→ T R E C E

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Justo después de que SeokMin saliera del trabajo, fue directo al departamento del único pelirrojo que rondaba su cabeza en los últimos tres meses

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Justo después de que SeokMin saliera del trabajo, fue directo al departamento del único pelirrojo que rondaba su cabeza en los últimos tres meses. No tenía que preocuparse de HeeMin, ella trabajaba por la tarde hasta la noche, y SeokMin sabía que aquello era un principal factor de su infidelidad.

Ya no se veían muy a menudo a pesar de vivir en el mismo techo. El pelinegro dormía en la habitación de los dos solo, sin llegar a esperar a HeeMin, sabía que ella llegaba por la madrugada o hasta antes de que los rayos de sol salieran, no tenía que ser adivino para saber que se veía con el otro prácticamente casi todos los días.

Dejó de importarle mucho esas acciones, pero le preocupaba no poder charlar y aclarar su relación. No podía dejar que pasara más tiempo, había alguien que esperaba una respuesta por parte de él, no defraudaría a Jun, y en absoluto dejaría que se alejara por un simple pequeño lapso.

Estaba enamorado de Jun, y muchos sentimientos ocultos aparecieron incluso sin HeeMin a su lado, le encantó que así fuera de algún modo. Jun no era un juego tampoco, era sincero con lo que sentía, sin embargo, debía de ser claro. Con HeeMin, con Jun, e inevitablemente con los padres del pelirrojo.

Empezaría con Jun, le haría saber lo mucho que lo quería para el resto de su vida, con palabras recalcando, lo haría con acciones placenteras de todos los modos posibles, e incluso con la mirada hablando por si misma.

—Junnie, cómo puedes moverte de esa forma —SeokMin sujeto con delicadeza las caderas color crema de Jun, que se movían en círculos con tanta sensualidad sobre su longitud.

—Estuve practicando con mi oso de felpa, durante mucho tiempo.

Gimió el pelirrojo, mirando sonrosado a su amado cegado de placer desde arriba. Los movimientos que hacía él mismo, le volvían loco y a la vez a SeokMin. Se sentían tan adictivos que no podía dejar de hacerlos.

Los empujes de SeokMin que también hacía eran constantes y profundos, pero sin llegar a superar el sublime movimiento pélvico de Jun, cuál se volvía cada vez más erótico y placentero a la vista del pelinegro.

Jun, con acaricias lascivas en todo su cuerpo, y golpes en su próstata, lo llevaron directo a un orgasmo encegador, que hizo apretar con fuerza a SeokMin con sus paredes, para regresar el favor y llevarlo junto con él a las nubes.

Al no sentir la tibia humedad de SeokMin en su interior, brincó haciendo que sus mejillas abultadas hicieran sonidos con la piel del moreno. Aceleró sus movimientos con las caderas meneándose de frente a trás, sin dejar de que sus pieles separaran.

El pelirrojo seguía chorreando gotas e hilos sobre el abdomen de SeokMin, alargando su clímax sin importar tanto, sólo quería que SeokMin se sintiera satisfecho.

Ver aquello encendió el pecho del mayor, su líbido estaba en el borde por las penetraciones que Jun ejecutaba. Llegó con unos cuantos tiriteos cuando observó las pasividad de Jun sobre él; las mejillas ardiendo con la sangre acumulada por debajo de la cutis, los labios brillantes de color bermejo, el pecho lechoso haciendo resaltar los pezones hinchados, y los gemidos que le empezaban a encantar escuchar.

SeokMin gimió alto por la mejor montada que le hicieron en su vida, se vacío todo lo que pudo en Jun. Fue tanto, que sin llegar a percatarse, el líquido se deslizó fuera del interior dejando evidencia del deseo que SeokMin tenían por Jun.

Se inclinó para besar a Jun, siguiendo aún dentro de él. Sentía que debían estar así por más tiempo. Juntos. Siendo uno solo. Y es que cada vez que se alejaban era inevitable no contar las horas o días para poder verlo. No quería extrañar al menor, quería estar con él, porque estando a su lado jamás sentiría ese sentimiento de la falta de su otra mitad.

Una vez asearan su cuerpo juntos en una ducha caliente, regresaron a la cama hundiéndose en las suaves sábanas de algodón, con la pereza queriendo apaciguar su sistema.

— ¿No irás a casa? Está oscureciendo —Cuestionó el pelirrojo jugando con las manos entrelazadas— Ella podría sospechar.

SeokMin sujetó la barbilla y la alzó para que sus ojos se pudieran conectar —Tu eres mi hogar, Junnie —se sonrieron bobo por un momento.

Dejó que el menor le besara por aquella cursilería, que a la vez era tan real como los latidos desenfrenados en sus corazones.

—Estoy totalmente seguro que HeeMin no llegará como todas las noches —estrechó el esbelto cuerpo— lo hizo ayer, quién me dice que hoy no lo hará.

Jun hizo un mohín, que en seguida se convirtió en una sonrisa inocente y juguetona, SeokMin instantáneamente reconoció esa sonrisita engañosa.

—En ese caso... —mientras hablaba sensual cerca del rostro del mayor, una de sus manos acarició el torso desnudo de SeokMin hasta bajar a la ingle— iré a visitar a mi amado amigo.

SeokMin sacó una risa nasal al ver como Jun se escondía entre sábanas mientras ronroneaba como gato, poco tiempo sintió como jaloneaba su ropa interior.

SeokMin sacó una risa nasal al ver como Jun se escondía entre sábanas mientras ronroneaba como gato, poco tiempo sintió como jaloneaba su ropa interior

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Seduction ➮ᏚeokᎻuiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora