Inattendu ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

Epílogo

La vida a veces daba sorpresas de modos inimaginables, donde conoces personas de modos peculiares y creas lazos donde no creíste que pudiera haber más nunca. Eso había quedado claro para mucho que conocían la historia detrás del matrimonio de cuento de hadas que vivían TaeHyung y JungKook. Ambos eran unos futuros reyes excepcionales, queridos por su pueblo y el extranjero.

JiYong y SeungHyun no podían estar más felices de en manos de quiénes dejarían un día a su pueblo, también de la dicha que nunca esperaron se multiplicara tanto. Y es que, si eran sinceros, habían perdido las esperanzas de que TaeHyung tuviera herederos y ellos poder consentir a sus nietos. Pero aquello con la llegada de JungKook había cambiado por completo.

No solo había sido ese el cambio que se había notado, sino que el rubio realmente se había vuelto un padre ejemplar y un buen marido. Ya no se sobre exigía trabajo, además de que acomodaba su apretada agenda para pasar tiempo con su familia, incluso recibió una burla juguetona de JiYong cuando notó que casi todos los días, despertaba a JungKook con una rosa como regalo.

—JungKook, es muy afortunado de tenerte—había mencionado el hombre a su hijo, a lo cual este negó rotundamente.

—Yo soy el afortunado—respondió con total sinceridad, para luego sonreír avergonzado—. Desde que llegó a mi vida lo fui.

El hombre asintió sonriente, recordando todo lo que había pasado su hijo antes de que JungKook llegara con aquel sorpresivo embarazo que cambió todo por completo. Hasta veía el entusiasmo y entrega del castaño en las labores humanitarias, en lo que se refería a cosas con niños y algunas cosas más de índole de abogacía.

No podía estar más complacido del esposo de su hijo.

Ambos reyes miraban a la pareja, la cual estaban haciendo apertura del hospital infantil del cual habían trabajado demasiado, mientras que SeungHyun cargaba con tranquilidad a su pequeño nieto de seis meses. JungKook vestía un traje oscuro que le hacía lucir increíble, mientras que TaeHyung optó por algo más clásico y gris, no podían no ser el centro de atención con la belleza que irradiaban como pareja, visualmente hablando.

Al lado de los esposos estaban EunWoo de cuatro años y AhIn de dos años y medio. Los pequeños eran enérgicos, pero sabían realmente comportarse como todos unos niños de la realeza, de eso se había encargado JungKook sin querer mucha intromisión de nanas, como era una costumbre en el palacio.

Pero todo era perfecto a su manera, cada día siendo más y más felices, pues a veces el destino se lleva siempre su parte y no se retira hasta obtener lo que le corresponde, como en ese caso donde los habían unido por destino y se había ido este dejando un camino que ambos debían hacer para ir al futuro.

El cual era demasiado alentador.