→ S E I S

585 61 9
                                    

HeeMin le tenía sujetado de la mano, de vez en cuando abrazaba su torso y le daba uno que otro beso corto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

HeeMin le tenía sujetado de la mano, de vez en cuando abrazaba su torso y le daba uno que otro beso corto. No tenía que adivinar que su esposa estaba feliz por lo que había pasado la noche anterior, y si bien sabía que no la llenó de satisfacción correctamente, ella estaba encantada aunque sea de haber tenido un mínimo de algo.

Pero no fue eso por lo que se preocupaba. Cuando empezaron a intimidar por la noche no esperaba en lo absoluto imaginarse a Jun frente él.

Era como un fantasma lujurioso del pequeño Wen encima suyo, besó a su esposa como si tuviera a JunHui en ese instante, lamió los grandes pechos como si fueran los pezones del pelirojo, y la gota que derramó el vaso, fue que terminó como si fuera su primera vez pensando que los gemidos de su mujer eran provenientes de esa boca virgen de Jun.

Aunque ese no era el momento más adecuado para seguir pensando en cómo se podría ver su sobrino sumiso ante él.

Él estaba ahí, a unos metros de distancia con la cabeza un poco cabizbaja, pero en cada cinco segundos alzaba sus ojos grandes en dirección a ellos para seguir torturando su latente corazón.

Esa vez hacía un poco de frío, por lo que Jun utilizaba ropa holgada para estar cómodo, su chamarra era un poco más grande que él, y cada vez que tomaba un trago de su chocolate caliente tapaba un tercio de su rostro –en su boca– y suspiraba para mantenerse caliente.

Cada vez que lo hacía SeokMin a parte de pensar en lo tierno que se veía, también observaba como el menor lanzaba de sus ojos rayos en las manos entrelazadas. El aura imponente le daba un poco de terror, como si estuviera escuchando los pensamientos de Jun, maldiciendo a HeeMin, juzgado su matrimonio, y suplicando de alguna manera que SeokMin le de una oportunidad.

Sus miradas se cruzaron, SeokMin retuvo la respiración cual hizo que su mano sudara un poco con el de su esposa, retiró el agarre y limpió el dorso en ese pantalón negro que dejaba ver sus tonificados muslos. Jun a respuesta de aquel acto escondió su risa con la manga de la gran chamarra, su alma comió un poco al saber cómo ponía nervioso a su tío.

No cambia duda de que Lee SeokMin le deseaba cada día más, y por alguna razón su hombría debajo de la lencería que traía puesto ese día apretó en su entrepierna. Jun se levantó y entró a su hogar con las mejillas acaloradas, dejando el jardín verdoso y a un desconcertado moreno.

Estaba oscureciendo media hora después de que el pelirojo se había sumergido entre las gruesas paredes de su hogar, todos empezaban a irse, pero instintivamente SeokMin pensaba que había sucedido algo malo con el menor.

Cómo acto de preocupación, subió las escaleras de la gran casa para verificar el estado de Jun. Incluso ya estando en el segundo piso el silencio se negaba a salir de su camino.

Unos pasos antes de llegar a la puerta barnizada lo pudo escuchar, un gemido, pero no, no era sólo un gemido, era su nombre ser gemido como en sus fantasías y sueños.

Justo en ese instante se reprimió en su mente, poniéndose duro tan sólo escuchar. Se recargó en la pared, peleando por su impulso de abrir la puerta y hacer suyo al pequeño Wen. ¿Pero por qué sus pies no le hacían caso? ¿Por qué estaba dando los últimos pasos a su destino?

Cuando por fin su cuerpo reaccionó con su cabeza haciendo conciencia de lo que estaba haciendo, fue muy tarde para arrepentirse. Su mano ya había empujado la puerta abriéndola de par en par y se quedó ahí, estancado, observando, sin ninguna reacción, únicamente con el corazón latiendo a mil.

Su erección palpito cuando lo vio acostado sobre su espalda, con las piernas abiertas y flexionadas, con su mano izquierda empujaba en su entrada un pug con la base en forma de corazón y con la otra mano acariciaba su miembro rosado. Entre la rosadas cobijas Jun puso sus ojos cegados de placer en el pelinegro que estaba metros de él, y aumentó las acaricias.

SeokMin miró el rostro brilloso y bochornoso, siendo cómplice de algo nuevo para él, y aunque no lo supiera también para Jun.

La frente del pelirojo se arrugó levemente y sus ojos se cerraron, imaginar que ese pedazo de plástico era SeokMin el que arremetía en su túnel fue suficiente para que el clímax ansiado desde el inicio fuera aclamado.

—Se-SeokMin~

Gimió Jun cuando los chorros blancos se esparcieron en su torso.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Seduction ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora