Seduction ➮ᏚeokᎻui

￫ D I E Z

Jun tarareó mientras sacaba un plato hondo de la alacena. Su madre que se encontraba en la cocina, le miró curiosa, y quedó más con duda cuando le dio un beso de los buenos días en la mejilla. No es que antes no le hubiera dado un beso, sin embargo, la actitud era tan positiva y resaltaba más que antes.

—Buenos días, mami.

Vertió leche en el plato con cereal, llevando una sonrisa resplandeciente plantada en su rostro.

—Buenos día, hijo —Sonrió de igual manera— ¿Por qué tan sonriente? No me digas que es porque hoy te vas de casa, si es así, voy a llorar.

—Nop —Comió una cucharada— Es sólo que, hoy es un día especial —Sus mejillas se tornaron en un rosado— Hoy tengo una cita.

— ¿En serio, Junnie?

—Sí.

—Es el primer chico que te invita a salir. ¿Como se llama el galán?

—Lee Seo-

Paró antes de decir aquel nombre que estuvo rondando en su cabeza por años. Aunque le doliera mentirle a su propia madre, no debía saber. Jun tomó cualquier nombre sin pensarlo.

—Lee... Dokyeom.

La señora Wen frunció ligeramente el ceño.

—No es ese muchacho que te molestaba en la secundaria, ¿cierto?

—No, claro que no —Jun maldijo en su mente por haber pensado en aquel infeliz que le hizo la vida en cuadritos— Es otro Dokyeom.

¿Qué estudia?

—Me-medicina.

—Aw, serían la pareja perfecta, un doctor y un lindo enfermero —Juntó sus manos como forma de ternura— ¿Lo traeras a casa para conocerlo?

—Mamá —le reprimió— y vendrá sólo si sale todo bien.

Jun se encogió de hombros. En cierta forma decía la verdad, si su tía HeeMin no hacía un escándalo o cuando sus padres esten listos de que el hombre que antes era su tío saliera con él, lo llevaría a casa como su novio y no como un familiar.

Pero estaba cien porciento seguro que lo entenderían. E incluso si no fuera así, él haría todo para tener a SeokMin a su lado, porque desde que conoció al pelinegro sabía que tendría que estar a su lado, y peleará por él cueste lo que cueste.

—Bien, ya entiendo —Empezó JeongHan a su lado mientras salían de la facultad— Yo también le quitaría el novio a esa chica para quedármelo, es tan guapo Junnie.

Ambos jóvenes miraron al mayor recargado en el auto, tenía un gorro negro y lentes de sol puestos, haciendo llamar la atención de unas cuántos pares de ojos. Buscaba a Jun con la mirada, y al encontrarlo entre el mar de gente no pudo evitar mostrar su hilera dental.

Jun sonrió enamorado al ver a SeokMin tan natural y a la vez apuesto sin hacer ningún esfuerzo, sus piernas temblaron débilmente tan sólo verle. Volvió su atención al rubio.

—Haré como si nunca escuché eso —bromeó— me iré primero, Hannie.

Se despidió del rubio y caminó hasta el hombre con sensuales muslos que lo esperaba. Se dieron un casto beso frente el caluroso sol.

— ¿Nos vamos, precioso?

Jun asintió con un cálido sentimiento alrededor de su corazón.

Dentro del auto tomaron los labios ajenos de nuevo en un beso más largo y profundo, robando unos cuantos suspiros. Ya pasaba una semana donde los sentimientos de Jun fueron aceptados y correspondidos, pero también pasó una semana seguida sin verse. Y aunque no estuvieran concientes, sus almas emocionaron después de estar juntas una vez más.

— Te parece ir a mi departamento saliendo del cine —Pregunto el menor acariciando los pectorales con primor, le miró embelesado por los sublimes besos.

—Está bien, Junnie.

No podía decirle que no a los grandes y brillantes ojos que Jun poseía, y que utilizaba para manipularlo. Llevó el dorso de la mano a sus labios antes de arrancar el auto para ir a su primera cita.

Fueron a una plaza saliendo de la ciudad, querían estar cómodos al momento de salir juntos, sin personas cercanas a las que podrían toparse.

—Iré al sanitario rápido, ¿puedes comprar los boletos mientras?

SeokMin asintió, no dio ni un paso hasta ver qué Jun entrara y saliera de su campo de visión. Miró un momento más la cartelera de funciones, ya decidido se dirigió al mostrador, sin embargo, su cuerpo se paralizó y su sangre enfrió repentinamente.

HeeMin se encontraba a metros de él.

Estaba de espaldas, no podía verle, pero aún así se escondió lo más rápido y sigiloso detrás de un anuncio de cartón a su derecha. Asomó la cabeza y bajó unos centímetros los lentes de sol con su mano temblorosa, quería asegurarse de que su mente no le estuviera haciendo un mal juego.

Pero no fue así, era tan claro como el agua como su esposa caminaba de la mano con un hombre un poco más mayor entrando a una sala.

Su corazón dejó de latir desenfrenado, e igual que al mismo tiempo su estómago se revolvió entendiendo cada vez más. Realmente estaban teniendo una vida infeliz, y ninguno de los dos tenía el coraje de enfrentar sus problemas. Estaba feliz de haberlo visto, nunca antes estuvo tan decidido y seguro.

Ya no amaba más a HeeMin, se puso a prueba, y el pequeño Wen apareció en su mente por si solo.

Después de todo, tuvimos algo en común —pensó.

—Cambiemos de planes, vayamos a tu departamento.

— ¿Por qué cambiaste de parecer, Seokie? —El pelinegro bajó un poco la cabeza buscando una excusa— ¿Eres más de lugares privados, no te gusta salir?

—No, no es eso. Pienso que no hemos pasado el tiempo suficiente juntos en un aspecto más personal e... Intimo. Y-yo quiero ver que te sientas seguro y cómodo, pero estando en un lugar público me incómoda que no sea así.

Jun le dio una mirada confusa y a la vez analizó al moreno nervioso.

—Está bien, vayamos a casa.