→ C A T O R C E

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Ya estaba un poco cansado de seguir insistiendo mientras la seguía por esos pasillos que algún día reconocía como su hogar

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Ya estaba un poco cansado de seguir insistiendo mientras la seguía por esos pasillos que algún día reconocía como su hogar.

—HeeMin, en serio es muy importante ésto.

— ¿No puede ser en la noche, cachorrito? Ahora tengo que ir a la oficina.

—Es todavía temprano.

—Lo sé, pero tengo que hacer algo antes de ir a trabajar.

La castaña guardaba papeles en su bolso de trabajo, un tanto agitada. SeokMin la observó desde atrás, los pretextos le estaban matando, de alguna forma dolía que ya no fuesen los sinceros que decían ser al decir sus votos de matrimonio.

—Quiero el divorcio, HeeMin.

Los movimientos pararon justo después de esa pequeña oración. HeeMin dió media vuelta y buscó los ojos obscuros de SeokMin.

—Bien, que quede claro que no me gusta ese tipo broma. ¿De qué quieres hablar?

—Quiero el divorcio —volvió a repetir con más confianza.

—N-no juegues con algo como eso.

—No es algún tipo de juego —miró con detenimiento a la castaña.

HeeMin jamás había visto ese tipo de rostro en SeokMin, le era difícil de descifrar a lo que quería llegar. Sus manos sudaron cuando un botón hizo clic en su interior.

—HeeMin, no haz sido sincera conmigo.

— ¿D-de qué hablas? —SeokMin dió una mirada obvia, la negación detrás de la mentira dejó de funcionar. HeeMin tomó su derrota con el semblante blando— ¿Quién te lo dijo?

—Lo acabas de hacer tú.

Las cejas de la castaña se arquearon, SeokMin sabía que pronto gotas saladas saldrían de su sistema.

—Te juro que él no es nadie, SeokMin tienes que creerme —trató de agarrar la mano del pelinegro, pero éste evitó el toque.

—Sólo quiero saber, desde cuándo —cruzó los brazos y trató de que el ambiente no fuera tan pesado.

HeeMin tardó unos segundos en responder, tenía que estar conciente de que mentirle a SeokMin ya no funcionaría más. Incluso si SeokMin no se veía enojado, su mirada imponente siempre hacía de las suyas para acechar a quien sea.

—Un año y medio.

La tez blanquecina de la castaña se tornó de color bermejo justo debajo de las mejillas, mientras a la vez sus manos tiritaban, se sentía tan avergonzada —Es sólo que, estaba confundida, cansada por demaciado trabajo en ese entonces. Tú querías tomar ese curso durante un mes, no tienes idea de lo sola que me sentí después de que te fuiste. Luego decidiste trabajar en el turno matutino, no entendí lo que querías para hacer algo como eso. Sabías que si lo tomabas algo en nuestra relación se rompería.

—Espera, ¿ahora es mi culpa que sucediera todo ésto?

—No, no es así, yo sólo... —Se pasó los dedos entre sus hebras lacias, su voz rompió mientras las esperadas lágrimas resbalaban— P-pero podemos arreglarlo, SeokMin. Existen terapias matrimoniales, podemos tomar unas cuantas, arreglar lo que se nos salió de las manos, lo que sea. Pero por favor, no me pidas el divorcio.

SeokMin empezó a limpiar los ríos cálidos con sus pulgares, le miró con preocupación mientras lo hacía. HeeMin se tranquilizó un poco por las acaricias.

—No creo que eso funcione —la mujer frunció débilmente su ceño con la punta de la nariz rojiza— HeeMin, tampoco he sido sincero contigo desde hace meses —Suspiró antes de confesar— Me enamoré de alguien más.

El silencio invadió el lugar de inmediato. HeeMin se alejó de él con la mirada perdida en algún punto, SeokMin logró sentarse en el sofá más cercano. Necesitaba que HeeMin entendiera.

— ¿Entonces piensas terminar con éstos siete años de relación, así de fácil? ¿A caso no significaron nada para ti? —Recriminó.

—No hay necesidad de seguir así, HeeMin. No es sano llevar una vida infeliz —Buscó los ojos cristalinos desde su lugar— No me harás cambiar de opinión.

—SeokMin, por favor. Es una locura, en el matrimonio hay peleas, muchos problemas, hablemos y solucionemos ésto juntos.

—Hablaré con JiHoon para que nos ayude con los papeles —le ignoró, se levantó decidido a ir por una maleta para guardar sus pertenencias.

—No firmaré nada, no lo haré. ¡Me niego!

—HeeMin, por algo hiciste lo que hiciste. Yo también, así que tomaré actos por mi irresponsabilidad.

—Pero no de ésta forma.

El pelinegro dejó de escucharla, caminó hasta la habitación principal, para por fin desanudar la cuerda al rededor de su corazón, aquella que ya empezaba a lastimarlo hasta hacerle doler el pecho. Nunca antes se había sentido tan liberado.

Jun se guío a la puerta con unas pantuflas color menta pastel cubriendo sus pies cuando está fue tocada.

El flequillo rojizo le pico un poco los ojos al rozar con sus pestañas, antes de tocar la perilla arregló su playera holgada de estampado y el short que apenas se veían en sus cremosas piernas largas.

Al abrir, sus orbes claros brillaron cuando se encontró con el otro par que lo enamoraron una vez más. Sin embargo, las mariposas revolotearon alegres en su estómago al ver un maletín de cuero sujetó a la mano venosa de SeokMin.

El mayor se hincó de hombros y le regaló una ladina sonrisa de saludo. No tuvo que decir una palabra para que Jun supiera lo que tenía que pasar tarde o temprano.

El pelirrojo se abalanzó a los brazos de SeokMin, besó con pasión y regocijo los labios, aclamando al hombre que tenía que ser suyo desde un inicio.

El pelirrojo se abalanzó a los brazos de SeokMin, besó con pasión y regocijo los labios, aclamando al hombre que tenía que ser suyo desde un inicio

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Seduction ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora