→ C I N C O

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—Me gustas, SeokMin

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Me gustas, SeokMin.

Aquella pequeña confesión siguió rondando en la mente del moreno por los siguientes cuatro días.

Estaba conciente de que Jun se sentía atraído por él, lo sospechaba. Pero no creía que fuera tan formal; Jun hablaba en serio y seguro, lo rectificó cuando el pelirojo dejó en claro que haría lo posible para alejar a HeeMin de él.

No sabía que pensar.

Jun era lindo, y las sensuales acciones que hacía –cuales se hacían rutinarias– al ir a su hogar, le volvían loco.

Ese domingo no fue la excepción, ChaeYeon le mando a por Jun. Subió las escaleras titubeante, agitó su cabeza para que su corazón dejara de retumbar en su cráneo y siguió su caminó.

Al estar frente la entrada de la habitación, pudo observar que la puerta estaba abierta. Su intención de tocar la puerta se desvaneció por completo al ver por la delgada abertura, Jun se encontraba frente un espejo largo mirándose.

Pero no fue ese el motivo para parar; el pelirojo tenía puesto un bonito suéter colo perla, sin embargo, SeokMin tragó saliva cuando vio las piernas desnudas. Jun llevaba puesto unas bragas de encaje blanco, dejando ver a la vista las formadas nalgas alzadas.

Una punzada en la entrepierna de SeokMin hizo presencia, no lo evito. Ver como Jun se meneaba en el espejo para observar cómo el pedazo de tela le asentaba, le calentó.

No sabía en qué momento sus ojos se habían cerraron, imaginando a su bello sobrino como se desprendía la ropa interior y abría sus tersas piernas para él. Estaba siendo un degenerado, pero era imposible no dejarse llevar por sus pensamientos.

Antes de seguir embelasado por su nube de deseo, la puerta rechino al ser abierta.

SeokMin respingo ahora con los ojos abiertos de impresión. Jun salió detrás de ésta con una pequeña sonrisa de inocencia y a la vez perversa.

— ¿Por qué me estás espiando, SeokMin? —Preguntó de una forma tierna, que causó a SeokMin ganas de querer tocar esa piel todavía expuesta— ¿A caso te gustó verme así?

Jun alzó un poco el suéter, para mostrar la delgada braga y una parte de su vientre plano.

—Tengo muchas de ellas —siguió el pelirojo cuando vio a su tío entretenido con la vista en su entrepierna— ¿Quieres que te modele un par?

¡Sí! ¡Sí! ¡Sí! —Era lo que su cabeza gritaba, más en cambio, SeokMin le miró con la palabra atragantada en su interior.

Jun se estrecho más a él, puso una de sus delgadas piernas entre las de SeokMin y acariciando la erección palpitante sobre los pantalones de mezclilla, mientras sus manos llegaban a su cuello.

SeokMin jadeó, tomó el rostro del pelirojo con su mano izquierda. Estaban muy cerca. Le regresó la mirada llena de deseo, apreciando los grandes e intensos ojos que poseía el menor, tanto como la sangre escarlata que se acumulaba debajo de las mejillas.

El estómago de SeokMin se revolvió, sintiendo esos sentimientos, que pensó se habían apagado después de tres años de matrimonio, reviviendo con intensidad en su interior.

Pero ahí fue cuando volvió a poner los pies en la tierra.

Su matrimonio.

—Lo siento —Se disculpó con un suspiro, antes de que Jun se impulsara a besarlo— N-no... No puedo hacer ésto.

SeokMin se alejó una vez más de Jun. Bajó las escaleras y se encerró en el baño. Se sentó en el inodoro enterrando su rostro comprimido entre sus manos, recapitulando aquella escena más vehemente que ha tenido en toda su vida.

¿Acaso aquel anillo en su dedo anular era invisible para Jun?

Porque él empezaba a olvidar la existencia de ese objeto.

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Seduction ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora