Parte 17

22 1 0
                                    

- Hola Tommy, ¿qué tal? - saludo Raúl, un instructor moreno bronceado de 1.78, cabello chino corto, ojos hundidos, físico culturista, parándose frente a él.

- Te vez diferente vato - observó James, otro físico culturista e instructor, moreno, 1.65, cejas pobladas, barba de chivo, usaba siempre una bandana en la cabeza o gorra, con corte militar.

- ¿por qué lo dices? - preguntó Tomás alzando el rostro.

- ¿qué te pasó?, ¿no me digas que fue lo del viernes? - cuestionó Raúl sorprendido de verle la mano vendada y el labio roto.

- no, el viernes no pasó nada, era un marido confundido nada más, ¿esto? no lo recuerdo- declaró Tomás señalando su labio.

Raúl y James se vieron extrañados, Tomás no solía contar nada de su vida, ambos sonrieron y se animaron a acercarse aún más a él. - ¿cuándo fue? - interrogó James casi en susurro acercándose

- creo que el sábado - contesto Tomás pensando.

- iremos por pizza saliendo, ¿por qué no vas? - invitó Raúl emocionado.

- no lo sé, la pizza no está de momento en mi dieta - contesto Tomás.

- podríamos ayudar a resolver el enigma - advirtió James sonriendo a Raúl.

- está bien, ¿a qué hora? - dudó Tomás serio.

- a las 8 estamos libres - contestó Raúl con una gran sonrisa.

- ok, déjenme terminar mis series de una vez - dijo Tomás.

- claro vato, hasta al rato - respondió James quién iba a las duchas.

Raúl sonrió y solo levantó el pulgar mientras se retiraba a realizar una ronda por el lugar. Tomás terminó sus series y fue directo a las duchas, ahí se encontraban unos clientes y James vistiéndose cuando Tomás comenzó a desnudarse.

- andas de perro, vato - soltó James sonriendo picarón, mientras los clientes solo volteaban a ver y tenían cara de aprobación. Tomás se acercó a James quién tenía un rostro de vergüenza pensando en que no debió hablarle así, los clientes por su parte decidieron irse.

- ¿a qué te refieres? - preguntó Tomás seriamente acercándose a James.

- lo siento vato, se me salió - contesto James bastante intimidado.

- no entiendo ¿por qué? lo dices - cuestionó Tomás con un rostro serio.

- yo lo digo por eso - James señalaba las mordidas de su pecho.

- ¿sabes que son? - indagó Tomás suavizando su rostro viendo las marcas.

James se admiró de su pregunta - son mordidas, tú espalda está toda rasguñada, en mi barrio diríamos que te metiste con una fiera o gata mi vato –

Tomás observó su mano lastimada y entonces notó la forma de los dientes en ella - vaya, gracias - se retiró a seguir en lo suyo mientras James seguía sorprendido

- no comentes nada - volteo Tomás antes de meterse a la regadera muy serio.

- claro, no te preocupes – afirmó James sonriendo.

Tomás salió de las duchas, hizo sus rondas por el gym, no vio a Carol pero si a Guillermo solo, continuó su día y pospuso los planes de salir con James y Raúl para el viernes, no se sentía bien para salir. Tim había ido por Carol durante toda la semana, le llevaba flores, o pequeños regalos como un alhajero y un brazalete tejido, comían algo y platicaban de sus días, terminaban comiéndose a besos frente a la casa de ella pero no llegaban a más. Tim la invitó a salir el viernes, solo le dijo que la quería bonita y si se podía avisará qué no volvería esa noche a casa. Los días eran muy largos para Tomás, esa semana no había visto a Carol ni un solo día, sus marcas ya no se notaban tanto, solo las más profunda, por más que intentaba hacer memoria no recordaba haber tenido sexo.

EjercícioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora