Irracional.

1.2K 133 85
                                    

Simon estaba seguro de que su cuerpo colapsaria en cualquier momento.

Cubrió su rostro mientras buscaba la manera de respirar profundo y con tranquilidad, siendo frenado tan de golpe cuando él empujó de nuevo. Su respiración errática, su cuerpo perlado de un sudor extraño y sus mejillas bañadas furiosamente por un celeste brilloso, cautivando al androide que lo miraba desde arriba.

—Eres horrible. —jadeó mientras sus propias manos eran alejadas de su rostro, obligado a mostrar su desastrosa hermosura— te odio.

—Vamos— murmuró su contrario, bajando y desenvolviéndose en un beso brusco y anhelante que avisó al moreno que su angelical acompañante acabaría pronto.—No puedes odiarme cuando amas con locura la forma en la que te hago el amor, Simon.

— Te odio porque...ah...— Su cuerpo entonces pareció contorsionarse apenas, arqueando su espalda, sus piernas temblando en señal de que se vendría prontamente cuando sintió tocar el cielo gracias a la nueva embestida que recibió.

Vaya puntería.

— ¿Por qué...? —secundó gruñendo satisfecho de ver las reacciones del menor, cerrando sus dedos en la cintura contraria sin perder el ritmo de su vaivén, llevándo a ambos a la deliciosa locura sexual que habían descubierto hace mucho tiempo atrás.

—Eres un maldito salvaje, Markus. —sus ojos conectaron en tanto el nombrado le abrazaba el cuerpo, cerrando sus brazos en su torso dulcemente, entrando otra vez profundamente.— M-mierda, sí...—Gimió hacia el cielo rasguñando inevitablemente la espalda contraria.

—Sí, y tanto que te gusta.— Markus sonrió con malicia, hundiéndose en el cuello de su contrario comenzando a repartir besos y mordidas suaves y ligeramente posesiva mientras embestía nuevamente. Sentía que iba a desfallecer de lo bien que se sentía estar nuevamente juntos, unidos de esa manera. Parecía que todo iba a estar bien si su querido rubio lo sostenía entre sus brazos.— Simon. —Jadeó en advertencia, sintiendo sus músculos tensarse un poco mientras un escalofrío parecía querer explotar en su vientre bajo.

—Hazlo ya, por favor hazlo ya.— lloriqueó el menor cerrando sus ojos con fuerza. Llevó su cabeza hacia atrás sintiendo aquel codiciado cosquilleo viajar por su espalda mientras en un acto de casi desespero empezó a mover sus caderas autopenetrándose, la habitación llenándose de ruidos sucios y profundos, siendo el choque de sus pieles húmedas más constante hasta que el Moreno embistió una última vez, cerrando sus dientes en el cuello contrario, dejando salir todo dentro de su par, quien brincó en respuesta, temblando gracias a los deliciosos espasmos que ahora le recorrían luego de también haber acabado.— ¡M-Mark...! ¡Ah! —gimió sonoramente, sintiendo por unos segundos como su interior era llenado seguidas veces por la deliciosa semilla de su contrario. Estuvo incluso a punto de sacar las sábanas del colchón.

Pero no logró hacerlo.

Y mientras tanto, Markus pareció desfallecer cuando dejó caer su peso casi muerto en el blanco cuerpo debajo de sí, cansado, no exhausto pero sí cargando una sensación de pesadez y a la vez tranquilidad.
Poco después, cuando el silencio se coronó como rey, fue roto fácilmente cuando el Moreno pareció ronronear gustoso frente a las dulces caricias que Simon empezó a darle. Estaba seguro de que podría quedarse allí toda la vida, sin que lo demás importara, solo siendo mimado como un niño por el androide que dejaba su mundo de cabeza.

—¿Qué piensas? —murmuró anonadado, siendo el silencio nuevamente quien acogió su pregunta.— Simon...—dejó escapar un puchero inocente, caprichoso.

—En...Pensaba en el señor Kamski.

—Acabamos de tener sexo, ¿Cómo puedes pensar en-...?

—¡Imbécil! ¡No lo pensé de esa forma! —Una risa socarrona se escuchó, y Simon quizo propinarle mil palizas— Vas a quedarte sin sexo por un año.

Sistema Inestable [HankCon- Detroit: BH]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora