Inattendu ❀ᴛᴀᴇᴋᴏᴏᴋ

07

—No puedo creer que estoy presente el día de tu boda—se escuchó la voz de aquel chico admirada, mientras se acomodaba su propio moño y se miraba en el espejo—. Quién diría que te casarías primero, ¿deberé presionar a mi YoonGi para no quedarme soltero eternamente?

—No digas tonterías, sabes bien que no me caso por amor o esas cosas, ni siquiera estaba en mis planes—mencionaba algo cansado, mientras se terminaba de colocar un par de medallas y cosas que ni siquiera sabía su nombre—. Aunque esto de la fiesta enorme, los invitados y esas cosas de realeza que no entiendo me hacen sentir ansioso.

—Con tu estado eso no es bueno, trata de relajarte y vamos, yo te entregaré al altar así que no debes preocuparte—sonreía tratando de animar a su amigo, quien se veía más pálido de lo normal—. Por favor, dime que el pequeño o pequeña no quieren que vayas al baño a sacarlo todo...

—Estoy bien, no se ha portado inquieto en ese aspecto mi estómago—cerró los ojos e inspiró profundamente, para luego colocarse al lado de JiMin en la puerta y prepararse mentalmente para dar el sí al príncipe de aquel lugar, al padre de su bebé—. Será mejor que nos apresuremos antes de que o me mareé y vomite en plena ceremonia, o escapemos y nos encuentren.

El omega más bajo soltó una risa a lo grande, mientras negaba con la cabeza y encaminaba a JungKook por los pasillos del palacio, junto a muchos escoltas más, hasta la pequeña villa que estaba en lo jardines reales donde se llevaría a cabo la ceremonia. La música nupcial se escuchaba mientras más se acercaban, entrando en el menor la duda de que si aquello era lo correcto.

Alzó la vista del suelo, para mirar al príncipe que le esperaba enfrente de aquel altar, con una vestimenta como de militar en azul y rojo, con un porte tan gallardo que le hacía ver como un sueño, con una sonrisa cordial que era demasiado para el corazón del omega. Soltó un suspiro y se afianzó más a JiMin, quien sonrió ante esa reacción e imitó el gesto a manera de darle apoyo.

Cuando finalmente llegó hasta el alfa, este le sostuvo la mano y el omega sintió aquel toque como un inicio de un incendio interno que le abrazaba con fuerza. Inspiró profundamente, mientras sonreí y se volteaba hacia el beta que iba a llevar a cabo esta ceremonia. No sabía ni cuanto había pasado, solo podía pensar en ese momento como el inicio de su vida como monarca y figura pública.

—JungKook...—escuchó la voz del beta llamando, abriendo ligeramente los ojos para dirigirlos al beta—. ¿Acepta al príncipe TaeHyung como Alfa y esposo?

—Sí, acepto—mencionó a penas, haciendo sonreír a los presentes.

—Y usted, su alteza real Kim TaeHyung, ¿toma como esposo al varón Jeon JungKook?

—Sí, acepto.

—Hemos dado por esta unión del mismo modo, el título noble a la pareja de ahora en delante de duques—señalaba, mientras colocaba en los trajes de ambos un botón con la casa real de aquel país—. Les presento entonces a los duques de BeonYeong, ahora su majestad puede besar a su omega.