Parte 6

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Tomás vio que ambos se retiraban a lo lejos, y mando al grupo de niños detrás de Tim para que le pidieran dulces, ellos corrieron como locos hasta Tim, jalando su pantalón y él sonreía mientras pensaba que hacer para quitárselos de encima.

- Espérame un poco, debo alimentar a los monstruos - declaró Tim sonriendo para inmediatamente correr dentro de la casa, los niños lo esperamos apiñados en la puerta mientras Tim había ido por una bolsa de dulces que tenía en su cuarto.

Tim esperaba deshacerse de los niños dándoles dulces, pero estos le seguían pidiendo aún más hasta que se le acabo la bolsa, entonces hizo algunos trucos de magia muy tontos pero no lograba quitárselos de encima. Tim le pidió a uno de los chiquillos que buscará a su hermano, pasaban de las 10 pm y alguien debía llevar a Carol de vuelta a casa.

- ¿Tomás podrías llevar a Carol de vuelta? - preguntaba Tim mientras entretenía a los niños con malabares.

- Si, en un momento la llevo - contesto Tomás mientras Carol hacia una mueca al escucharlos.

- oye idiota, solo recuerda lo otro - recordó Tim guiñándole un ojo con una gran sonrisa en su rostro.

Tomás hablo con el personal que se encargaba de atender a los invitados, se despidió de algunas señoras y caminó directo a Carol que seguía riendo mientras veía a Tim jugando.

- Vamos Carol, te llevaré a casa - anunció Tomás mientras tocaba su brazo suavemente.

- Adiós Tim – habló Carol mirándolo un poco triste.

Tim corrió hacia Carol deteniéndose frente a ella - me gustaría poder llevarte yo - lo dijo con una mirada intensa.

- ya será en otra ocasión - sonrió Carol y le dio un beso rápido en la mejilla mientras los niños lo jaloneaban de nuevo. Carol y Tomás se retiraron del lugar sin cruzar palabra, ya en el camino era obvio que el silencio reinaría de nuevo.

- ¿Estarás ocupada mañana? - pregunto Tomás rompiendo el silencio y viéndola de reojo.

- No tengo planes ¿por qué? - lo miró Carol intrigada.

- Bueno, ¿queríamos invitarte a venir? – Tomás la miraba de reojo visiblemente apenado.

- ¿A qué hora? - cuestionó Carol un poco enfadada.

- Tengo que ir a un lugar antes de llevarte a casa, ¿está bien? - interrogó Tomás aún nervioso.

- No hay problema - contesto Carol preguntándose ¿qué le pasaba a
Tomás?

Él aparco frente a un edificio en el centro - ¿podrías bajar?, voy a demorar un poco - pidió Tomás desabrochando su cinturón y abriendo la puerta.

- Claro - afirmó Carol sacando su cinturón, mientras Tomás daba la vuelta a la camioneta por fuera, para ayudarle a bajar. Tomás la tomó de la mano después de cerrar la camioneta, pero Carol jalo su mano logrando soltarse de su agarre, haciendo que él girará a verla seriamente.

- Lo siento, es por aquí - guío Tomás señalando hacia un callejón levemente iluminado, Carol empezó a sentirse nerviosa pero confiaba en él. Se acercaron a una puerta metálica color verde, donde Tomás golpeó dos veces, en unos minutos abrieron la puerta deslumbrándolos por unos instantes.

- Creí que no vendrías - declaró el hombre que abrió la puerta, un moreno calvo con ropa deportiva de 1.70 y lentes gruesos - pasen, pasen -

Ambos entraron dentro de la bodega de un local que tenía cajas plásticas del piso al techo, pasaron una puerta entrando a una tienda de ropa de playa, escuchando como cerraban la puerta por la que habían entrado. Ya dentro de la tienda esperaron al hombre.

EjercícioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora