Seduction ➮ᏚeokᎻui

￫ U N O

Todos los domingos, la familia Wen hacía parrilladas con la intención esfumar el cansancio acumulado del trabajo que se hacía en toda la semana. JunHui siempre fue feliz con esa tradición, por nada en el mundo se los perdería, aunque tenga que aguantar a su tía HeeMin.

Justo esa tarde Jun llevaba unas bermudas que llegaban a la mitad de los muslos, eran de color bermejo, y vestía con una playera color rosa pálido. Parecía un angelito con esa luz deslumbrante en la piel lechosa, pero al mismo tiempo se veía como el infierno, el recién comprado atuendo que llevaba y ese cabello teñido con un nuevo color hizo robar la atención de su tío.

Jun alzó la mirada, descubriendo a SeokMin viéndolo, sonrió coqueto manteniendo la mirada. El mayor percibió un collarín negro, y luego fijo sus ojos en los labios de Jun, éstos fueron humedecidos con la lengua y el labio inferior mordido.

Desvió la vista, la pareja del mayor le apretaba la pierna queriendo su atención — ¿Puedes ir por más pan? Todavía hay en la cocina.

—Que te acompañe Jun —habló su cuñada, la madre de JunHui—Junnie, cielo. Acompaña a tu tío SeokMin.

Se vió al joven adulto asentir, Jun lo siguió. Una vez en la cocina, Jun repitió su plan mentalmente.

Se lindo y coqueto.

—Te queda bien el color —habló SeokMin con un vaso de agua en la mano, apuntando a su cabello.

—Gracias —se sonrojó, mostrando una sonrisa tímida— Quería combinar con lo que siento.

— Y qué sientes —se acercó y peinó un mechón que sobresalía de los demás— Furia, ¿a caso?

Jun sintió su rostro arder, nunca lo había tocado antes. A pesar del nerviosismo en su sistema y las escandalosas mariposas en su estómago, logró contestar —No, amor.

Sus ojos grandes y brillantes chocaron con los de SeokMin. Cada vez el espacio estaba sobrando mientras hablaban, Jun se inclinó, y pronto sólo habían centímetros interfiriendo en sus labios. El pelirrojo cerró los ojos, esperando que su tío tomé sus labios.

El sonido de pasos en el corredor hizo que de inmediato SeokMin se contuviera y alejara de Jun.

—Cachorrito, te estás tardando. Vamos afuera.

HeeMin buscaba a SeokMin. La mayor los miró por un instante, pero negó en sus adentros lo que absurdamente pensó.

E igual como Jun tenía el corazón acelerado SeokMin salió de la cocina con la bolsa de pan en una mano y en la otra con su esposa, dejando varado a un adolescente esperanzado dar su primer beso.

Después de llegar con su esposa al grande jardín al lado de su cuñada, SeokMin no volvió a ver a Jun lo que restó de la tarde.