XVII: If you're happy, me too

6.5K 776 1.3K
                                    

Tenía que ser una broma. 

Le pareció un poco extraño que Todoroki lo guiara por caminos que ya conocía bastante bien, que muchas veces había recorrido y que el otro, cuando pensaba en un comentario que creía necesario compartir, le explicaba como había llegado a tal o tal lugar, además de los edificios y tiendas que estaban alrededor y que después podrían visitar.

No quiso comentar nada. simplemente le siguió, haciendo la más mínima conversación entre ellos. De todas formas no era incómodo. Ambos tenían cosas en las cuales pensar, y no necesitaban transmitir que había mucho en sus cabezas para justificar el silencio. Simplemente caminaban, mirando al frente. 

De vez en cuando mirando a la persona a su lado, y como si fue una escena cliché, desviaban la mirada en cuanto eran descubiertos. Sintiendo un nerviosismo que sabían qué significaba, pero que fingía no conocerlo. 

Entonces llegaron al lugar. Katsuki no creyó que se detendrían frente a esa tienda, sino que simplemente la seguirían de largo y él, como siempre que pasaba por afuera, miraría hacia el interior para saber si su padre estaba ahí. Por supuesto, era imposible que lo estuviera, era un día de semana y su viejo estaba trabajando. Y, tampoco creyó que Shouto se detendría frente a esta.

Frente a la tienda de té favorita de Masaru. La misma en la cual sus padres tuvieron su primera cita, y ahora estaba él ahí. En una "cita"

—No me jodas... —susurró. 

—¿Dijiste algo? 

La voz de ajena logró exaltarlo. Disimuló la sorpresa, y respondió. 

—¡No, nada! —respondió, y se lamentó gritar. Se escuchaba nervioso—. Que si es este jodido lugar. 

Todoroki pasó por alto su tensión, o simplemente no lo notó. Se inclinaba por la segunda opción y realmente le tranquilizaba, en ese momento, que el chico fuese tan ajeno. 

—Si, me gusta el té de este lugar —comentó, dando un paso hacia la puerta y deteniéndose cuando notó que el rubio no se movía—. ¿Entremos? 

Lo dudó. Por un solo segundo lo hizo. Se sentía todo muy intimido, pero debía disimular.

Asintió, Todoroki le devolvió el gesto y el chico simplemente entró, esperando que él lo siguiera.

El dueño del lugar lo observó en cuanto ingresó, y parecía que iba a saludarlo pero, en vez de ello, miró a Todoroki, luego a él y le sonrió. Le envío un pulgar hacia arriba y el rubio se sintió tan avergonzado a pesar de que no había razón. 

El ambiente dentro del local era cálido y dulce, muy dulce, y sabía que ese aroma no se debía a los postres que vendían. No. Esa esencia solo la sentía cuando estaba cerca de Todoroki. Ni siquiera era a causa de su quirk, era a causa de ambos. 

Ignoró su pensamiento y siguió caminando, bastante agradecido de que el bicolor mantuviera la mirada al frente buscando una mesa. Optó por una mesa al rincón, al mismo tiempo que le comentaba al rubio que prefería estar alejado de la ventana, ya que sentía que aquellas mesas eran demasiado impersonales y le gustaba estar tranquilo, sin extraños que lo observaran al pasar. 

Quiso golpearse, contra la mesa o con lo que fuese. Shouto había dado la misma respuesta que le dio su padre cuando, años atrás, le preguntó porque siempre escogía las mesas más escondidas. 

Se sentaron, sin intercambiar palabras entre ambos y cada uno tomó un menú. Mientras los inspeccionaban (o Katsuki fingía hacerlo, de todas formas pediría lo mismo de siempre), un empleado se les acercó, reconoció al rubio pero al verlo acompañado de alguien que no fuese su padre no comentó nada y simplemente tomó sus ordenes. Y, cuando Todoroki comentó la bebida que tomaría, el rostro de Bakugou tomó una expresión agria. 

Why are you so angry? [©]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora