mi mano, me miran directo a los ojos y puedo ver en su mirada melancolía

—Muy bien, papi— coloco mi mano libre en sus manos y las acarició.   
—¿Pasa algo?— él solo niega con su cabeza

—No mi niña, ¿Qué podría pasar?— dice mirando nuestras manos

—No sé, tal vez... Hay algo que me escondes— sube la mirada a mis ojos y se mira más sorprendido.

Se queda pensando unos segundos y solo niega con la cabeza. Frunzo el ceño, hay algo que no me quiere decir y eso me preocupa más.

—Esta bien, sí— suelta mi mano —Tu amiga Karen....—

—¿Karen?, ¿Qué pasa con ella?— interrumpí

—Ella... Ya está de vuelta de los Estados Unidos—

—¡Pá!— le dí un golpe en el hombro en forma de juego —Me espantaste, debiste de haberlo dicho desde un principio—

—Jajaja, lo siento hija—

—Oye pá... Ahora ¿Me puedes decir que ocurre realmente?— suelto sin más mientras lo miro fijamente a los ojos.

—Nada... nada de lo que debas preocuparte— me dió una pequeña sonrisa y baja la mirada.

—Esta bien, ya trataste de ocultarlo ahora ¿Puedes decirme lo que verdaderamente pasa?— dije tajante

—Esta bien hija— soltó un gran suspiro —Pero debes prometerme que estarás tranquila y esperarás a que termine de hablar, ¿esta bien?— dijo un tanto nervioso.

Volvió a suspirar, parecía no encontrar las palabras. Y eso me preocupaba más, ¿tan malo era que no sabia como empezar?

—Veras cariño... Hace 2 años tuviste un accidente— Estaba segura que mi cara ahora estaba más descompuesta que al principio -—Chocaste de camino a casa-

—Hace 2 años— repetí en un susurro, trate de simular mi nerviosismo, lo mire fijamente.

_Sí... 2 años— sus ojos se empezaron a cristalizar —El choqué fue muy fuerte, necesitabas una cirugía urgentemente apenas llegaste al hospital la hicieron, fue una muy larga y delicada pero gracias a Dios todo salió muy bien, después de la cirugía caíste en coma— tomo aire y continuó —Recibiste varios golpes pero uno en especial nos preocupaba en específico... El de la cabeza— bajo la cabeza y empezó a jugar con sus manos.

—Habría consecuencia... pero no sabíamos cuál hasta que despertarás— respiro profundo tratando de calmarse.

—Tienes amnesia—

El recuerdo del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora