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El camino a palacio estuvo un tanto silencioso por parte de los dos esposos, ya que cada uno estaba en su propia mente, divagando en los acontecimientos más recientes y su matrimonio

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El camino a palacio estuvo un tanto silencioso por parte de los dos esposos, ya que cada uno estaba en su propia mente, divagando en los acontecimientos más recientes y su matrimonio. JungKook por su parte, pensaba en lo extraño que era que aquel príncipe del cual se casó por el hijo que ya no tendrían quería seguir con todo aquello e incluso le había tratado bien, no tenía por qué, pero lo había hecho lo que desconcertaba mucho a su mente.

Mientras que, TaeHyung por su parte pensaba en lo mucho que eso había marcado la relación de ambos y que, el que JungKook pensara que solo seguirían por apariencias o lo que sea, le hacía sentir aún peor y afectaría sus intentos de acercarse sinceramente.

—Bueno, creo que llegando tengo que ir a hacer algunas cosas—hablaba un poco incómodo JiYong, a lo que los menores le miraron asintiendo—. Así que, los veré hasta la cena.

—Yo igual haré un par de cosas—mencionó a penas con voz JungKook, a lo que TaeHyung le miró extrañado por qué haría en palacio—. Pero sí, estaré a la hora de la cena su majestad.

El mayor quiso indagar a su esposo de qué se trataba aquello que tenía que hacer, pero al ver que no se le veía con ganas de hablar de algo siquiera, desistió en aquella idea y espero en aquel incómodo silencio hasta que llegaran al palacio. Cuando se encontraron en la puerta de este, el tiempo parecía ir demasiado lento y el ver como el castaño avanzaba poco a poco hacia el interior de este se hacía un tanto tortuoso para TaeHyung.

El menor una vez dentro, pareció estar como atraído hacia una dirección, bajo la preocupada mirada de TaeHyung quien luchaba entre ir tras él y darle privacidad. Decidió por lo último, viendo como el omega se dirigía a un lugar en específico, la habitación de la que iba a ser su hija. Su propio corazón dolió, quemó y se estrujó ante aquello, no imaginando lo que en ese momento seguramente sentía el menor.

JungKook ajeno a aquello, abrió la habitación decorada para una pequeña bebé que acababa de perder. Cerró la puerta tras de sí, acercándose a la cuna color marfil donde se había imaginado algunas noches arrullando a su pequeña para que esta conciliara el sueño y donde le contaría miles de historias.

Se acuclilló con algo de dolor, acariciando las telas que adornaban aquella cuna y sintiendo el mismo vacío en su corazón.

—Mi pequeña...—susurró roto, sumergido en aquella sensación de pérdida que cubría todos sus poros.

El pensar que, nunca había sido una persona que soñara con un cuento de hadas, desde su familia disfuncional su única meta había sido eso, tener una real y cariñosa familia. Se imaginaba a sí mismo siempre en una casa pequeña, con un pequeño corriendo en un jardín lleno de plantas muy coloridas y aprendiendo de aquel modo de cómo funcionaba su alrededor.

Esa imagen se proyectó por años, haciendo que destacara de inmediato entre los demás omegas por el hecho de que era un tanto diferente. Mientras muchos de sus cercanos estaban más preocupados de quedarse sin destinado o infelices para siempre, JungKook estaba avanzando, quitándose la idea de que con alguien debería pasar el resto de su vida.

Inattendu ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora