Inattendu ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

12

Los rayos de sol se colaban por aquella habitación que había sido utilizada durante una semana completa, donde ninguno de los que ahora estaban dormidos en aquella cama enorme, quería o podía salir de esta en verdad. Habían pospuesto todo luego de haber hablado de pasar juntos sus celos, donde ambos se habían demostrado todos los días la necesidad y, sobre todo, aquella unión de la que tanto se habían reprimido.

Así es como al abrir los ojos, TaeHyung tuvo la visión más linda de todas, JungKook estaba dormido abrazándole, su rostro se veía pacífico y demasiado etéreo desde su punto de vista. Su mirada entonces se conectó con la de un castaño que despertaba poco a poco, un tanto desconcertado.

—Buenos días, JungKook—saludaba con su voz un tanto rasposa al ser las primeras palabras del día—. Creo que deberíamos iniciar con nuestras actividades, ¿aún te duele?

El menor llevó su mano con delicadeza a aquella mordida reciente en su cuello, mientras negaba con suavidad al realmente no sentir nada en el área, sonrió ante aquel recuerdo, mientras que pequeñas memorias de todo lo que había vivido surgían en su mente.

«Aun recordaba esa sensación abrazadora, donde era más que una simple excitación que tenía a ambos de aquella manera; no podían asegurarlo del todo, pero lo que si sabían era que aquello iba más allá de lo que alguno pensó en el momento en el que se habían casado, era como si sus corazones d algún modo se pudieran conectar en aquel acto. Esto pasaba cuando ambos se fundían en besos hambrientos y llenos de necesidad latente, su aliento se agitaba en un gemido, y sus ojos se cerraban como señal de placer.

—Mi lindo esposo...—aclamaba el alfa mientras sus labios se deslizaban por el cuello ajeno—. Mi omega.

Naturalmente, guiado por el deseo latente que surgía de sus instintos, colocó sus dientes en la blanquecina piel ajena, mordiendo esta con gusto mientras se hinchaba en el interior del omega. Cerrando por completo su vínculo y haciéndolo más fuerte y eterno, sabiendo bien que eso les uniría para siempre.

JungKook respiró temblorosamente ante las sensaciones que estaban pasando por él mientras los dientes ajenos estaban clavados en su cuello, su vacilación dejada a un lado por el deseo y aquella sensación de plenitud que venía con aquel acto. El alfa miró fijamente a la hermosa cara de su esposo, con el rostro hacia arriba y sus manos acariciando la espalda baja de este a manera de aminorar el posible dolor en la zona por su hinchazón, mientras que daba pequeños besos y lamidas a la marca que había dejado en aquella piel para así quitar un poco de la sangre.

No podía ser más perfecto aquel momento pues se sentían por completo uno solo, debía admitir que aquella sensación de estar con JungKook era algo completamente diferente a algo que hubiera experimentado antes. Era como si eso fuera lo que en verdad necesitó en toda su vida, como si aquello fuera más que una señal de que todo iría bien a partir de ese momento.