El recuerdo del Amor

Capítulo 15.-

Daniela

—Ya decía yo que no era una buena idea— sentencia Karen

—Gracias, sabía que podía contar conmigo— digo sarcástica

—Dani te dije que no fueras, pero como siempre nunca me haces caso—

—Dejemos de hablar de eso y mejor sigamos viendo la película— tomo unas cuantas palomitas y me las meto a la boca

Después del fiasco de la cena de anoche, no tuve ánimos de salir, así que mi mejor amiga vino a mi rescate, no sé como lo sabe pero siempre llega cuando más la necesito.

—Ah por cierto, ¿por qué no me regresaste las llamadas?—

—¿Llamadas?—pregunto sin quitar la mira del televisor

—Sí, te estuve llamando toda la mañana para saber cómo te fue en la cena, de hecho por eso vine a verte—

—No he revisado mi teléfono desde que salí de la cena— le doy las palomitas y voy en busca de mi teléfono

15 minutos después, ya estoy revolviendo toda la casa y por último voy a mi habitación, talvez lo deje ahí.

Subo corriendo con la esperanza de que lo haya dejado en mi mesita de noche; pero no, no hay nada.
Voy bajando al comedor pero de repente tocan la puerta, abro y es Dylan

—Hola— dice tímido

—Hola—

—¿Cómo estás?— se rasca la parte de atrás de su cabeza

—Bien gracias pero ¿que haces aquí?— pregunto extrañada

—Es que desde ayer te estuve llamando y no me contestaste, pensé que no te sentías bien—

—¿Desde ayer?— pregunto incrédula, trato de recordar dónde fue la última vez que lo tuve —El auto de Edwin— digo

—¿Edwin?, ¿Tu doctor?— cuestiona —¿Dónde lo viste?—

—Ayer, me trajo a casa— digo de manera natural — Lo siento, me tengo que ir, tengo algo que hacer— digo y trato de cerrar la puerta

—Dani, tenemos que hablar— dice detenido la puerta

—Esta bien pero no creo que sea el mejor momento, tú tienes que ir al trabajo—

—Tienes razón, vengo por ti a las 7— asiento y se va

[...]

—Hola, buenas tardes— le digo a la enfermera de la recepción.
La enfermera es una mujer joven que ronda los 30, es güerita, cabello castaño, más alta que yo y es bonita.

—Hola, buenas tardes— me contesta sonriente

—Disculpe, ¿se encuentra el Doctor Edwin?— en cuanto digo el nombre automáticamente se pone seria

—Ah el Doctor CÁRDENAS, está en su consultorio— resalta el Cárdenas —¿Tiene cita?—

—Ahh no, pero él tiene— todavía no termino de hablar cuando me interrumpe

—Entonces no podra atenderla— dice sonriente tal como el gato de Alicia —Tiene que tener cita para verlo—

Me voy a sentar a la sala de espera hasta que salga pero escucho una voz familiar

—¡¿Dani?!— pregunta Edwin

—Hola —

—¿Qué haces aquí?—

—Vine a verte, tienes algo mío—

—Ahh sí, hubieras pasado a mi consultorio, ahí tengo tu celular—