Capítulo 29: ❝Un cumpleaños especialmente extraño❞ [Parte 5; Maratón 2/2]

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  Luego de aquella conversación, Uma se fue del bosque y se metió en la vivienda nuevamente.

— ¿Alguna novedad? —Cuestionó la recién llegada. —Díganme que no se comieron todo mi pastel porque yo los mato sin piedad ahora mismo. —Dijo, divertida.

—Este pastel está buenísimo y no lo digo sólo porque lo hice yo. —Habló De Vil, con la boca llena, igual que Gil.

—Déjame reformular mi duda. —Dijo Uma, cerrando la puerta de la cabaña y caminando hacia ellos. — ¿Hay alguna novedad relevante que haya sucedido durante mi ausencia?

—Sí. La señorita reina despertó. —Le indicó Harry, señalando el sofá que ahora estaba vacío. —Fue a la cocina a darse un baño. Aún sigue media loca.

—Tan loca que asegura que siente que la magia de Mal está muy cerca de nosotros. —Añadió Jay, tomando los platos sucios en los cuales él y el chico del garfio habían comido varias porciones de pastel. —Opino que E necesita dormir bastante. —Dijo antes de irse a la cocina para llevar los platos hacia el lavabo.

—Ah, nuestra nueva bella durmiente no quiere descansar, que es exactamente lo que ella necesita. —Dijo Uma, elevando sus cejas y tomando asiento en el sillón que ahora estaba libre. — ¿La magia de Mal? ¿Cerca de aquí? Eso sí es demencia, yo también podría sentirla si eso fuera cierto, pero no lo hago. A Evie aún le afecta el descontrol de sus poderes. —Afirmó, encogiéndose de hombros.

—Dejen de llamarme loca. —Gruñó la princesa malvada cuando salió del baño, con el cabello mojado y teniendo una toalla envolviendo su cuerpo, mirando a todos con frustración. —Ustedes son los incompetentes que no tienen magia y no pueden sentir la presencia de Mal cerca. —Habló y chasqueó los dedos para que la toalla se transformara en un nuevo conjunto de ropa y su cabello se secara mágicamente.

—No nos llames incompetentes, nos amas. —Exclamó el pecoso mientras se chupaba el resto de pastel de sus dedos.

—Mi amor tiene razón. —Puntualizó Jay, mientras lavaba los platos desde la cocina. —Nos amas así, E. Somos tu escuadrón de tarados. —Admitió y asomó la cabeza desde la cocina para sacarle la lengua a su mejor amiga.

—Evie, me alegra que despertaras, pero estas algo confundida todavía. En primer lugar, yo no soy incompetente, en segundo lugar; yo sí tengo magia. —Habló la pirata, tomando una porción de pastel y comenzando a comerla, disfrutándola. —Hoy son más tarados de lo normal. —Se burló, provocando que la chica de cabello azul pusiera los ojos en blanco antes de reír.

—Ustedes son unos torpes. —Dijo Evie entre risas, tomando asiento junto a Uma y agarrando una de las últimas porciones de pastel que Jay había cortado. —Pero de que sentí la magia de Mal, la sentí. Eso se los aseguro por la corona de Rosie. —Afirmó con la boca llena de pastel.

—Mh, es raro porque yo no siento la magia de Mal, sin embargo algo me dice que está bien y que los extraña a los tres, pero especialmente a ti, E. —Comentó la brujita del mar, mirándola de reojo.

Evie no pudo evitar sonreír y siguió alimentándose.

—Me siento excluido de esta conversación porque yo no tengo magia. —Se lamentó el hijo de Cruella, quien hizo pucheros.

— ¡Pues vamos a hablar de la magia que haces arrodillado, amor! —Chilló el descendiente de Jafar, cerrando el agua cuando terminó de lavar los platos y corriendo hacia su novio para sentarse a su lado en el suelo.

—Ah, si te refieres a eso, puedo hacerlo ahora. —Bromeó el menor de los VKs.

—Espero que al menos Mal no se haya dejado dominar por ese dragón otra vez... —Dijo la chica de cabello azul, mientras aún comía.

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