c a p í t u l o
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La familia Dowling sufrió, en menos de dos semanas, dos inconvenientes muy beneficiosos y sospechosos para cierto par. La encargada de los cuidados del joven bebé y ayudante de la madre primeriza -una dama de edad y de carácter dulce y favorita de la familia -, tuvo que retirarse apenas presentar los primeros síntomas de Malaria, claro, no sin antes una hermosa recomendación a una casa funeraria muy famosa por parte de un mayordomo que jamás vió en su vida, y el jardinero en jefe decidió que la cocina era su fuerte y renunció sin caer en la tentación de un aumento de paga que era el triple o permanecer para recrear platillos. Faltaba la niñera y el jardinero. Qué coincidencia.
Si existen los milagros, sucedieron dos simultáneos pasados siete días de un jardín muerto y un crío llorando porque su madre no sabía que hacer. Harriet Dowling también lloraba de la frustración, más cuando su esposo huía.
Nadie preguntó cómo una pequeña mujer de apenas metro sesenta acompañada de un perrito logró colarse al hogar del diplomático y su familia sin que la seguridad saltase; a primera vista pensaron en que era el Diablo yendo a cobrar algunos tratos con el señor Dowling, un diablo más terrorífico y tétrico que en los cuentos o retratos; bajo y mujer, rostro serio hasta hastiado, y semblante duro, pálido, vestido de un modo elegante y muy fuera de esa época moderna, como salida de una película para los niños de tres décadas atrás. Error, era un demonio en busca de empleo como niñera.
¿Qué cómo se enteró que la niñera padeció? Nadie interrogó cuando la señora Dowling - Harriet Dowling - halló en Anna Beelzeb no una criada que cuidará a su bebé, sino una amiga que comparte varios aspectos de vida. Ambas saben reír con la desgracia ajena y hablar sobre la esposa del presidente.
Quizás a nadie le sorprendió que en menos de dos días de la inesperada llegada y una insinuante recomendación por parte de Anna, un tal Gabriel Arcángelo - italiano - se presentó como nuevo jardinero en jefe y agradó a todos en la mansión, y en segundos la dama con el joven Anticristo paseaban por los jardines, molestando o arruinando las plantas del pobre arcángel.
— Ve y tírale una piedra — ordena Beelzebub soltando la mano de su joven amo.
Nota orgullosa como el niño recoge una roca pequeña y corre riendo hacia un Gabriel arrodillado y encorvado sobre las peonías, alzando el proyectil y lanzándolo a la espalda del hombre tal como la mayor le indicó, ella desde la lejanía ve al arcángel girar con una sonrisa que trata de ser amable aunque es más una mueca y comienza a regañar al chiquillo de cinco años, seguro soltando tontas lecciones celestiales sobre la amabilidad y la buena fé. El demonio resopla imaginando el tono de voz y encamina hacia el par para salvar al pobre Anticristo de las tonterías de aquel, golpeando con su rodilla una sombrilla negra y cerrada, que suele usar cuando el sol norteamericano es muy potente y le molesta. El hombre le ve llegar y se endereza, la cara disgustada en él.
Ojos púrpuras y celestes se encuentran.
—... Y por eso no debes escuchar nada de lo que diga esta mujer.
La nombrada alza una ceja retándole en silencio a que haga un nuevo comentario, pero es el menor quien se arrima al demonio y se cuelga de la larga falda tubo, admirando el rostro de la azabache. Ella eleva una ceja.
— ¿Eres una bruja, de verdad? — cuestiona el niñato y Beelzebub ríe acariciando los rizos mieles, la risa es suave y cariñosa y aquello llama la atención de Gabriel.
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the perfect parents // ineffable bureaucracy
FanfictionDónde el maldito Arcángel Gabriel y Lord Beelzebub buscan evitar el Armageddon. • • • Bienvenidos a una nueva aventura inefable. Aclaraciones básicas: ° La historia es de mi pura autoría; la diseñé, imaginé y creé por mi cuenta. La redacción r...