c a p í t u l o
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Beelzebub es en pocas palabras, no muy bueno con el camuflaje en el mundo humano, y hacerse uno con la moda del año no le va muy bien. Es un punto a favor admitir que ya no usa la ropa que una vez utilizó en la Antigua Grecia en medio de los años 70 o su favorita de la Revolución Francesa en pleno siglo XXI, sin embargo sigue siendo una criatura muy vistosa y los mortales aman a las personas vistosas, muchos famosos son personas vistosas y extravagantes.
Aquel demonio es un foco a la vista, uno no tal brillante y siempre seguido por moscas.
La pequeña figura se entremezcla en un gentío y aparece al otro lado con una expresión digna de un alma en pena, asfixiada por los cuerpos que le aplastaron. Odia las multitudes, y los Infiernos están repletos de ellas.
Uno a primera ojeada piensa que es un hombre, un hombre pequeño y menudo que usa un traje negro de sastre ya un poco arruinado - los pantalones un tanto cortos y que dejan entrever unas calcetas de red -, una camisa blanca mal acomodada que reluce en manchas de salsa y un peculiar sombrero sobre los cabellos azabaches; no, no es un sombrero, es Mygga y de seguro ya desea devorar a un perro. Mas si giras un poco la cabeza a la izquierda, enfocas bien tus ojos en los cristalinos y permites que el demonio estampe su puño en tu cara y te grite, te darás cuenta que no es un él, su voz le delata; es un ella de aspecto andrógino y poco cuidado debido a los malos servicios sanitarios de los Infiernos, algo muy clásico desde los inicios, y no le interesa en lo más mínimo. Aunque hay momentos donde desea sentirse... Mujer. Más cuando está cerca de un hombre, de ese hombre.
Lee el cartel del papel que hace de intercomunicador, las indicaciones de cómo llamar a cada piso son legibles, y presiona el botón correspondiente que sabe de memoria, no porque haya aprendido el complicado mecanismo, no tiene tiempo para esas idioteces. Su dedo no se quita hasta que recibe una molesta respuesta al otro lado, e insiste por naturaleza. Las moscas son pesadas e insistentes, las moscas son moscas.
— Por amor a Dios, Ba'al, romperás el timbre — se queja su repentino acompañante.
El demonio se echa hacia atrás al final soltando el botón y el ceño se frunce cuando una colonia francesa es percibida por su olfato, un aroma que caracteriza al arcángel desde el inicio de los perfumes; rasca su pelo debajo de la gran mosca, simula una tranquilidad que no padece. Su interior es la tormenta perfecta para una declaración bajo la lluvia.
— No me llamo B-Ba'al, cerebro de pájaro.
Gabriel, mejor conocido como Arcángel Gabriel o Cerebro de Pájaro para los demonios, es un hombre alto, unas dos cabezas por encima de Lord Beelzebub, y de aparente buen estado físico y es que corre todo el parque St. James en las mañanas y en las noches por puro ocio, formidable en anatomía y de mirada púrpura, cabellos grises recortados en un casi estilo militar. El gris y el púrpura son los colores que el arcángel adoptó como propio, y a cierto demonio no le disgusta, sino todo lo contrario, y no es que le guste tampoco, al menos no para un uso propio.
Gabriel es el amigo no correspondido de Beelzebub, y siempre es como si él lo supiera y le importase un comino.
— No irás con esas apariencias conmigo — señala el hombre con las palmas juntas y una sonrisa no tan verdadera —, tengo estándares.
Las manos del antiguo arcángel pican para acomodar esas vestimentas, y quizás darle un cambio de tono a las pintas oscuras y escabrosas del otro ser. El púrpura de seguro combina a la perfección con los bellos iris celestes hielo.
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the perfect parents // ineffable bureaucracy
Fiksi PenggemarDónde el maldito Arcángel Gabriel y Lord Beelzebub buscan evitar el Armageddon. • • • Bienvenidos a una nueva aventura inefable. Aclaraciones básicas: ° La historia es de mi pura autoría; la diseñé, imaginé y creé por mi cuenta. La redacción r...